Las secuelas y consecuencias ulteriores que dejará este covid, darán a los cronistas del futuro un material inagotable y riquísimo en anecdotarios.
Pero para quienes somos protagonistas del hoy la situación es muy diferente, por rodearla una automaticidad de hechos que tornan todo cuanto absorbemos de noticias y opiniones como del todo, mortalmente indigeribles.
Esta pandemia no hace ni hará otra cosa más trascendente que ponernos al desnudo a nosotros mismos, nuestras miserias y claudicaciones.
Y en el paralelo, también han emergido las señales indelebles en los circuitos más sobresalientes de los gobernantes en cualquier parte de este aburrido y exánime planeta.
Sin ir más allá, Trump, a cargo de la otrora Policía Mundial, nos exhibe su incapacidad supina, los destellos de su megalomanía y en la contracara, lo que también demuestra su némesis Demócrata -la nada misma-, a quien solo le resta desplazarse cada mañana a cualquier plaza vecina a su domicilio, previa muda de pañales, con migajas de pan para darle de comer a las aves.
Los líderes europeos no se encuentran muy alejados de estas boberías a los referentes de aquí, porque han demostrado ser una gavilla de idiotas.
Y es en esa sintonía que esa tan contagiosa oligofrenia, vemos cómo se ha desplazado a todos los rincones de la Tierra por igual.
Con un vaso comunicante imprescindible hacia los medios de comunicación masiva que en sus editoriales, repiten como pericos las datas receptadas por las áreas informativas de todos los gobiernos a nivel global. Sin análisis previos a su difusión respecto al torrente de estupideces que re transmiten y declinando volitivamente, adicionar una pizca elaborativa propia.
En suma y síntesis, lo que tenemos frente a nuestra vista es una marea humana de perdularios que así, quirúrgicamente, vierten todo lo improcesado intelectualmente a siete mil millones de retrasados mentales y que, en virtud a ello, cada día que transcurra, lo serán más aún.
Algunos esbozos sobre el particular, a saber:
Principiaré con lo quizás más banal, ergo, el mundillo de Hollywood.
Más temprano en la mañana leí un comunicado de la Academia de ¿Artes? en LA, cuyos referentes manifestaron y por escrito que a partir de 2025, ningún aspirante a la dorada estatuilla será considerado de no haber incorporado en sus vistas y producciones, a las minorías y va de suyo que a todo el colectivo LGTB.
Evidente resulta que estos eunucos y personeros de todo lo que tenga celuloide, no se han desayunado todavía que gays, lesbianas y transexuales no solo se encuentran al comando de todo lo relacionado con lo cultural, sino que se han apropiado de ello y unido por accesión indisoluble.
El cine contemporáneo junto con el teatro, la literatura, la filosofía, la pintura y cualquiera otra forma de expresionismo es ya propiedad exclusiva de esta cáfila de desviados contra natura.
Entonces ¿cuál, en esencia, es esta suerte de meta mensaje que pretenden, se difunda?
Creo que con el debilitamiento y muy pronunciado de la masculinidad, sólo les resta a estos bufarrones y violadores seriales de la armonía y de la estética que en un año, dos o antes, ser homosexual se torne en obligatorio.
Acaso con el cúmulo de problemas irresolutos que tenemos en el horizonte cercano, esta viñeta, muchos de ustedes la tomen como una mera nota de color, pero créanme que encierra algo muy tenebroso y por encima de mi anecdótica opinión.
Toda vez que esta caída en picada de valores, que al menos hasta hace una década fueron universalmente aceptados, incoará con su extinción, como todos estos putos y trolas se han propuesto que predomine un caos existencial del que jamás se retornará.
Y casualmente, en directa sintonía con este contemporáneo estado de las cosas; estadío que nos acredita sin intersticios para que nada de ello dudemos y en relación causal y germinativa de esta ciclópea decadencia mundana.
Un detalle para apoyar un tanto, esta especie de tesis que deseo defender ante el lector.
Días atrás y en la peluquería de la Novena y Cleveland, aguardando mi turno, me puse a hojear un desactualizado ejemplar de Forbes en el que se graficaba un ranking de las fortunas de esta gentuza del espectáculo.
La primera, por sobre estos afeminados Pitt, Cruise, Deep y tantos otros comemierdas era una latina, de apellido Alba, con trescientos cincuenta palos gringos en su haber.
Traté de individualizarla en algún resonante éxito escénico, imaginé que shakesperiano, y la pesqué en un filme, tan absurdo como bizarro -Machete-; luego de lo cual desistí de ver otros de sus magistrales talentos.
Y luego de apartar ese pasquín de mi vista, me dije a mí mismo, y pensar que el pobre de Marlon Brando que gastó hasta su último centavo en la defensa penal de un hijo suyo que, creo, asumió la vindicta de su hermana, procediendo, como correspondía a ultimar al violador, transcurrió sus años de ancianidad y hasta su deceso, a expensas de la Seguridad Social.
Entonces tomé nuevamente ese pastucho y reflexioné que, esta chica con aspecto y destacados roles haciendo de empleada doméstica, en simétrica consonancia a ese fisic du rol, ¿cómo puede ser archimillonaria?
Lean esto, como una pequeña e insignificante muestra de lo que hace a nuestra inmisericorde contemporaneidad, y captarán fácilmente el resto.
En otra dirección tomen por ejemplo, el caso de los migrantes a la vieja e indefensa Europa.
Provienen todos del África subsahariana; son todos devotos musulmanes, y les caen a los atribulados europeos, quienes ya se encuentran sitiados por los millones de islamistas que no pueden expulsar, como los pobres franceses cuya población nativa es ya de un diez por ciento de esa etnia.
Tienen que arroparlos, alimentarlos, medicarlos y prodigarles todo tipo de cuidados, y es cuando me pregunto y también a ustedes: ¿por qué no los reciben sus paisanos de los Emiratos Árabes o los Saudíes y demás califatos repletos de riquezas.
No, ellos los repudian, y pretenden que los continentales y también irlandeses y británicos les otorguen humanitario asilo.
Y encima son exigentes de condiciones más dignas y de no ser satisfechas sus demandas, pues, le prenden fuego a sus campamentos como el de la Isla de Lebos, en la noche de ayer.
Pero ¿quiénes son los responsables directos?; los que desembarcan en las balsas pateras, en absoluto.
Lo son estos políticos y ejecutivos de la "cosa pública" que, inmersos en sus universos cognitivos, repletos de agujeros como un queso gruyere, no advierten que los arrasarán, porque si los sumamos, superan los un mil millones de nuevos y potenciales turistas famélicos y demandantes.
Y finalmente, dos líneas sobre las inmaculadas vacunas.
Ahora, tanto las farmacéuticas como la banca mayorista calzada con ellas en esta burda estafa en progreso, al parecer, han caído en la cuenta que las indemnizaciones multimillonarias a las que -según sus analistas de riesgos-, deberán de enfrentar por la total inocuidad de sus curativos efectos, decidieron recular en esa monumental toma de ganancias que creían tener casi en sus bocas y paladares.
Y pronto, ellas mismas apagarán esos focos ígneos de su desvergüenza.
Bien, creo que es todo por hoy, sin omitir que de momento en voz baja y sin estridencias, pero pronto, con bombos y platillos, veremos como estos referentes del monetarismo comenzarán a balbucear algo más, sobre la evaporación del intrínseco concepto sobre el dinero fiat.
Tantos y secuenciales escenarios de absurdos, tengan en cuenta que no es más que el lógico precipitado emergente de...
EL MUNDO ACTUAL: UNA "CHUSMA" POLÍGLOTA.