El principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Estados Unidos dice que cree que la entrega de refuerzos de la vacuna COVID-19 podrá comenzar el 20 de septiembre para los estadounidenses que recibieron las dosis de Pfizer, mientras que las de Moderna podrían terminar desplegándose un par de semanas después.
El Dr. Anthony Fauci dijo el domingo en el programa “Face the Nation” de la CBS que el plan de la administración Biden sigue siendo comenzar a aplicar las terceras dosis la semana del 20 de septiembre, a la espera de la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos. El gobierno de Biden esperaba que tanto las vacunas de refuerzo de Pfizer como las de Moderna se pusieran en marcha en ese momento pero advirtió que es “concebible” que para la de Moderna haya “unas pocas semanas de retraso”, mientras la empresa proporciona más datos a la FDA sobre la eficacia del refuerzo.
El 18 de agosto, el presidente Joe Biden promocionó los refuerzos como una protección contra la variante delta, más transmisible del virus, y dijo que los estadounidenses deberían considerar la posibilidad de recibir un refuerzo ocho meses después de su segunda vacuna.
El plan, que sólo se aplica a las vacunas de Pfizer y Moderna, prevé que todos los estadounidenses reciban una dosis de refuerzo ocho meses después de recibir la segunda inyección. Funcionarios de la administración Biden dijeron también que esperan que sea necesaria una vacuna de refuerzo para las personas que recibieron Johnson & Johnson, pero todavía están revisando los datos y anunciarán los planes las próximas semanas.
Hasta ahora, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) ha autorizado la tercera dosis de Pfizer y Moderna para las personas con un sistema inmune debilitado, puesto que no han respondido como la población general a las vacunas, lo que se calcula supone un 3% de la población del país.
Durante el verano, una ola de nuevos casos surgió en EEUU impulsada por la variante delta, más contagiosa. El aumento de casos generó preocupación por la recuperación económica y llevó a la Casa Blanca a ampliar sus esfuerzos para persuadir a los no vacunados de que se vacunen.
Listos para otra pandemia
La Casa Blanca anunció el viernes pasado un ambicioso plan valorado en 65.300 millones de dólares, cuyo objetivo es preparar a EE.UU. para una nueva pandemia con la misma dedicación con la que el programa Apolo de la NASA envió un hombre a la Luna.
El plan propone cuantiosas inversiones en avances médicos y tecnológicos para que a EE.UU. no le pillen por sorpresa ataques con armas biológicas, accidentes en laboratorios o una nueva pandemia, que podría ocurrir en la próxima década y ser peor que la actual, según la Casa Blanca.
“Creemos firmemente que esta misión tiene una gran importancia y debe gestionarse con la misma seriedad, compromiso y responsabilidad que tuvo el programa Apolo del presidente John F.Kennedy”, dijo a la prensa el médico Eric Lander, director de la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología del Gobierno.
Lander también comparó el nuevo plan con el Proyecto Genoma Humano, que él mismo lideró y que entre 1990 y 2003 logró el mapeo de todos los genes humanos.
El proyecto está basado en cinco pilares. El primero es transformar “las defensas médicas” del país para que haya una vacuna autorizada contra cualquier nuevo virus solo 100 días después de que sea detectado. Además, la Casa Blanca quiere invertir en el desarrollo de pruebas diagnósticas y tratamientos contra una amplia gama de patógenos.
El segundo pilar es crear mecanismos dentro de hospitales y otros centros para detectar virus que puedan provocar una pandemia y avisar rápidamente al mundo
En tercer lugar, la Casa Blanca propone modernizar el sistema de salud estadounidense y remediar los fallos que han quedado al descubierto durante la pandemia de la covid-19, especialmente la falta de personal médico en algunas regiones y las desigualdades sociales y raciales. Al respecto, también plantea la creación de sistemas internacionales que permitan coordinar la investigación de nuevos patógenos y la distribución de vacunas.
El cuarto punto clave del plan es aumentar la capacidad de EE.UU. para producir mascarillas y otros equipos de protección personal, así como mejorar la construcción de edificios para permitir la ventilación y aprobar nuevas regulaciones que puedan impedir accidentes en laboratorios.
Por último, para que todos los objetivos se materialicen, la Casa Blanca quiere crear un “control de misión sólido y unificado” que coordine las actividades de diferentes agencias del Gobierno.
Según Lander, ese control central demostrará que el plan contra pandemias es tan importante como el programa Apolo, que anunció en 1961 Kennedy para enviar un hombre a la Luna, algo que ocurrió en 1969. El proyecto tendrá un costo de 65.300 millones de dólares durante 10 años y el Gobierno ya ha pedido al Congreso que apruebe 15.000 millones este año.
La pandemia de la covid-19 se ha cobrado la vida de 4,5 millones de personas en todo el mundo, mientras que en EE.UU. se han registrado 643.000 muertes, de acuerdo al recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.