En un final anunciado e inmerecido, el Partido Justicialista terminó acéfalo. En una rareza de la selva política, porque en medio tanta orfandad y de auto proscripción partidaria, sentenciada desde marzo cuando se retiró la boleta peronista del cuarto oscuro para no evitar la paliza electoral provincial del 2 de junio; sin tener en cuenta el poderío partidario que depositó a numerosos compañeros al frente de varias intendencias correntinas e incluso los consagró en escaños parlamentarios provinciales; el afiliado justicialista siempre estuvo presente, de manera incondicional. Apoyó permanentemente con su voto.



El PJ Distrito Corrientes ni siquiera fue intervenido. Directamente quedó acéfalo. Está visto que no le importó a nadie. Todos se preocuparon en organizar la fiesta electoral para sacar sus réditos, pero de la limpieza y los platos rotos, nadie se hizo cargo.



Sin embargo los afiliados, más de 120 mil compañeros en toda la Provincia –como lo demuestran los padrones, las fichas de afiliaciones y los votos peronistas comprobados-, siempre estuvieron al pie del cañón. La prueba está en la arrasante victoria de Alberto Fernández & Cristina Fernández, con más del 57% de los sufragios en Corrientes, ganando de punta a punta en toda la Provincia. Los afiliados y peronistas de pura cepa lo hicieron posible.



Solo por ellos, por los afiliados, el Partido Justicialista de Corrientes tiene que estar en buenas manos. Lejos de la figura de un interventor o normalizador. Aunque para ello habrá que esperar seis meses. Los compañeros afiliados se lo merecen.