Las negociaciones apuntan a que el organismo avale las metas del primer semestre y que las conversaciones se concentren en las variables de la segunda mitad del año.
Las primeras negociaciones del massismo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzaran en horas. Esta semana una avanzada del equipo del ministro de Economía, comandados por Gabriel Rubinstein, tomará contacto directo con el director gerente para el Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn, para comenzar a ponerse de acuerdo en un esquema básico de negociaciones: que el organismo financiero avale las metas del primer semestre del año, las apruebe en líneas generales; y que las conversaciones entre Massa y la cúpula del Fondo que comenzarán la próxima semana con el viaje del ministro a Estados Unidos, se concentren en lo que sucede y sucederá con la economía argentina en el segundo semestre del 2022. Suponen desde Buenos Aires, que el propio FMI está tan interesado como Argentina para que esto suceda.
Pero también se reconoce, que para que esto sea posible, los técnicos locales deben llevarle al equipo que comanda Goldfajn con mano dura, datos financieros y fiscales que sean defendibles ante el temible Board; que siempre espera a la Argentina con recelo. Pero que, si desde la oficina del director gerente para el Hemisferio Occidental hay una recomendación de aprobación de metas fundamentales dentro del acuerdo de Facilidades Extendidas vigente; no se le pondrán trabas a la secuencia del pacto y se le brindará el aval a la tarea realizada. Quizá por cuestiones políticas más que económicas o financieras, debido a que nadie quiere en el mundo actual una crisis en un país importante como Argentina. Mucho menos provocada por el propio organismo. Y que, en todo caso, llegará en el 2023 el momento de juzgar el primer año del acuerdo.
Pero también se reconoce, que para que esto sea posible, los técnicos locales deben llevarle al equipo que comanda Goldfajn con mano dura, datos financieros y fiscales que sean defendibles ante el temible Board; que siempre espera a la Argentina con recelo. Pero que, si desde la oficina del director gerente para el Hemisferio Occidental hay una recomendación de aprobación de metas fundamentales dentro del acuerdo de Facilidades Extendidas vigente; no se le pondrán trabas a la secuencia del pacto y se le brindará el aval a la tarea realizada. Quizá por cuestiones políticas más que económicas o financieras, debido a que nadie quiere en el mundo actual una crisis en un país importante como Argentina. Mucho menos provocada por el propio organismo. Y que, en todo caso, llegará en el 2023 el momento de juzgar el primer año del acuerdo.