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Entre el 'reality' y la encerrona, Trump hace estallar la relación con Zelenski

«Esto va a funcionar muy bien en la tele». Donald Trump acababa de protagonizar la mayor crisis con un mandatario de otro país -al menos, delante de las cámaras- en la historia moderna de EE.UU. Y su primera reacción tras la bronca con Volodimir Zelenski fue celebrar toda la atención que le supondría el episodio.Era el mediodía del viernes en la Casa Blanca y una nube de cámaras y de reporteros capturaban cómo la relación entre EE.UU. y Ucrania -países, hasta ahora, aliados y amigos- saltaba por los aires delante de ellos.Noticia Relacionada estandar Si Zelenski no se disculpa ante Trump y asegura: «Nadie quiere la paz más que nosotros» Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York El presidente ucraniano se ha negado a pedir disculpas: «Respeto al presidente y al pueblo de EE.UU., pero no creo que hayamos hecho nada malo»La pelea a gritos entre Zelenski, por un lado, y Trump y su vicepresidente, J.D. Vance, por otro, fue un espectáculo que solo se puede calificar con una expresión que ya está desgastada para el presidente de EE.UU.: sin precedentes. «Lo mínimo que puedes hacer es decir \'gracias\'», «lo que haces es una falta de respeto», «estás jugando con una Tercera Guerra Mundial», «sé agradecido con EE.UU. y su presidente, que está tratando de salvar a tu país» o «no tienes buenas cartas» fueran algunas de las cosas que Trump y Vance dijeron al presidente de Ucrania con el tono subido. Fue una refriega inacabable, que sigue sorprendiendo cada vez que aparece en una pantalla, por más veces que se vea.En el caso de Trump lo posibilita, en primer lugar, que el presidente de EE.UU. ha convertido el desempeño de sus funciones en un \'reality\'. El mejor ejemplo fue esta semana. De los cinco días laborables, en tres ha habido una visita de un mandatario extranjero, en todos ellos con una exposición abundante a las cámaras, donde Trump se siente más cómodo: Emmanuel Macron, presidente de Francia, el lunes; Keir Starmer, primer ministro de Reino Unido, el jueves; y Zelenski, el viernes. En las tres visitas, saludos delante de las cámaras cuando llega el mandatario, un encuentro en el Despacho Oval abierto a reporteros y rueda de prensa (en el caso del presidente de Ucrania, esta última se canceló tras la bronca).La bronca entre Donald Trump y Volodímir Zelenski durante su reunión en la Casa Blanca ABCLo tradicional en el Despacho Oval es que el presidente aparezca con el mandatario de turno, se tomen unas imágenes, ambos hagan algún comentario amable y, quizá, respondan brevemente a alguna pregunta que gritan los reporteros. Trump ha convertido estos momentos en verdaderas ruedas de prensa. Pero el presidente también habla cuando sube al helicóptero presidencial, en el Air Force One, a la llegada a un acto…Antes de llegar a la política, Trump se forjó en el \'reality\' televisivo - \'El aprendiz\', de gran éxito- y trasladó su capacidad para captar la atención. Lo hizo, como en la pequeña pantalla, con la conmoción constante, destrozando las normas del juego y del decoro político: aquella declaración de que los mexicanos son violadores y criminales el día que presentó su primera candidatura a la presidencia en 2015, los insultos a sus rivales republicanos en primarias, las imitaciones, los exabruptos…Para algunos, el episodio convulso en la Casa Blanca -con repercusiones geopolíticas todavía difíciles de predecir- es una consecuencia de convertir la presidencia en \'reality\'. En lugar de poner una sonrisa y discutir las diferencias a puerta cerrada, en un intento de mantener puestos y conseguir avances, la batalla fue con las cámaras y los micrófonos encendidos. Si se le suma la personalidad volcánica de Trump y de Zelenski, el carácter antagónico de Vance -con una animosidad declarada hacia Kiev- y la realidad de que sus posiciones están muy distanciadas -Ucrania quiere garantías de seguridad de un EE.UU. nada inclinada a dárselas y más dispuesto a acercarse a Rusia- , el resultado puede ser explosivo. Y lo fue.Noticia Relacionada estandar No Rusia celebra con insultos el descarrilamiento de la reunión entre Zelenski y Trump Rafael M. Mañueco | Corresponsal en Moscú «La forma en que Trump y Vance se abstuvieron de atacar a ese sinvergüenza es un milagro de moderación», escribió la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María ZajárovaOcurre en las peleas de \'reality\', sin embargo, que uno nunca sabe cuánto hay de auténtico y cuánto de preparado. Y para algunos, lo que se vio el viernes fue algo organizado por Trump para dinamitar una relación con Zelenski en la que no está cómodo. Él busca una paz rápida, con concesiones amplias de Ucrania, y dejar de dedicar dinero a esa guerra.«Lo que acaba de pasar en el Despacho Oval es una emboscada planificada, diseñada para ayudar al brutal dictador ruso y dañar la seguridad de EE.UU.», criticó el senador demócrata Chris Murphy. Varios legisladores de su bancada compartieron su opinión. También comentaristas cercanos a los demócratas como Jonathan Chait, que defendió que lo que ocurrió fue «una trampa» al presidente de Ucrania. «Trump y Vance parecen haber entrado a la reunión con la intención de amonestar a Zelenski y conducirle a una disputa como pretexto para una ruptura diplomática», escribió en \'The Atlantic\'.¿Una maniobra planificada?Algunos elementos pueden alimentar esa teoría. A la puerta de la Casa Blanca, Trump saludó a Zelenski con un comentario displicente: «Hoy ha venido muy bien vestido», dijo de su homólogo ucraniano, que vestía la ropa militar que lleva siempre desde el comienzo de la guerra.Después, sorprendió que Vance se colara en las respuestas a los reporteros, cuando en estas ocasiones los únicos que intervienen son los jefes de Estado. A Zelenski -sin duda consciente de todo lo que Vance ha presionado para que Ucrania deje de recibir ayuda estadounidense- se le vio molesto y reaccionó enumerando las veces en las que Putin -en quien Trump confía ahora- había roto sus compromisos. Desde ese momento, todo fue cuesta abajo. Trump fue después quien de verdad elevó el tono, ya fuera por evitar que su segundo quedara como hombre fuerte o porque formaba parte del guión.Más allá de la cuestión de si lo que ocurrió en la Casa Blanca con Trump y Zelenski fue una detonación controlada o descontrolada, lo cierto es que el episodio encaja con las inclinaciones del presidente de EE.UU. hacia la ruptura -como ha hecho con tantas otras cosas en el plano doméstico en un mes en la Casa Blanca- de la política exterior tradicional de la primera potencia mundial. Lo que han sido palabras elogiosas hacia Putin y escepticismo hacia la causa ucraniana en campaña ha acabado en una deriva que ha roto en las últimas semanas las alianzas tradicionales de EE.UU. Trump ha llamado «dictador» a Zelenski -mientras se ha resistido a decirlo de Putin, que sí lo es-, le ha acusado de haber comenzado la guerra, ha privilegiado las conversaciones de paz con el presidente ruso, ha marginado a Ucrania y a los europeos en las negociaciones, ha votado con Rusia en la ONU. La bronca de la Casa Blanca es solo la confirmación de que arranca una nueva era.

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