Sociedad

El programa Pro Huerta avanza en los sectores vulnerables de Corrientes

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Como alternativa de consumo y autoabastecimiento el programa Pro Huerta correntino avanza en los merenderos y comedores de los barrios de la mano del Ingeniero Emmanuel Musante.

 



Entre espacios de tierra y terrenos limpios, preparados para alguna que otra casa precaria que trabajan nuevos vecinos del Patono Uno, baja al barrio Emmanuel Musante, el Ingeniero Agrónomo que lleva adelante el programa Pro Huerta del INTA en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Su objetivo del día es sumar al comedor Santa Catalina de Alejandría entre los comedores y merenderos con los que el programa ya viene trabajando.

 



“Actualmente estoy trabajando con otros merenderos Punta Taytalo, Molina Punta, y Doctor Montaña”, explica Emmanuel Musante. El programa social Pro Huerta es del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el INTA los articula a través de un convenio. Así es que hay una oficina en Corrientes donde trabajan técnicos con fondos nacionales.

 



Haciendo hincapié en la necesidad de trabajar con sectores vulnerables de la sociedad Musante explica que “el objetivo final del programa es por un lado educativo  porque es transversal en las materias escolares, además se trata recuperar el valor del trabajo, está destinado a personas que quieren un cambio en la alimentación y producir sus propios alimentos porque los productos que están en el mercado interno no se sabe que componentes químicos tienen que puedan influenciar en la salud, y por último el autoabastecimiento de alimentos sanos y seguros, para fomentar el cuidado del medioambiente”. En ese sentido el programa se presenta como una gran oportunidad para un comedor solidario como el de Santa Catalina de Alejandría.

 



Mientras recorre el terreno que tiene a disposición Ramón Galarza para realizar la huerta, Emmanuel comenta que “trabajar con sectores vulnerables es muy positivo, en primer lugar porque se les genera un compromiso sobre algo y segundo porque le dieron muchas respuestas buenas al programa. Incluso en algunos lugares los responsables trabajan con planillas de asistencia para que el proyecto no fracase”. 

 



También rescata la voluntad como uno de los valores primordiales para llevar adelante un trabajo como el de la huerta y pone como ejemplo su experiencia en las unidades penitenciarias: “yo pensé que en las cárceles el proyecto no funcionaria y hoy sinceramente la voluntad de ese sector me tapo la boca, ya que demanda mucho trabajo y hay una excelente respuesta de parte de ellos”.

 

 

“El trabajo en éste programa no sólo necesita de profesionalismo, mucho de lo logrado sobre todo con los sectores vulnerables fue de corazón ya que no siempre contamos con las herramientas y fondos necesarios. Por eso rescato como valor primordial la voluntad, tanto la nuestra como de quien está interesado en la huerta”, finaliza Emmanuel.

 

 

El funcionamiento del programa

 



La institución pone el seguimiento, las capacidades técnicas, los insumos. “Pero si de la otra parte no existe la voluntad el proyecto puede fracasar o más bien, si hay voluntad puede ser un gran proyecto”, razona Emmanuel y mira de reojo a Ramón Galarza que presta atención.

Para eso el programa dispone de herramientas, capacitaciones, seguimientos, semillas e insumos. Además de eso se le reparte a las instituciones, organizaciones o familias que ya tienen huerta, para incorporar a su alimentación diaria, un poco de proteína, y carne de aves y huevos.

 



 

“Se trabaja con municipios, escuelas, primarias, secundarias, rurales, urbanas, de educación técnica, instituciones provinciales, nacionales, ONG, unidades penitenciarias, con familias, grupo de productores. En fin todo aquel que quieran tener su huerta y quieran implementar una alimentación sana”, aclara el ingeniero.

 



La Experiencia en las unidades penitenciarias



“En mi caso yo estoy trabajando con tres unidades penitenciarias la Nº 4 Granja Yatay, Unidad Penitenciaria Nº 1 de capital y la Nº 3 San Cayetano. Acá el fin último es la reinserción laboral.

A través del programa Pro Huerta del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el Inta Corrientes está realizando un proceso denominado “Laborterapia en la huerta” que se realiza en tres cárceles de la provincia. La propuesta consiste en que los internos aprendan sobre este trabajo de campo, cómo producir su propio alimento, estimular su autoestima e interacción, y también aprovechar los espacios libres de cada unidad penal.

 



“Con sólo observar cómo una semilla se transforma en planta con sus flores y sus frutos, contemplar el milagro de la vida realizado con las propias manos, no tiene precio”, reflexiona Emmanuel Musante, ingeniero agrónomo técnico de la Agencia de Extensión Rural Corrientes, quien desde hace varios años brinda asistencia en las unidades penales mencionadas. Según informaron desde el Inta Corrientes, “a los internos se los capacita en huerta orgánica con la entrega de semillas y a partir de ahora con pollitos bebé para producción de carne; luego se realiza un continuo seguimiento y monitoreo del desarrollo de todas estas actividades, previamente planificadas”.

 



En ese sentido, describieron que siete internos de la Unidad Penal (UP) Nº 1 “tomaron la iniciativa de recuperar un espacio sin uso para realizar las actividades de producción de hortalizas para autoconsumo” y “surgió así la huerta comunitaria”. “De los testimonios individuales, los internos abocados a las tareas de la huerta dicen sentirse ocupados, útiles, un momento de libertad y reconocen que la huerta les permitió adquirir y mejorar el relacionamiento personal y comunitario”, resaltaron.

 



Las otras dos cárceles donde funciona el programa son la UP Nº 3 de San Cayetano y la UP Nº 4 conocida como Granja Yatay.

 

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