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El obispo pidió valorar, respetar y apreciar a los adultos mayores

En su homilía en la Catedral, Monse­ñor Adolfo Larregain hizo referen­cia a que “son una parte activa muy importante, son presente y futuro”.

Convocada por el papa Francisco, se celebró ayer la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, en la víspera del día litúrgi­co de Santa Ana y San Joa­quín, abuelos de Jesús. En este contexto, y bajo el lema “Yo estoy contigo todos los días”, anoche se llevó a cabo una misa en la Catedral que estuvo presidida por el obis­po auxiliar, monseñor José Adolfo Larregain, transmi­tida por la plataforma digital de FM San Cayetano. Du­rante su homilía, monseñor instó a valorar y respetar a los adultos mayores, ya que son parte activa del presente y futuro. “El sentido de esta jornada es despertar con­ciencia colectiva de gratitud, aprecio, hospitalidad, valo­ración, cariño, afecto, ter­nura, respeto, justicia, hacia nuestros abuelos, ancianos y mayores. Son una parte activa muy importante, son presente y futuro: ¡Gracias! El tiempo de la vejez, ple­nitud humana, don de Dios que ha de recibirse con gra­titud”, destacó.

Al tiempo que enfatizó: “Le pedimos a Dios, nuestro Señor, que fortalezca a todos los que dedican su vida en el servi­cio al cuidado de los ancia­nos y mayores: saludamos a los más de 260 miembros de la Asociación de Cuidadores Domiciliarios de Corrientes, a los que cuidan enfermos, acompañan ancianos, los especializados en geron­tología y salud, médicos, enfermeros, kinesiólogos y otras especialidades. Llegue el reconocimiento a los que tienen el carisma, don, vo­cación, amor, generosidad de la atención tan loable de ancianos y mayores. Tene­mos presente a los hogares de ancianos, residencias, asilos, al personal que tra­baja en dichas instituciones. Aprovechamos esta ocasión para agradecer el servicio de los ministros de la Eu­caristía llevando a Jesús -el Pan de Vida- a la Pastoral de la Salud, por el esfuerzo y acompañamiento a lo largo de este tiempo; a sacerdo­tes, religiosos y religiosas. Llegue un saludo muy es­pecial a los ancianos que viven solos, a los olvidados: Dios no se olvida de ustedes. Rezamos por los que están enfermos, internados, con dificultes en la salud, los que han perdido su compañero/a especialmente en este tiem­po de pandemia”.

En otra parte de su prédica señaló: “En la Biblia, la lon­gevidad es altamente valo­rada, es una bendición que Dios concede. Dios permite a través de los años pro­fundizar su conocimiento, acrecentar la intimidad con Él, entrar más y más en su corazón, entregarnos con confianza. Encontramos, por ejemplo, que del vientre estéril de Sara y del centena­rio Abraham nació el Pueblo Elegido; de Isabel y Zacarías nació Juan, el Bautista. En las sagradas escrituras el an­ciano en su debilidad puede convertirse en un instru­mento de salvación”.

El sentido de esta jornada es despertar conciencia colectiva de gratitud hacia los adultos mayores.

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO DESDE EL VATICANO

“Sin diálogo con nietos, la sociedad no va adelante“.

En el marco de la primera Jor­nada Mundial de los Abuelos y los Mayores convocada por el papa Francisco, el Sumo Pontífice advir­tió ayer que si no hay diálogo con los nietos y jóvenes “la sociedad no puede ir adelante”, al encabe­zar la misa de Ángelus dedicada “a los abuelos y las personas ma­yores”.

“¡Sin el diálogo entre abuelos y nietos, la sociedad no puede ir adelante!”, enfatizó el Papa desde la ventana del Palacio Apostólico ante decenas de fieles congregados en la plaza San Pedro. “Por favor, encuéntrense y dialoguen, los va a hacer felices a todos”, agregó Jorge Bergoglio, quien viene impulsan­do una serie de actividades para celebrar el “Don de la Vejez” para resaltar la figura de los adultos mayores como “modelo a seguir para las nuevas generaciones”, se­gún informó Vatican New, agencia de noticias de la Santa Sede.

Como parte de esas actividades, ayer se celebró la primera Jorna­da Mundial de los Abuelos y los Mayores convocada por Francis­co. Además del Ángelus, el Papa se ocupó de redactar la homilía para la misa realizada en la Basí­lica Vaticana, en la que destacó “la necesidad de dar vida a una nueva relación intergeneracional. Los abuelos y los mayores no son sobras de la vida, desechos que se deben tirar”. La misa fue presidi­da por monseñor Rino Fisichella, titular del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evange­lización, quien estuvo a cargo de leer la homilía de Francisco. Allí, el Papa reiteró que “los abuelos, que han alimentado nuestra vida, hoy tienen hambre de nosotros, de nuestra atención, de nuestra ter­nura, de sentirnos cerca. Alcemos la mirada hacia ellos, como Jesús hace con nosotros”. En ese senti­do, resaltó: “Sufro cuando veo una sociedad que corre, atareada e in­diferente, afanada en tantas cosas e incapaz de detenerse para dirigir una mirada, un saludo, una cari­cia. Tengo miedo de una sociedad en la que todos somos una multi­tud anónima e incapaces de levan­tar la mirada y reconocernos”.

ABUELOS OBISPO AUXILIAR CATEDRAL ADOLFO LARREGAIN

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