El disparo inicial lo tuvo el gobernador Ricardo Colombi, ni bien se le cayó la idea reformista para su elección eterna, cuando trató de sinvergüenzas a los que “no honran sus deudas”, como integrantes de un sistema corrupto que “generó deudas”, empeñando a las generaciones futuras. Fue el comienzo de una grotesca campaña verbal de cara al año político que se avecina. No los mencionó pero su ráfaga de metralla estaba dirigida a los justicialistas y, especialmente, a Fabián Ríos “por no cumplir su palabra”. El límite entre el amor y el odio fue muy fino.



Pasaron diez días desde las sentencias cuasi escatológicas de Colombi, hasta que este viernes el intendente de Corrientes también se refirió a los cíclicos recortes arbitrarios de fondos que el Gobierno Provincial le aplica a la comuna capitalina.



“Hay que ser muy imbécil para abusar del más débil, para pisarle la cabeza a un trabajador; hay que ser muy inútil sintiéndose poderoso y sacándole el salario del bolsillo a una familia”, señaló ante una multitud que lo acompañaba. Fue una bofetada pública que seguramente sonará en varios rostros del gobierno, donde siquiera una barba tupida alcanzará para mitigar semejante cachetazo.



En ese contexto, “el dolor más grande que uno tiene es cuando el gobernador de la provincia se enoja y le empieza a retener plata a la Municipalidad; pasa por la carga que recae sobre los obreros que están haciendo pavimento, tienen que ir a su casa y decirles a sus familias que se retrasan los trabajos o los pagos. Eso es lo que más duele y nos molesta”, admitió.



Fabián Ríos le aclaró al gobernador Ricardo Colombi, que “el problema no es conmigo, es con los vecinos y los trabajadores” a los que afecta con los recortes de recursos.



“Si el problema es conmigo, lo puede resolver en cualquier lugar, pero no sacándole el salario a un trabajador. Eso no se hace. Eso no es de bien nacido. No es de hombre de palabra, de alguien que debe ser solidario; ni de quien quiera mirar hacia adelante”.