“Sabemos a ciencia cierta lo difícil que es, tan siquiera soñar con un mundo cooperativizado, pero no es menos cierto que si no se logra el riesgo de extinción de la especie humana es cercana”.
“… he aquí que el pacífico, el dócil, el sumiso de pronto desaparece de escena y en su lugar, desconcertante e incomprensible para los que del alma humana suponen saberlo todo, surge el ímpetu ciego y arrasador de la ira de los mansos. Lo más normal es que dure poco, pero da miedo cuando se manifiesta. Por eso, para mucha gente, el rezo más fervoroso, a la hora de irse a la cama, no es el consabido padrenuestro o la sempiterna avemaría, mas sí este: Líbranos, Señor, de todo mal y en particular de la ira de los mansos”. El hombre duplicado. José de Sousa Saramago.
En un contexto de lluvia tormentosa, truenos y relámpagos, amigables al relax, sin embargo, nos predispusimos a leer el inquietante libro “TIEMPOS DE COLAPSO. Los pueblos en movimiento” de Raúl Zibechi. Primera parte Una mirada geopolítica desde los pueblos en movimiento: A las puertas de un nuevo orden mundial.
Este es el párrafo que nos indujo a reflexionar “La pandemia supone la profundización de la decadencia y crisis del sistema que, en el tiempo corto, habría comenzado en 2008, y en el largo se extiende desde la revolución mundial de 1968. Entramos en un período de caos del sistema-mundo, que es la condición previa para la formación de un nuevo orden global”.
De nuestra parte pensamos que es así “La pandemia supone la profundización de la decadencia y crisis del sistema”, pero también sospechamos con indicios ciertos, como gustan decir los abogados, en el sentido de que la pandemia es la herramienta con que han detenido el tiempo de millones de seres humanos, de carne y huesos, mientras construyen el nuevo capitalismo, o tal vez ya estemos en él.
Como fuere, estamos-qué dudas cabe-en “tiempos de colapso”. Cooperativismo o barbarie.
En las ciudades-nación experimentan las personas cansancio, agobio y hastío, pero también fastidio creciente contra los gobernantes, políticos y demás yerbas, gente que la pasan de lo mejor y que hacen gala de ello, he aquí aquellos que nos empujan a la ira de los mansos, los presento para que los conozcan mejor. Muchas ciudades-nación están bajo verdadero estado policiaco.
Así las cosas, planteamos el dilema de hierro: Cooperación o barbarie… ¿Acaso existe otra encrucijada a resolver?
Sabemos a ciencia cierta lo difícil que es, tan siquiera soñar con un mundo cooperativizado, pero no es menos cierto que si no se logra el riesgo de extinción de la especie humana es cercana. Escribió Enrique Agilda en su insustituible libro La Cooperación, doctrina de armonía: “Es muy grande el salto imaginario que habría que dar para trasladarnos desde esta sociedad de bases egoístas, a una sociedad asentada en la cooperación con firmes bases económicas, morales y espirituales”.
Nos asegura Agilda que “Todo está llamado a la cooperación, todo incita a unirnos, todo señala que algo nos está aguardando para que nuestra existencia se realice en forma armónica”.
Pero preguntamos enseguida inquietos ¡¿Cómo es posible que todo esté llamado a la cooperación si la realidad nos expone con crueldad evidente que las penurias aumentan, que las hambrunas no se sacian y el desempleo se incrementa a contramedida que los poderosos duplican sus ganancias?!…. ¿Qué mundo es este? Pues es un mundo en conflicto.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!