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Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII): cuáles son sus síntomas y cómo se trata

Con este nombre se describe un grupo de trastornos inflamatorios del intestino que pueden afectar a mujeres y hombres jóvenes, aunque cada vez se detectan más casos en niños. Te contamos de qué se trata para favorecer su detección temprana

Se conoce como intestino a una porción tubular del aparato digestivo que se encuentra plegado en varias vueltas dentro de la cavidad abdominal y se extiende desde el estómago hasta el ano. En esta sección se completa la digestión de los alimentos y se realiza la absorción de nutrientes.

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es el nombre de un grupo de trastornos que provocan una inflamación de los intestinos (enrojecidos e hinchados). Puede durar mucho tiempo y suele combinar periodos de síntomas notorios con etapas de recesión.

Los dos tipos principales de enfermedad inflamatoria intestinal son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.

ENFERMEDAD DE CROHN

Esta afección causa úlceras en cualquier parte del tracto gastrointestinal entre la boca y el ano.

Síntomas

Son variables y dependen de qué parte o partes del tracto gastrointestinal estén afectadas. Algunas personas presentan síntomas graves y otras tienen síntomas leves. Estos incluyen:

  • Diarrea.
  • Calambres de estómago.
  • Dolor abdominal intermitente.
  • Sangre en las deposiciones.
  • Poco apetito.
  • Pérdida de peso involuntaria.
Otros síntomas menos comunes pueden incluir fiebre, dolor en las articulaciones, problemas en los ojos, problemas en la piel y sensación de cansancio (fatiga).

El curso de la enfermedad se puede presentar con períodos largos sin síntomas, incluso sin recibir tratamiento. En otros casos, sin embargo, la presencia de síntomas más severos hará necesario un tratamiento de largo plazo o incluso cirugía.

Los síntomas pueden comenzar repentina o gradualmente.

COLITIS ULCEROSA

Esta afección causa enrojecimiento e inflamación en la última parte del colon (recto) o involucra a todo el intestino grueso. Esta condición puede durar algunas semanas o varios meses.

Síntomas

Varían según la gravedad del caso y la parte del intestino grueso que esté afectada. Estos incluyen:

  • Dolor rectal o sangrado.
  • Movimientos frecuentes de intestino delgado.
  • Sensación de necesidad urgente de defecar o fuerte necesidad de defecar pero sin poder hacerlo (tenesmo).
  • Diarrea.
  • Sangre en las heces.
  • Calambres abdominales y dolor.
  • Dolor en el lado izquierdo del abdomen.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Fatiga.
En la mayoría de las personas estos síntomas tienden a aparecer y desaparecer. Es posible que haya períodos sin síntomas seguidos de períodos sintomáticos.

En niños y adolescentes puede existir retraso del crecimiento y desarrollo.

CAUSAS

Aunque todavía se desconocen exactamente las causas de la EII, se cree que pueden ser hereditarias, lo que significa que la genética desempeñaría un papel.

Muchos investigadores sostienen que son causadas por un problema con el sistema inmune. Normalmente, el sistema inmune protege el cuerpo contra las infecciones; sin embargo, en las personas que tienen EII el sistema inmunológico confunde los alimentos, las bacterias sanas y otras sustancias con una infección haciendo que las defensas ataquen a las células del intestino y provoquen inflamación.

También se sostiene que los factores ambientales, como la exposición al tabaco, la dieta occidental, el uso de antiinflamatorios y posiblemente de antibióticos, pueden producir alteraciones en la microbiota intestinal y conducir a un desequilibrio del sistema inmune.

DIAGNÓSTICO

Cuando el paciente llega a la consulta, además de su relato de los síntomas y del examen físico del médico, se realizan una serie de estudios que incluyen análisis de sangre y muestras de heces.

Otros procedimientos sirven para estudiar el intestino grueso (colonoscopia y sigmoidoscopia flexible), el estómago y el intestino delgado (endoscopia superior) para detectar úlceras.

Estos resultados se complementan con otras pruebas de imágenes como, por ejemplo, tomografía computarizada o resonancia magnética.

TRATAMIENTO

El objetivo es reducir al máximo la inflamación que causa los síntomas. Para ello se recurre a distintos medicamentos antiinflamatorios e inhibidores del sistema inmunológico.

Dependiendo del cuadro, el médico también puede recomendar antibióticos, antidiarreicos, laxantes, analgésicos y suplementos vitamínicos.

En personas vulnerables las EII pueden causar depresión debido a la intensidad de los síntomas. En esos casos el médico puede recetar un medicamento antidepresivo.

En los casos graves es posible que se requiera hospitalización para recibir líquidos intravenosos o cirugía.

Debido a la variedad de síntomas (un 60% de las personas con EII presenta inflamación de las articulaciones, problemas en la piel, el hígado o trastornos renales), el tratamiento de las EII requiere de la intervención de más de un profesional: clínicos, reumatólogos, oftalmólogos, dermatólogos, hepatólogos, cirujanos, nutricionistas, obstetras, psicólogos, infectólogos y enfermeras, entre otros.

El trabajo multidisciplinario es fundamental para el manejo de la enfermedad y para atender las necesidades, temores o expectativas del paciente.

Debido a las técnicas y tratamientos efectivos que han mejorado notablemente el pronóstico y la calidad de vida de las personas con EII, el diagnóstico precoz resulta indispensable para favorecer la consulta temprana.

PREVENCIÓN

Aunque las EII no pueden prevenirse, existen cambios en el estilo de vida que reducen considerablemente la severidad de los síntomas.

La alimentación saludable es uno de los pilares más importantes. Dependiendo de los síntomas, las indicaciones médicas pueden incluir, por ejemplo:

  • Reducir la cantidad de fibra o de productos lácteos.
  • Limitar o evitar la cafeína, el alcohol y las gaseosas.
También es importante descansar lo suficiente, hacer ejercicio regularmente y aprender a manejar el estrés ya que niveles elevados de tensión se asocian con un empeoramiento en los problemas intestinales.

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