Desde los griegos caminar es considerado un buen antídoto para la estupidez. Ellos caminaban para pensar y no les fue mal. Claro que es una actividad saludable siempre que te guste hacerlo. Es cuestión de probarse en el rubro, dice la licenciada Susana Kesselman.
El arte de la caminata
Cuidá el cuerpo, te dicen. Es necesario que cuides tu cuerpo. Tu cuerpo, ah. ¿Qué estás haciendo con él? ¿Y tu columna? ¿Y tus pies? ¡Hay que caminar una hora por día, diez mil pasos! El enemigo es el sedentarismo. Ahora eres joven, pero ya verás cuando envejezcas. Te arrepentirás de no haberlo cuidado, de no haberle prestado atención.
¿Quién dice estas frases? ¿Una mamá? ¿Un médico? ¿Un amigo? ¿Algún familiar?
¿Por qué alguien hará estos comentarios tan elementales, como si estuviera haciendo una revelación que el resto de los mortales desconoce?
Desde los griegos caminar es considerado un buen antídoto para la estupidez. Los griegos caminaban para pensar y no les iba mal, fueron grandes pensadores. Lógicamente la caminata no vacunó a Sócrates contra la cicuta.
La palabra "acróbata", por ejemplo, fue creada a partir del término griego ἀκροβατέω ("caminar de puntillas").
Cuidá tu cuerpo… ¿Es un recordatorio? ¿Una tarea para el hogar?
¿Qué es cuidar el cuerpo?, me pregunto y te pregunto.
¿Por qué alguien te dice estas frases? ¿Qué percibe en vos? ¿Acaso no cuidás tu cuerpo? ¿Cómo no cuidar el cuerpo si es lo único que tenés para el viaje que estás realizando en esta vida?
Oís varias recomendaciones, tal vez algunas te parezcan clichés, sobre qué es saludable para tu humanidad, en particular cuando ésta viene con un cuerpo y caminar tiene buena fama.
La salud está en los pies, dicen, en las rodillas, de modo general en las piernas, tus piernas. Es importante para que te transformes en un caminador sano y feliz, que tus piernas puedan desplazarte de un lugar a otro, cambiarte de paisajes que es como cambiarte de estados de ánimo, y todavía será mejor tu salud si tus desplazamientos se realizan sobre una superficie adecuada: nada de baldosas flojas, de asfaltos marchitos, de círculos viciosos.
¿Qué te prometen a cambio de la caminata?
Fortalecer el corazón y airear los pulmones, además mejorar tu circulación.
Prevenir ataques cardíacos y un ACV. Esto también está en el catálogo.
Reducir tu obesidad, aunque no seas obeso, y tu presión arterial.
Elevar tu tasa metabólica.
Bajar tu colesterol.
Mejorar el tono muscular de tus piernas y abdomen.
Reducir tu estrés y tu tensión psicológica.
Reducir el dolor de la artrosis.
Detener el deterioro de los huesos…
Caminar es una actividad saludable siempre que te guste hacerlo. No es por decreto que una actividad es saludable aunque el médico te la recomiende, aunque las personas que te rodean, incluidos los especialistas en disciplinas corporales, te digan te hará bien, no es suficiente. El gusto por hacer algunas actividades es indispensable.
Para que caminar se te haga un aliado y no una medicina que hay que tomar para no enfermarse será necesario trabajar en ello... a la manera como te resulte bueno trabajar en ello.
Si te decís un día y después otro, y otro que por 10 cuadras no está mal caminar sabiendo que te ahorrás el taxi, en 10 días que lo hagas tu cuerpo te lo pedirá y tal vez empieces a sentirle el gusto a la caminata.
No todo lo que no gusta, no gusta para siempre. Es cuestión de probarse en el rubro.
Ahora bien, mi recomendación es que… camines. Parece contradictorio con lodo lo que vengo diciendo, pero no lo es: Hay un arte de la caminata, que es inventar modos de caminar. Lo podés practicar en tu casa caminando para atrás, de costado, imitando a alguna persona, a algún actor, a algún amigo. Con pasos largos y a veces muy cortos.
Tal vez como cuando eras niño o como te parezca que caminabas cuando eras niño y una mamá contenta de tu hazaña, te aplaudía.