“Los únicos límites que tienes son los límites en los que crees”. Wayne Dyer.
Cuento filosófico extraído del libro “Déjame que te cuente” de Jorge Bucay; simboliza una invitación para que nos atrevamos a cuestionar y confrontar con todos aquellos miedos inconscientes que llevan años limitándonos, ocasionando insatisfacción, frustración, resentimiento etc. de manera que podamos convertirnos en adultos libres y poderosos.
Había una vez un niño muy curioso, sensible e inquieto que fue al circo y se quedó maravillado al ver la actuación de un gigantesco elefante. En el transcurso de la función, el majestuoso animal hizo gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales.
Durante el intermedio del espectáculo, el niño se quedó todavía más sorprendido al ver que la enorme bestia permanecía atada a una pequeña estaca clavada en el suelo con una minúscula y ligera cadena que aprisionaba una de sus patas.
¿Cómo puede ser que semejante elefante, capaz de arrancar un árbol de cuajo, sea preso de un insignificante pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros del suelo? se preguntó el niño para sus adentros. Pudiendo liberarse con facilidad de esa cadena, ¿por qué no huye de ahí?, siguió pensando el chiquillo en su conversación interna.
Finalmente, compartió sus pensamientos con su padre, a quién le preguntó: ¿Papá, por qué el elefante no se escapa? Y el padre, sin darle demasiada importancia, le respondió: “¡Porque está amaestrado!”
Aquella respuesta no fue suficiente para el niño e insistiendo, continúo preguntando ¿Y entonces, por qué lo encadenan? El padre se encogió de hombros y, sin saber qué contestarle, le dijo: “Ni idea hijo”. Seguidamente, le pidió a su hijo que le esperara sentado, que iba un momento al baño.
Nada más irse el padre, un anciano muy sabio que estaba junto a ellos, y que había escuchado toda su conversación, respondió al niño su pregunta: “El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a esa misma estaca desde que era muy, muy, muy pequeño”.
Seguidamente, el niño cerró los ojos y se imaginó al indefenso elefantito recién nacido sujeto a la estaca.
Mientras, el abuelo continuó con su explicación: “Estoy seguro de que el pequeño elefante intentó con todas sus fuerzas liberar su pierna de aquella cadena. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguió porque aquella estaca era demasiado dura y resistente para él.”
Las palabras del anciano provocaron que el niño se imaginara al elefante durmiéndose cada noche de agotamiento y extenuación.
“Después de que el elefante intentará un día tras otro liberarse de aquella cadena sin conseguirlo, continuó el anciano y, llegó un momento terrible en su historia: el día que se resignó a su destino.”
Finalmente, el sabio miró al niño a los ojos y concluyó: “Ese enorme y poderoso elefante que tienes delante de ti no escapa porque cree que no puede. Todavía tiene grabado en su memoria la impotencia que sintió después de nacer. Y lo peor de todo es que: No ha vuelto a cuestionar ese recuerdo. Jamás ha vuelto a poner a prueba su fuerza. Está tan resignado y se siente tan impotente que ya ni se lo plantea.”
El poder de la mente es inagotable: nuestras ideas y creencias; eso que creemos acerca de nosotros, y las cosas, conforman el modo en que nos relacionamos con nosotros, con los otros y con el mundo, con la finalidad de permitirnos desarrollarnos, alcanzar nuestros sueños y finalmente sentir realización y plenitud.
Pero cuidado como es en el caso de este cuento; las creencias son tan limitantes que no le permiten avanzar y menos conseguir una vida de realización, por el contrario, en lugar de que las creencias le impriman actitud, entusiasmo e inspiración hacia cambios positivos, lo mantienen anclado y paralizado.
Saber que las creencias limitantes se adquieren desde la niñez o más adelante a través de experiencias y opiniones de personas que suponen una autoridad para nosotros, en donde nos predisponen a dejar pasar oportunidades o a no tomar acción ni pasos para solucionar problemas.
Las creencias limitantes, limitan realmente las posibilidades de la vida personal, están relacionadas con el miedo y determinan muchas de las áreas de nuestra vida, laboral, familiar, social, un ejemplo de pensamiento y creencia limitante es: “para qué voy a esforzarme si es muy difícil y seguro que voy a fracasar”
Es sumamente complicado darse cuenta de que las tenemos y tratar de cambiarlas, porque en realidad son las creencias las que nos tienen a nosotros.
No puedo, no valgo, no lo voy a conseguir, es inútil que lo intente, no estoy a la altura de las circunstancias, no lo merezco, siempre será lo mismo. etc. son alguna de los miles de opiniones negativas enquistadas en nuestra manera de apreciar la propia existencia y para modificar y eliminar radicalmente estas creencias limitantes amerita adentrarse en un proceso de deconstrucción y re significación que requiere de apoyo especializado como los que brindo en consultoría psicológica individual.
“Nada puede sanar más tu vida que un cambio de creencia”
Te mando un beso inmenso TG.
IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.