Por su parte, el fiscal solicitó la misma pena para Matías Farías y 20 años de cárcel para Juan Pablo Offidani.
Este jueves se llevó a cabo la jornada de alegatos de la parte acusadora en el segundo juicio por el abuso sexual y femicidio de Lucía Pérez, ocurrido el 8 de octubre del 2016. Las abogadas de la familia de la víctima pidieron que los imputados sean condenados a la pena de prisión perpetua. En tanto, el Ministerio Público Fiscal alegó en disidencia para uno de los acusados.
La audiencia comenzó pasadas las 9, en Mar del Plata, donde los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 juzgan a Matías Farías y Juan Pablo Offidani.
El alegato de ambas partes, que duró casi cinco horas, fue seguido desde una pantalla gigante por allegados de la menor y organizaciones sociales y de mujeres que se concentraron en las inmediaciones de los tribunales.
Tal como publicó TN, Leandro Arévalo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7, consideró que en el debate oral iniciado el pasado 7 de febrero quedó acreditada la responsabilidad penal de ambos imputados por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por resultar la muerte de la persona ofendida, por el suministro de estupefacientes y en el marco de un contexto de violencia de género, en concurso ideal con femicidio”.
Arévalo aseguró que Farías fue el autor del hecho y solicitó la pena máxima, mientras que para Offidani pidió 20 años de cárcel, ya que sostuvo que el hombre de 47 años colaboró como “partícipe secundario” del hecho.
Minutos más tarde le tocó alegar a la querella, donde las abogadas Florencia Piermarini y Verónica Heredía acompañaron la acusación de la fiscalía, pero entendieron que el grado de participación de Offidani fue “necesario”, por lo que, según ellas, el imputado debería recibir perpetua al igual que el principal acusado.
El próximo martes serán los alegatos de las defensas, que adelantaron que apuntarán a cuestionar la existencia del delito, y luego ambos imputados tendrán la posibilidad de brindar sus últimas palabras antes de que los jueces Gustavo Fissore, Roberto Falcone y Alexis Simaz anuncien la fecha de la sentencia.
Cuáles fueron los alegatos de la fiscalía
Según señaló Arévalo ante los magistrados del TOC 2, a lo largo de las ocho jornadas en las que declararon casi 30 testigos, se probó que ambos imputados pasaron a buscar a la menor en la camioneta de Offidani por la esquina de su casa en la mañana del 8 de octubre de 2016, “con la finalidad de abusar sexualmente de ella a sabiendas de su condición de menor de edad y de consumidora de sustancias estupefacientes”.
El fiscal precisó que, luego de trasladarla a la casa de Farías, en el barrio Alfar, y quedar a solas con él, cerca de las 10.30 el principal acusado “le suministró cantidades indeterminadas” de cocaína y marihuana, para “lograr quebrantar su voluntad”, en “un indudable contexto de violencia de género” y luego “la accedió en reiteradas oportunidades”.
El fiscal sostuvo que “dicho abuso fue brusco y violento”, de acuerdo a una serie de “lesiones constatadas en el cuerpo” de la adolescente.
Detalló además que, tras una descompensación sufrida por Lucía, Offidani volvió a la casa ubicada sobre la calle Racedo, para “continuar colaborando con el señor Farías y prestándole asistencia”, en primer término “acondicionando” el cuerpo y luego “trasladándola sin vida” a la sala de primeros auxilios del barrio Serena, ubicada a cuatro kilómetros al sur del Faro de Punta Mogotes.
Arévalo puso el foco en la situación de vulnerabilidad de la víctima, por su condición de menor, de mujer y de consumidora, que “no está en igualdad de condiciones con aquel que se dedica a la venta de estupefacientes”, con quien además mantenía “una deuda dineraria” por la compra previa de drogas.
En cuanto al rol de Offidani, dijo que tenía una foto de Lucía en su celular, que además “ni era remís ni nada que se le parezca” de Farías, sino que “era socio”, y recordó en ese sentido que junto a él fue condenado en un primer juicio por la tenencia de drogas con fines de venta.
“Con Farías iban y vendían, lo llevaba para todos lados”, señaló, y agregó que “sabía perfectamente qué iba a hacer” el principal acusado y “lo que iba a pasar”.
Arévalo aseguró al respecto que los imputados “no iban a buscar clientes” al colegio, sino que “iban a buscar nenas”, con las cuales trataban de “tener sexo por la vía que fuera posible”.
El alegato de las abogadas de la familia de Lucía
Al alegar las abogadas de la familia de la menor, subrayaron que las lesiones en la zona genital que presentaba Lucía son “prueba irrefutable de la falta de consentimiento”.
“¿De qué consentimiento estamos hablando? ¿De del una niña, de una mujer de 16 años, drogada por un dealer, violada en forma brusca e intensa por un dealer mientras se estaba muriendo?”, cuestionó Piermarini.
La abogada Heredia señaló por su parte que “la participación de Offidani fue en calidad de partícipe necesario”, como “colaborador primario para que se produzca la violación y la muerte de ella”.
Tal como se informó anteriormente, el alegato de ambas partes duró más de cinco horas y fue seguido desde una pantalla gigante en las puertas de Tribunales, por allegados de la menor y organizaciones sociales y de mujeres que se concentraron en las inmediaciones.
En la sala de audiencias ubicada en el sexto piso, en tanto, estuvieron los padres de Lucía, Marta Montero y Guillermo Pérez, acompañados por el papá de Natalia Melmann, la adolescente violada y asesinada por policías en Miramar en febrero de 2001, y de Sergio Maldonado, hermano de Santiago.
Ninguno de los dos acusados estuvo presente en el Tribunal. Tal como lo hicieron con el arranque del juicio, siguieron las audiencias de manera remota: Farías, desde la Unidad Penal de Florencia Varela, y Offidani, desde la Alcaidía Penitenciaria de Batán.