Mejor es adquirir sabiduría que el oro y adquirir inteligencia es preferible a la plata (Proverbios 16:16).
Se entiende la preocupación por incrementar el nivel de reservas y las reservas líquidas, para lo cual se debe revisar la política cambiaria y tener una política productiva que garantice el equilibrio exterior de la Nación.
Analicemos los diferentes sucesos de la semana. En las últimas columnas dominicales analizamos el impacto del canje de pases por títulos públicos y la política de intervención cambiaria, anunciada la semana anterior. Una semana que podría resumirse con el nombre de una serie española de 1991 -año de la convertibilidad- : “El oro y el barro”.
El barro
Si no fuera por la falta de política productiva y la regresión social, además de los conflictos generados con diversos países como España, China, Brasil y otros países de la región, algún despistado pensaría que hay una llamativa continuidad de discursos y políticas con las “décadas” pasadas.
Esto vale tanto en el plano de los dichos: retórica anti-FMI, discursos nacionalistas (por los cánticos de futbol) acusaciones a los bancos por desestabilizar, como en los hechos (flotación administrada, cepo, retenciones, Impuesto PAIS, intervención en los mercados financieros). La necesidad tiene cara de hereje, ante los obstáculos hay que encontrar un “enemigo” ante los problemas emplear soluciones pragmáticas demonizadas bien divorciadas de los slogans de campaña.
Así los evasores dejan de ser héroes y deben vender dólares para pagar impuestos, el Estado y los burócratas fijan precios de “equilibrio”, hasta hace poco una pretensión tan “inútil” como abyecta. Se busca que el peso sea fuerte y no una inmundicia. Ni hablemos de la dolarización o el cierre del Banco Central. Enterrados bajo el teorema de Baglini. Milei a contramano de Milei.
Más allá del cambio discursivo y de la praxis, los mercados financieros en Argentina reflejan una profunda volatilidad, si bien la intervención en los mercados bajó los dólares implícitos (MEP y CCL) un 6,9% en la semana, el riesgo país aumentó en forma casi equivalente (5,2%). Además, el Banco Central tuvo que vender u$s105 millones en la semana.
Si bien analistas y operadores valoran el rescate del 78% de los “puts” en cartera de los bancos, el mercado está preocupado por la sustentabilidad de la deuda y especialmente por el nivel de reservas.
La ampliación de la brecha (hay unos u$s11.000 millones pendientes de liquidación de exportaciones) es la manifestación del problema estructural de sector externo y a su vez esto agrava el problema, porque la mayor brecha genera incentivos para demorar la liquidación de exportaciones y se amplifican así las expectativas de devaluación y el cuello de botella externo.
Como dijimos el domingo anterior, la intervención calma la brecha, pero al precio de sacrificar reservas en la intervención y deteriorar el mercado de bonos.
De hecho, la retórica anti FMI expresa la frustración de Milei por la reticencia del organismo de crédito a desembolsar fondos frescos, especialmente ante el retraso cambiario, Así no queda otra que mantener las restricciones cambiarias.
Todo lo expuesto se traduce en una profunda incertidumbre sobre el rumbo futuro del Gobierno y el impacto sobre la inflación futura con un nivel de actividad que no mejora.
Si bien es cierto que el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) dio en mayo el primer dato positivo intramensual (1,7%) en siete meses, 2,3% interanual, este valor surge de la recuperación de la sequía, mientras industria, servicios y construcción siguen en niveles negativos. Sin el agro el EMAE daría una caída de 5%.
Decíamos que el enojo con la realidad amplificó las denuncias de desestabilización porque un banco privado nacional gatilló los puts previo al rescate.
La denuncia de desestabilización por parte de un Presidente es un hecho grave. Se supone que el Gobierno debería tener indicios y pruebas para tales declamaciones que incluyen que “querían llevar el dólar a $1.800”.
Si este fuera el caso, el Banco Central debería iniciar actuaciones sumariales, por eventuales violaciones a la ley penal cambiaria y denunciar a la Justicia, según el artículo 309 del Código Penal reformado en 2012. Siendo dicha entidad un banco que está en la oferta pública la CNV debería investigar la posible manipulación de mercado, además de abrir un sumario. De no seguirse tales acciones, obligatorias para funcionarios públicos puede suponerse que hay incumplimiento de deberes, complicidad o que todo fue humo.
El oro
Volviendo al tema deuda el Gobierno anunció que compraría dólares para depositar en el exterior el equivalente a u$s1.500 millones de intereses de los bonos emitidos en 2020 por la restructuración de la deuda, que deben pagarse en enero de 2025, pero tal anuncio no calmó al mercado.
Así el Gobierno blanqueó que busca fondos para asegurarse el pago de capital de dichos bonos y reconoció que está sacando oro de Argentina para usarlo de garantía en una operación en el exterior para conseguir los fondos para pagar el capital.
El Banco Central envió oro a Londres en al menos dos embarques para usar como garantía. No se precisó, la cantidad de oro trasladada, pero serían unos u$s500 millones. No está claro si se efectuará un REPO (una compra-venta a plazo con garantía en oro en este caso), ni la contraparte, en un lugar seguro como el Banco de Basilea (BIS) o asumiendo diversos riesgos.
Si la operación implicara que el BCRA se desprende de oro esto iría a contramano de lo que hace el mundo especialmente diversos países de Asia (como China, India, Rusia y Turquía, entre otros) que están incrementando sus posiciones de oro. El oro registra nuevos máximos históricos en su cotización, al alcanzar un precio el 15 de julio de u$s2.430 por onza. En 2024 sube casi un 18%, el metal más alcista solo detrás de la plata que avanza casi un 30%.
En los años 90 se vendieron las reservas en oro, cuando el precio internacional estaba en valores mínimos. De hecho, el precio del oro sigue subiendo, por los diversos riesgos geopolíticos (Rusia-Ucrania, Medio Oriente, EE. UU-China, la desdolarización de las reservas mundiales y la baja de tasas en 2024 y 2025) que efectuarán tanto Estados Unidos como Europa. No sería prudente vender el oro o resignar su eventual apreciación cuando aumenta su demanda.
El Consejo Mundial del Oro ha publicado en junio su última encuesta de bancos centrales sobre adquisiciones de oro. De los 70 bancos centrales encuestados entre mediados de febrero y finales de abril, el 29% planea aumentar sus tenencias de oro en los próximos 12 meses.
Esta es la proporción más alta desde que comenzó la encuesta en 2018. La proporción de bancos centrales que esperan un aumento de sus reservas de oro en los próximos 12 meses, aumentó al 81%. Esto también representa un nuevo máximo. El año pasado, la proporción fue del 71%. Ninguno de los bancos centrales encuestados espera una disminución de oro en sus reservas.
En los últimos dos años, las compras de oro han superado las 1000 toneladas anuales. En el primer trimestre de 2024, los bancos centrales compraron ya otras 290 toneladas de oro.
La otra cuestión relevante es el riesgo de embargos por demandas existentes o a producirse sea por reclamos de deuda, estatización de YPF, CIADI etc.
Si bien en 2015 el Banco Central de Argentina ganó el juicio en Nueva York que le iniciaron los fondos buitres Elliott y NML en 2006, quedando firme la inembargabilidad de las reservas en esa plaza, existen precedentes preocupantes en Londres donde el BCRA remitió el oro.
No solo Gran Bretaña embargó las reservas a países del “eje del mal” como Rusia y Venezuela, sino también a países totalmente alineados a Occidente como Islandia.
Islandia inició una profunda desregulación financiera en la primera década de los 2000 que le provocó como a tantos países, una gran crisis financiera incluyendo la quiebra de sus bancos en 2008. Como el Banco Central de Islandia se negó a garantizar acreencias de bancos, empresas y particulares ingleses, Inglaterra aplicó una ley terrorista aprobada en 2001 para embargar las reservas de Islandia.
El riesgo legal es actual y candente en la actual guerra geopolítica; Arabia Saudita habría insinuado este año que podría vender algunas tenencias de deuda europea si el G-7 decidiera confiscar a instancias de EE. UU e Inglaterra, los casi US$ 300.000 millones de los activos congelados de Rusia.
Si bien Arabia Saudita tiene una excelente relación con Rusia, también la tiene con Ucrania lo que hace pensar que busca evitar un precedente que pueda ser usado por Occidente contra otras naciones.
Resulta necesario que el Gobierno aclare los motivos del traslado de oro y evite negociaciones que impliquen riesgos financieros y legales.
Se entiende la preocupación por incrementar el nivel de reservas y las reservas líquidas, para lo cual se debe revisar la política cambiaria y tener una política productiva que garantice el equilibrio exterior de la Nación.
Como será de preocupante el tema en el mundo que hasta Donald Trump propone medidas arancelarias para proteger la industria norteamericana y frenar importaciones. Milei no va solo a contramano de sí mismo sino del mundo. Ojalá, alguna alquimia de la conciencia social, nos haga acumular reservas de sabiduría que tanto falta en los gobernantes, más allá de los niveles de oro.
Director de Synthesis y expresidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA)