Opinión del Lector

Extravíos de la oposición en política exterior

La reacción negativa de la oposición al ingreso de la Argentina al BRICS y otras afirmaciones que sus dirigentes máximos han hecho sobre la política exterior que llevarán a cabo si alcanzaran a triunfar en la próxima elección genera preocupación para quienes creemos en la importancia de las continuidades diplomáticas de nuestra democracia y el fortalecimiento de políticas de estado en esta materia.

Me refiero a la autonomía nacional en la toma de decisiones, la cooperación con todas las naciones del mundo, el fortalecimiento de la integración regional y el apoyo al multilateralismo para la solución de los principales temas de la agenda internacional. Estos fueron ejes que con diferentes matices aunque con algunas claudicaciones estuvieron en general presentes en nuestras políticas de los últimos cuarenta años.

Se ha hablado de alineamiento con Estados Unidos e Israel, de la salida del Mercosur, de que no habrá diálogo “con comunistas” y de que no integraremos agrupaciones de países donde haya miembros cuyas políticas nos disgusten.

De concretarse este programa estaríamos ante un cambio profundo de nuestro relacionamiento con el mundo con consecuencias negativas para un despliegue integral que amplíe nuestras posibilidades comerciales y de cooperación.

Alinearse con Israel y trasladar nuestra embajada de Tel Aviv a Jerusalén supone romper el consenso internacional que violó el Presidente Trump y desconocer las resolución 478 del Consejo de Seguridad que pidió a los Estados que ante la anexión unilateral israelí de Jerusalén Oriental trasladaran sus embajadas a Tel Aviv.

Tal alineamiento implica entre otras cuestiones aprobar la política de asentamientos ilegales que promueve Israel en los territorios ocupados contra las cuales se pronunció por unanimidad el Consejo de Seguridad en su resolución 2334. Mantener nuestra posición tradicional en estos temas y revindicar el principio de “dos Estados” para la solución del conflicto árabe israelí no obstruyó nunca el desarrollo de vínculos amistosos con Israel y nos permitió además mantener una relación siempre cordial con el mundo árabe.

Alinearse con Estados Unidos es un anacronismo que ese país no reclama. Recientemente el Director de la CIA, William Burns pronunció un discurso en la Conferencia anual de la Fundación británica Ditchley en la que dijo “democracias y autocracias, economías desarrolladas y en desarrollo y países del Sur Global y otras partes del mundo tienen la intención de diversificar sus relaciones con el fin de ampliar su autonomía estratégica y maximizar sus opciones. Estos países ven pocos beneficios y muchos riesgos en las relaciones geopolíticas monógamas. En cambio, es probable que veamos que más países persiguen relaciones más abiertas de lo que estábamos acostumbrados durante varias décadas de unipolaridad, posteriores a la guerra fría”. Este país entiende el cambio que está en curso y no se agravia por la búsqueda de nuevas relaciones. Afirmar nuestro derecho a diversificar nuestras relaciones no significa desconocer nuestra pertenencia cultural a Occidente y nuestra cooperación primordial con Estados Unidos en cuestiones estratégicas, la que se mantuvo siempre en los sucesivos gobiernos democráticos argentinos.

Dialogar sólo con quienes tienen nuestra misma visión del mundo no ha sido nunca una guía razonable para el manejo prudente de las relaciones exteriores. No se entiende que se persigue pues nuestra inacción o la verbalización de nuestro repudio y hostilidad no cambiará en nada a esos países que seguirán jugando un rol importante y deteriorará seguramente cualquier posibilidad de comercio y relacionamiento futuro.

Finalmente, el Mercosur debe ser mantenido y mejorado y cualquier decisión sobre su futuro debe ser negociada con nuestros socios, en particular con Brasil, que es nuestro gran aliado político y comercial. No se puede extraer a la Argentina de una relación tan profunda, anclada en la geografía y en los numerosos y variados intercambios desde los albores de la democracia retrotrayendo la misma a la desconfianza de los tiempos de la dictadura.

Estas políticas extravagantes que se anuncian no tienen similitudes con las que practican la mayoría de los países latinoamericanos ni tampoco los europeos que priorizan su interés nacional por encima de consideraciones principistas o ideológicas. Esos extravíos solo nos conducirán esta vez sí a aislarnos y a perder oportunidades en un mundo muy diverso cuyos ejes de poder están en mutación y se desplazan a nuevas regiones y países con los que es indispensable relacionarnos para mejorar nuestras posibilidades económicas y comerciales de las que depende nuestro desarrollo futuro.




*Ex Vicecanciller

Autor: Alberto D’Alotto|

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web