La autora afirma que el autor de "Vigilar y castigar" junto a Deleuze son dos filósofos de su universo, de esos autores que suele releer recibiendo cada vez nuevos mensajes. Aqui reúne sus reflexiones, "aquellas que primero fueron sensaciones, luego emociones y ahora pensamientos".
I. Filósofos, genetistas, semiólogos, economistas, sociólogos, políticos, intelectuales de variadas extracciones profesionales, tienen como objeto de estudio de sus investigaciones a la Biopolítica, al Biopoder. El tema involucra a los trabajadores corporales de un modo especial.
Independientemente de las técnicas con las que estamos familiarizados, los entrenamientos corporales apuntan a desarrollar en nosotros las antenas perceptivas para captar lo que va aconteciendo en los cuerpos, en su biología, en los modos de vivir, de percibir, de actuar, de afectarse, como consecuencia de las marcas que el histórico social va imprimiendo. Es la enseñanza que me deja Foucault.
Nuestro quehacer apunta a hacer visibles estas marcas. Otros profesionales pueden aportarnos elementos teóricos, conceptos con los que leer “eso que captamos”, y el trabajador corporal, a su vez, puede conducir a nuevas conceptualizaciones desde su práctica.
-En una nota periodística (1992. La Maga, a ocho años de la muerte del filósofo) se publica un reportaje que salió por primera vez en el suplemento literario de Le Monde el 29 de febrero de 1975. En él surge su interés por un pensamiento multidisciplinario, abierto a “disciplinas no tradicionales y a usos nuevos e imprevistos”-.
El término Biopoder, en un sentido amplio, se refiere a los mecanismos de control, de regulación, de normalización, correctivos, a las políticas que se ejercieron históricamente y se ejercen hoy sobre la vida, día a día, con variados disfraces. Biopolíticas, políticas sobre los cuerpos –colectivos y singulares-, sobre la vida en los cuerpos.
El concepto de Biopotencia que utilizan algunos autores alude a los anticuerpos, a las defensas que van creciendo en la sociedad, a las fuerzas que se generan en el interior de los grupos, de los cuerpos, cuando los controles se hacen rígidos, e intentan inmiscuirse en la esfera de lo íntimo, de lo privado, y sin embargo son inoperantes para proteger la salud corporal y mental de las personas, más aún, las enferman.
Lo que los terapeutas y trabajadores corporales recogemos son los efectos en las vidas, en los cuerpos de quienes nos consultan -y en los nuestros propios como profesionales de la salud- de lo que parecería ser una enfermedad, un trastorno, un deterioro de la calidad de vida individual, algo que se considera fruto de la desgracia personal, del destino y que sin embargo nuestra sensibilidad nos descubre como un deterioro, una enfermedad que no es sólo lo que le toca a cada uno en el reparto. Parte de la Biopolítica actual es sumirnos en la soledad de nuestras afecciones. Reconocer el padecimiento del que todos somos portadores, agruparnos, abre canales para desarrollar potencias.
II. En su recorrido genealógico Foucault subraya que en la esclavitud se instaló la apropiación de los cuerpos, la dominación absoluta de los cuerpos bajo el capricho del amo. En el vasallaje se impuso una relación de sumisión, relativa más que a los cuerpos en sí, a los productos del trabajo de esos cuerpos. El ascetismo garantizó privaciones, implicó obediencia a otros, pero también hizo que las personas valoraran el dominio de cada cual sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo. El antiguo derecho del soberano de hacer morir o conceder la vida (el circo romano) es reemplazado por un poder de hacer vivir o abandonar a la muerte.
Foucault denomina Panóptico a una metáfora arquitectónica que permite organizar un estilo de vida donde se sitúa el cuerpo individual, cuerpo-máquina, en un espacio cerrado, una cuadrícula, para poder tenerlo en la mira, como ocurre en prisiones, hospitales, reformatorios, escuelas, psiquiátricos. El cuerpo se hace dócil, existe una vigilancia permanente, castigos y recompensas, procesos correctores de acuerdo con normas establecidas.
III. Relaciones entre el Poder y el cuerpo ¿De qué cuerpo tiene necesidad la sociedad actual?
Foucault observa que modelos que predominaron en diferentes épocas, dispositivos que fueron útiles para resolver emergencias sociales, siguen teniendo vigencia. Cuerpos que enferman por abandono, por falta de tiempo, por no tener las mínimas condiciones sanitarias, de vivienda, que hacen a la vida tolerable: los cuerpos no pueden y siguen, no saben que no pueden, no hay lugar para la enfermedad, sólo para la muerte.
Otro tema relativo a la producción de corporeidad actual es que el éxodo del Estado protector dio lugar a otro tipo de protección, la protección vampírica privada a través de organismos surgidos de los intereses del Mercado.
Este tipo de Estado tiene la habilidad de hacer creer que no está ausente y así logra continuar manteniendo su poder y reglando la vida.
En algunos de sus escritos, Foucault menciona dos tipos de controles: “control de represión” y “control de estimulación”. Desnudez, pero para cuerpos bellos, corporeidad light, corporeidad botox, corporidad plasma. Estos cuerpos viven en la quimera de su libertad de elección, creen que consumen para vivir una vida muy especial.
IV. Nuestro lugar como terapeutas corporales hoy
Quizás el de seguir acompañando los procesos y denunciar lo que vemos en los cuerpos, tanto en nuestros lugares de trabajo, como en las calles y donde los encontremos. Además conversar más entre nosotros sobre estos temas. Asumirnos como intelectuales de denuncia y no relegarnos a ser sólo practicantes de una disciplina corporal.
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