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“Éste será el verano menos caluroso de los que nos quedan por vivir”

 

Una gran parte de Argentina se encuentra, por estos días, atravesando un fenómeno climático extremo marcado por altas temperaturas, sequía y propagación de incendios sin control. Desde la medicina, el doctor Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Socioambiental de la UNR, salió a advertir sobre los peligros que pueden sufrir las poblaciones urbanas al tiempo que reclamó a las autoridades municipales y provinciales de Santa Fe pensar “alternativas serias” para el abordaje de estas crisis climáticas que, adelantó, “llegaron para quedarse”.

Con un alerta amarillo para Rosario por altas temperaturas difundido por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la sensación térmica, en la segunda semana de enero, superó los 40 grados con el agravamiento de estar acompañados por extensos cortes en el suministro eléctrico y falta de presión de agua. El alerta implica peligros para los grupos de riesgo, como niños y niñas, personas mayores de 65 años y con enfermedades crónicas.

El médico Damián Verzeñassi llamó a las autoridades municipales y provinciales a prepararse “en serio” ante un escenario con consecuencias mortales. “En 2024 se superó el límite de 1.5 grados de temperatura por arriba de lo que estaba medido antes de la era preindustrial y esto implica un punto de no retorno. Es como si una persona pasara de tener una temperatura de 37 grados centígrados a una de 41 grados en 53 segundos. En medicina eso es una emergencia y exige actuar con celeridad”, alertó el director del Instituto de Salud Socioambiental quien viene investigando el tema a partir de estudios académicos propios reconocidos por la comunidad científica.

Por tal motivo llamó a repensar en serio cómo enfrentar lo que se viene en los próximos años: “Estamos transitando una de las peores olas de calor que hemos vivido y tenemos ya la evidencia empírica y científica, que éste será el verano menos caluroso de los que nos quedan por vivir”, contó en esta entrevista.

– ¿Qué está haciendo la región para prepararse ante un escenario climático cada vez más hostil?

– Primero es clave que nos hagamos esa pregunta porque es disparadora a la hora de saber sí estamos dispuestos a discutir en serio qué hacer. Hoy, nos estamos dirigiendo al precipicio mientras los que tienen el poder para tomar decisiones de fondo promueven medidas cortoplacistas. Esta semana la municipalidad anunció que reabriría los refugios climáticos en varios puntos de la ciudad para que la ciudadanía se refresque cuando se desplace por las calles. Esto claramente no alcanza como política ambiental. Poco se está haciendo para cambiar de rumbo ante la gravedad de los tiempos que vivimos y el escenario aún peor que nos espera si no actuamos seriamente ya.

– ¿Qué se puede hacer a corto plazo para cambiar este rumbo?

– Tenemos que discutir en serio sí en Rosario vamos a seguir estimulando que las constructoras, por ejemplo, talen los árboles urbanos como sucede hoy en día para hacer negocios inmobiliarios o vamos a empezar, no sólo a generar un plan de arbolados público con ejemplares jóvenes nuevos, sino a garantizar el reverdecimiento integral de toda la ciudad desde las veredas hasta las calles. Portland (Estados Unidos), Hamilton (Canadá), Lovaina (Bélgica), son ejemplos concretos de ciudades que, en algunos casos hace mas de 15 años, iniciaron procesos de “despavimentación”, para aumentar las zonas verdes y de reabsorción de agua de lluvia, lo que entre otras cosas disminuye las inundaciones urbanas ante tormentas. En las ciudades del mundo donde existe la prioridad en el cuidado del arbolado para cubrir veredas y calles con verde, que permite reducir la contaminación al tiempo que bajar la temperatura y garantizar la permeabilidad de los suelos, se ha demostrado científicamente una mejora en la calidad de vida de la población.

– Muchos pueden responder que Rosario y la región aún está lejos de esta mentalidad con prioridades más elementales y económicamente menos ambiciosas ¿Qué le responde a quienes señalan esto?

– ¿Cuál sería la prioridad? ¿Qué las constructoras ganen mas dinero? ¿Usar mas el auto? ¿Cuánto gasta el sistema de salud por atender a las víctimas de olas de calor? Las consecuencias en la salud de las personas son directas: aumento de riesgo de infarto, de enfermedades respiratorias, de irritabilidad y por lo tanto incremento de la violencia que se da durante estos procesos. ¿Cuánto vale una vida? ¿Cuál debería ser la prioridad de una sociedad en tiempos de crisis climática?

– ¿Piensa que es una decisión política?

– Sí, y una decisión de toda la sociedad. ¿Qué quiere la sociedad: Seguir ahogándose y enterrándose en cemento o salir a la calle durante el día sin deshidratarse y descansar fresco por la noche? Si es una cuestión de dinero, quizás se trate de redefinir prioridades ¿Cuánto está costando levantar el asfalto de las calles del centro cada dos años para repavimentarlas? Además, existen apoyos y fondos para favorecer estos reverdecimientos de las ciudades que se pueden gestionar sí existiera la voluntad de pensar otra forma de habitar las ciudades.

– Esta semana el Concejo pidió convocar a una discusión sobre el Plan Integral de Movilidad en Rosario para planificar acciones relacionadas con el tránsito ¿Cuándo se habla de discutir la movilidad, lo ambiental queda fuera del análisis?

– Nosotros creemos que sí, queda separado del análisis que se debiera estar dando. No se discute la necesidad, por ejemplo, de tener menos automóviles en la ciudad y más superficie verde. Discutir la movilidad urbana hoy implica, en primer lugar, planificar como vamos a garantizar más verde en la ciudad. Sí pudieron ganarle terreno a las calles para las islas de los bares, por qué no se le puede ganar para crear canteros de árboles y huertas comunitarias que van a disminuir las temperaturas de las calles, que van a garantizar las sombras que necesitamos para andar en verano por la calle, y que además nos pueden llegar a garantizar mayor inclusión social, trabajo y acceso a alimentos sanos.

– ¿Para quienes se niegan a considerar las consecuencias socioambientales del cambio climático en los territorios, usted propone que presten atención a las implicancias económicas de esta crisis?

– El Foro Económico Mundial acaba de publicar el informe 2025 con el listado de los máximos riesgos en materia económica que prevén a corto y mediano plazo, dos y diez años respectivamente. Entre los diez principales temas de mayor preocupación económica para ellos están cuestiones ambientales. A dos años, la segunda mayor preocupación por sus impactos en la economía son los eventos climáticos extremos. No lo decimos sólo nosotros desde el Instituto de Salud Socioambiental, lo dicen los empresarios más influyentes del mundo, los jefes de la economía. Mientras que, en el ranking de preocupaciones para la próxima década, el Foro Económico Mundial posiciona sus primeras cuatro preocupaciones en torno a lo ambiental: el primero son los fenómenos climáticos extremos, el segundo la pérdida de la biodiversidad y el colapso de los ecosistemas, el tercero los cambios críticos en el sistema terrestre, y el cuarto la escasez de lo que ellos llaman “recursos naturales” y son en realidad bienes comunes y elementos vitales como el agua, los suelos, los minerales, entre otros. También aparece la contaminación más abajo entre las diez principales preocupaciones a diez años.

– ¿Con esto quiere decir que los argumentos netamente económicos para no avanzar en medidas de fondo son antiguos y sesgados?

– Justamente. Sí queremos hablar de economía pensando en los próximos diez años, los cuatro principales temas, son ambientales. Entonces: ¿es caro pensar como garantizar la mitigación de la  crisis climática en Rosario y en Santa Fe? ¿Es caro pensar como devolverle a la ciudad habitabilidad para que los vecinos puedan dormir y descansar por la noche frescos sin necesidad de endeudarse con el costo de la energía y seguir generando contaminación para poder refrigerarse? ¿Es caro pensar cómo garantizar que Rosario deje de ser una “isla de calor” a partir de haber reverdecido la ciudad y así disminuya hospitalizaciones por golpes de calor, infartos por calor, y partos prematuros? ¿Es caro pensar cómo hacer para que Rosario tenga más renaturalización cuando los jefes de la economía del mundo están anunciando que los principales problemas son ambientales? Sí alguien de verdad quiere pensar en cómo construir una provincia de Santa Fe y una ciudad de Rosario para las próximas generaciones, para los próximos 50 años, debería estar pensando en clave ambiental. Porque con eventos climáticos extremos, sin diversidad, y con los sistemas terrestres en situación crítica, no hay posibilidad de sostener la vida, no hay posibilidad de producir nada, no hay posibilidad de desarrollo económico. Esto lo sabe bien el verdadero poder económico del mundo, el que define la “Geopolítica de la Enfermedad”. El desafío es, creemos nosotros, no dilatar la toma de decisiones y ponernos en acción ya para recuperar la habitabilidad saludable en nuestras ciudades.

 

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