Por primera vez en Austria después de unas elecciones, el presidente no ha encomendado la formación de gobierno al partido más votado. Tras una primera ronda de conversaciones con todos los partidos representados en el parlamento, Alexander van der Bellen no ha encargado a la extrema derecha del FPÖ el inicio de las negociaciones para formar coalición, sino que ha pedido a los tres partidos más votados que hablen entre sí y le presenten una propuesta de coalición con la que los tres estén de acuerdo, aunque no necesariamente los tres tienen que formar parte de ella.Esto incluye, junto al FPÖ, al Partido Popular Austriaco (ÖVP) y al Partido Socialdemócrata Austriaco (SPÖ) . Van der Bellen no ha establecido un plazo, ni tampoco ha instado a que los partidos a que negocien en el periodo de tiempo más breve posible, sino que les ha recomendado que se „tomen su tiempo«.«Esta vez se ha producido un caso inusual», ha justificado Van der Bellen, «es completamente nuevo que haya un ganador electoral con el que aparentemente ninguno de los otros partidos quiere gobernar». El ÖVP descarta cooperar con el FPÖ mientras su líder, Herbert Kickl, aspire a formar partte del gobierno. Según Van der Bellen , el SPÖ, Neos y los Verdes tampoco quieren gobernar con el FPÖ. Kickl, por su parte, ha insistido en que el FPÖ sólo formará parte de un gobierno en el que él sea canciller. «Un punto muerto clásico», ha descrito Van der Bellen.Noticia Relacionada estandar Si Los judíos de Austria viven con temor la victoria de la extrema derecha en las elecciones Rosalía Sánchez | Corresponsal en BerlínKickl, por su parte, ha declarado unilateralmente después del anuncio del presidente que será él quien «coordinará» las negociaciones con ÖVP y SPÖ. Los conservadores no han comentado estas palabras y el SPÖ ha señalado que no hay una hoja de ruta clara sobre el procedimiento y ha pedido informaión sobre si las discusiones sólo se llevarán a cabo entre los líderes de los partidos o entre equipos negociadores. El líder del partido, Andreas Babler , insiste en que un acuerdo con el FPÖ está descartado y que por su parte se reunirá con formaciones minoritarias de izquierda, aunque las matemáticas no dan para tal opción.