Opinión del Lector

Es tiempo de evolucionar

El problema del cambio climático es global, por lo que la solución es colectiva.

El panorama energético mundial enfrenta un profundo desafío: que la generación y el consumo de energía en todas sus formas tenga como horizonte colaborar en la lucha contra el cambio climático. Este desafío exige el compromiso gubernamental, la experiencia e innovación que podemos aportar desde el sector privado, pero principalmente un cambio cultural global. Ya lo expresó el secretario general de la ONU, António Guterres, durante la Cumbre sobre la Acción Climática 2019: se necesita mucho más para neutralizar las emisiones de carbono para 2050 y limitar el calentamiento global a 1,5ºC para finales de siglo. Necesitamos más planes concretos, más ambición, más países y más negocios”. El llamamiento a una economía verde está planteado, ¿cómo podemos colaborar desde nuestra industria para hacer posible el cambio?



La ONU estima que el transporte marítimo mueve alrededor del 80% del comercio global y contribuye a las emisiones globales de gases efecto invernadero (GEI). La Organización Marítima Internacional, OMI, prevé en un estudio reciente que, de seguir como hasta ahora, para 2050 este sector incrementaría hasta un 130 por ciento las emisiones de CO2, por lo que el mes pasado su comité ambiental aprobó medidas técnicas y operacionales para reducir este impacto.

Como empresa líder en logística global la gran mayoría de las emisiones generadas por nuestras actividades provienen del transporte marítimo. Por eso, desde Trafigura presentamos una propuesta a la OMI para descarbonizar el sector basada en gravámenes para el uso de combustibles que generen altas emisiones de CO2 y subvenciones para aquellos combustibles de bajo o nulo contenido de carbono. Creemos que es una medida adecuada para lograr un impacto rápido, sostenible y eficiente, que complementa las iniciativas impulsadas por la OMI. Este sistema autofinanciado permitiría generar un alto impacto ambiental positivo e inmediato, recaudar importantes fondos para financiar la investigación sobre combustibles alternativos, y generar programas de apoyo para mitigar los efectos del cambio climático.

Además, es primordial invertir en energías renovables, en líneas de investigación y desarrollo en esta área y en almacenamiento, imprescindible en las energías bajas en carbono. La energía solar, la eólica y la hidroeléctrica ya han recorrido un sendero de desarrollo al que hay que seguir apoyando. Pero también consideramos estratégica la asistencia a tecnologías renovables disruptivas, como la del hidrógeno. Este combustible verde es adecuado para el transporte y la industria, áreas donde hasta el momento ha resultado difícil reducir las emisiones.

Se necesita además un compromiso firme para activar protocolos y realizar inversiones orientadas a la reducción de emisiones en la industria. En nuestras operaciones alrededor del mundo hemos fijado metas de reducción de nuestras emisiones de alcance 1 y 2 durante los próximos 3 años. Para citar un ejemplo local, en Argentina iniciamos una importante inversión en nuestra Refinería Bahía Blanca, consistente en la instalación de un nuevo ciclo de cogeneración de energía que permitirá autoabastecer la operación y disminuir la generación de emisiones en un cálculo estimado de 28.000 toneladas de CO2eq al año.

Si repasamos el inventario de GEI de Argentina, que contabiliza los gases emitidos y absorbidos de la atmósfera y es publicado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, podemos ver que en 2019 se determinó que de los 364 millones de toneladas de CO2 emitidos (MTCO2e), el 53% corresponden al sector energético. Aunque se encuentra dentro de los parámetros establecidos en la ratificación del Acuerdo de París - que estableció como meta nacional no superar los 483 MTCO2e a 2030 – debemos comprometernos para reducir aún más estos índices.

La clave para lograrlo está en el trabajo en equipo de los Estados, las compañías y la sociedad. Es imperativo promover instancias de colaboración donde se delineen objetivos, se definan líneas de acción y se orienten políticas de investigación y desarrollo. El problema del cambio climático es global, por lo que la solución es colectiva. Esta certeza implica el gran desafío de generar una nueva cultura del cuidado del ambiente, con responsabilidades definidas y obligaciones claras. Soy optimista, pero debemos actuar organizados porque solo con la fuerza del cambio cultural podremos poner en marcha el resto.

Como argentino que ha podido desarrollar su carrera en otros lugares del mundo, puedo afirmar que nuestro país cuenta con el capital humano y el potencial innovador para encabezar buenas prácticas ambientales en la región. Por nuestra parte, desde Trafigura creemos que este es el momento de aportar nuestra experiencia para que el sector energético se ponga a la cabeza de la lucha contra el cambio climático, aquí y en el mundo. Sin dudas, llegó el tiempo de evolucionar.

Director Ejecutivo del Grupo Trafigura.

Autor: José María Larocca

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