Durante la última semana, los casos en la Provincia de Buenos Aires se redujeron un 18%, en CABA un 13% y un 8% en el resto del país. La disminución de la movilidad es una de las claves.
En Argentina existe una marcada desaceleración de la curva de contagios. De acuerdo a los reportes que comparte en cada jornada el senador provincial y analista de datos Martín Barrionuevo, los primeros efectos de las medidas dispuestas por el gobierno ya pueden observarse con claridad. El promedio de casos diarios al 18 de abril era de 23.605, el 25 del mismo mes era de 23.839 y el 2 de mayo fue de 20.616. En efecto, se advierte una marcada reducción durante la última semana en la Provincia de Buenos Aires (-18%), CABA (-13%) y también en el resto del país (-8%), donde las restricciones fueron menos contundentes que en el AMBA. Según el reporte elaborado por el ministerio de Salud de la Nación, ayer otras 540 personas murieron y 15.920 fueron reportadas con coronavirus en la última jornada.
Quien expresó su satisfacción con lo alcanzado en este último tiempo fue el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, a través de un mensaje que compartió en sus redes sociales. “Las medidas implementadas demuestran que con más cuidados los contagios bajan rápidamente”, sostuvo en Twitter. Luego completó: “Todavía no alcanza porque necesitamos seguir bajando, pero el esfuerzo ya está dando resultados alentadores”. Esta mañana el gobierno de Buenos Aires adhirió al DNU que dispuso Alberto Fernández y que fue publicado el sábado pasado.
El objetivo, desde esta perspectiva, es renovar el apoyo de la Provincia a las medidas de restricción y prevención ante la segunda ola de Covid que, en el presente, mantiene en una situación crítica el sistema sanitario. En el AMBA, la ocupación de camas de terapia intensiva alcanza el 76%, aunque desde algunas instituciones sanitarias afirmaron no contar con mayor disponibilidad, anunciaron la falta de insumos críticos (como sedantes) y el agotamiento de los profesionales del sector (intensivistas, kinesiólogos y enfermeros). A pesar de ello, el gobierno porteño no adhirió al DNU y mantiene la presencialidad en los niveles de jardín y primario, y un sistema de "bimodalidad" en los secundarios.
“Hay una correlación muy fuerte entre cómo creció la curva durante las dos últimas semanas de marzo --cuando los casos se duplicaban cada 12 días-- y en cómo comenzaron a estabilizarse y luego a disminuir a partir de las restricciones a la movilización. El crecimiento se desaceleró claramente en el AMBA y en las provincias bajó un poco menos de acuerdo a las acciones que cada distrito planteó”, dice Jorge Aliaga, físico y Secretario de Planeamiento y Evaluación Institucional en la Universidad Nacional de Hurlingham. Como la experiencia demostró en otros países del mundo, cuando los gobiernos dictan medidas para restringir la circulación de las personas, la propagación viral se detiene y las curvas frenan su ascenso. Y ello, a mediano plazo, permite oxigenar al sistema sanitario para evitar el colapso.
“Analicé algunos índices de movilidad a partir de datos que proveen Apple, Google y el uso de la tarjeta SUBE y se advierte una caída de la circulación a partir de abril”, describe Aliaga. En esta línea, enumera una serie de hitos que contribuyeron a la disminución de la movilidad y a la reducción de contagios. “Fue clave que la administración pública pasara a la modalidad de teletrabajo, luego el límite a la movilidad desde las cero hasta las seis de la mañana, más tarde el límite desde las 19 a las seis y, asimismo, el retorno a la virtualidad en las escuelas”, relata el referente. Durante los últimos días, sin embargo, de acuerdo a los registros que lleva Aliaga, dejó de disminuir el índice de circulación de personas. Habrá que ver, en el corto plazo, si este fenómeno conduce a una estabilidad en el número de los casos (meseta alta), o bien, si continúan a la baja con independencia de que este factor se mantenga constante.
Las restricciones nocturnas impactaron en los adolescentes y jóvenes de 15 a 30 años, el grupo etario que más redujo los contagios, precisamente, porque semanas atrás eran los que más encuentros sociales mantenían. “PBA empezó a bajar los casos un poco más rápido que en CABA al 15 o 20% semanal. Vamos a necesitar que durante tres semanas se reduzcan en un 20% para, recién, estar en los mismos valores del pico del año pasado. Imaginate cómo están las cosas”, apunta Barrionuevo.
“Es clave que podamos bajar de manera drástica los casos en los próximos días. En el AMBA están comenzando a disminuir, pero de una manera insuficiente. Las medidas tomadas por el Presidente dan resultados, pero se requiere de seguir así para comenzar a ver de manera más marcada el efecto de las vacunas. Este es el camino pero todavía falta”, explica Barrionuevo. Según el Monitor Público de Vacunación, ya se han inoculado más de 8 millones de dosis y en los próximos días, de acuerdo a la llegada de los últimos aviones con dosis de Sinopharm y Sputnik V, podrán aplicarse–al menos– dos millones de dosis más. La fórmula es la de siempre: a las vacunas hay que complementarlas con el cumplimiento de las medidas propuestas por el Ejecutivo y con el refuerzo de la responsabilidad individual: barbijo bien colocado, higiene de manos, distancia social y ventilación cruzada de espacios.
“Lo que primero veremos en un tiempo es la reducción de la letalidad, que es previa a la reducción de la mortalidad. La disminución de la mortalidad solo la observaremos en la medida en que mantengamos constantes los casos o los bajemos. Con el promedio de infectados a diario es imposible que disminuyan las muertes. No hay vacuna que alcance para ese crecimiento explosivo de contagios”, advierte Barrionuevo. Aunque el índice de casos esté muy alto, gracias al comportamiento social de las últimas semanas se observa una desaceleración de la curva que, de haber seguido como a comienzos de abril, podría haber ocasionado 35 mil infectados por cada jornada solo en el AMBA.