El alto coste y el dulzor de esta fruta se deben en parte a la forma de cultivo, ya que por cada árbol se deja crecer una única fruta. “A mitad de cosecha, el granjero elige para cada árbol un solo melón, el de mejor aspecto, y sacrifica el resto. La lista de cuidados y controles que recibe ese melón es solo comparable quizás a la atención que una madre presta a su bebé”, explican en Pilar Akaneya. La fruta necesita transporte refrigerado, estrictos controles sanitarios y el margen de tiempo para su consumo es muy corto: entre 10 y 15 días después de ser recolectado.El Crown Melon sirve de colofón de las dos experiencias de degustación disponibles: hecho kakigori —un helado tradicional japonés con hielo muy picado— en el menú Akaneya, con 11 pases y un precio de 90 euros por comensal; y en el menú Fukuroi, que incluye 13 pases y un coste de 140 euros, ambos con bebidas aparte. Solo en este último se puede probar también la ternera Matsusaka Beef de dos formas distintas: el lomo bajo en sushi, en concreto en un nigiri, y el corte del día. El menú más barato incluye, en su lugar, un pase con carne de Kobe A5, una certificación que acredita la máxima calidad en este tipo de carne y con la que también cuenta la carne Matsusaka Beef.La exclusividad que ofrece el restaurante en su propuesta gastronómica no solo se limita a los productos que componen el menú sino también a los elementos que intervienen en el cocinado. Con la parrilla como hilo conductor, el establecimiento ofrece la posibilidad de maridar la carne de Kobe con “el mejor carbón del mundo”, el Kishu Binchotan de Wakayama, una variedad muy difícil de encontrar fuera de Japón, hecha con roble Ubame y muy apreciado por su combustión larga y sus propiedades purificadoras que lo hace el predilecto de los “grandes chefs japoneses”, tal y como cuenta Elías. El propietario señala que debido a su precio, su uso solo está disponible en Madrid, como parte de la experiencia del menú degustación más exclusivo en el que se sirve solomillo Matsusaka Beef. “Por el precio es el único en el que tiene sentido”, razona.
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