Rodolfo Martínez Llano tomó la tradicional caña con ruda en el campo, en las primeras horas de agosto. No se privó de hacer una de las cosas que más le gusta, subir en pelo y dar unos galopes en un brioso padrillo de tres años.

 

El buen montado necesita un buen jinete y los que saben aseguran que, con la fusta bajo el brazo y al mejor estilo del maestro Ireneo Leguizamo -que hacía parar a todo el público en Palermo o San Isidro- el triunfo será para uno de los últimos caudillos de la política correntina, dispuesto siempre a asumir grandes desafíos. Aun en condiciones desventajosas, por competir con boleta corta, Martínez Llano no se amilanó. Está dispuesto a darle, como en las cuadreras, dos cuerpos de ventaja, confiando en que habrá voto castigo de los correntinos que no quieren a La Cámpora.

 





A pocos días de las Primarias, todas las expectativas se centran en la lista de diputados nacionales, que es la única categoría donde hay disputa y, aunque habrá que dirimir los candidatos, tanto en el oficialismo como en la oposición las miradas estarán puestas sobre la interna del peronismo, donde habrá un River-Boca entre La Cámpora y el justicialismo que vuelve a liderar Martínez Llano, el único que tomó la parada para poner límites a la ofensiva camporista.



De hecho, se espera un corte masivo de boletas, una experiencia inédita en la vida electoral de la Provincia que, de producirse, será una muestra de que los correntinos no son fáciles de arriar. El Libertador