Internacionales

Francia y Alemania se plantean un paraguas nuclear ante el abandono de Trump

Europa se plantea ya una respuesta decidida al giro que Donald Trump ha dado a las alianzas de EE.UU. París y Berlín han puesto sobre la mesa la posibilidad de establecer un paraguas nuclear propio para la defensa del Viejo Continente, dado el abandono por parte del nuevo líder estadounidense en favor de Rusia. La idea pasa necesariamente por la participación del Reino Unido, la única potencia nuclear europea junto a Francia, si bien el Gobierno británico todavía no ha dado su visto bueno.El debate sobre el futuro de la seguridad europea , que se definirá en la cumbre extraordinaria de líderes de la UE el próximo 6 de marzo y la cumbre de la OTAN en junio, se ha avivado después de la conversación entre Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin , y la reunión entre delegaciones de ambos países en Arabia Saudí que abrió la puerta al fin de la guerra en Ucrania sin tener en cuenta a Kiev ni a la UE. Las votaciones de EE.UU. junto a Rusia en la ONU este lunes confirmaron la cercanía entre ambos países.Noticias relacionadas estandar Si Rusia abre a Trump su reserva de minerales: «EE.UU necesita tierras raras. Nosotros tenemos muchas» Rafael M. Mañueco estandar Si Italia se divide sobre el envío de soldados a Ucrania: Salvini contra Meloni Ángel Gómez FuentesEn Francia, Emmanuel Macron , su Gobierno, la oposición y toda la prensa nacional estiman que el encuentro del presidente francés con Trump en la Casa Blanca ha agravado el abismo entre EE.UU. y Europa sobre una Alianza Atlántica que se percibe ya «moribunda».A título personal, Macron ve confirmada la tesis esencial de su pensamiento estratégico, presentado en La Sorbona el 26 de septiembre de 2017: «En materia de defensa, Europa debe dotarse de una fuerza común de intervención, de un presupuesto de la defensa común y de una doctrina común, para actuar en defensa de sus intereses», decía entonces, seis meses después de instalarse en el Elíseo. «Debemos crear con rapidez un Fondo europeo de la defensa -afirmaba-, acompañado de una cooperación estructurada permanente, completada con una iniciativa europea de intervención que permita integrar nuestros ejércitos a todos los niveles».En esa conferencia, Macron echó los fundamentos de una Europa «soberana», militar, económica, comercial y diplomáticamente. El presidente francés, como todos sus antecesores, subrayaba en ese momento que el arsenal nuclear francés estaba al servicio de la seguridad europea.El canciller Olaf Scholz y su gobierno rechazaron diplomáticamente las propuestas de Macron considerándolas «poco realistas», apelando a la lealtad a EE.UU., la alianza atlántica y su organización militar integrada, la OTAN.«¿Será posible poner las armas nucleares francesas al servicio de Alemania y Europa?», se preguntaba ZDF tras entrevistar a MerzDurante los últimos siete años largos, Macron ha repetido en muchas ocasiones su ambición de «soberanía europea», incluso en el terreno capital de la seguridad. Pero, por vez primera, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, tres días antes que Macron se entrevistase con Trump en Washington, el próximo canciller de Alemania, Friedrich Merz , aceptaba y asumía como propio buena parte del proyecto de seguridad europea macroniano, declarando: «El presidente de Estados Unidos, Trump, amenaza con retirar su protección a Europa. Debemos negociar con Francia el futuro de nuestra seguridad». «¿Será posible poner las armas nucleares francesas el servicio de Alemania y Europa?», se preguntaba el canal ZDF tras entrevistar a Merz.El fracaso absoluto del diálogo de Macron con Trump confiere a las antiguas proposiciones francesas y a la muy reciente apertura alemana una importancia sin precedentes.Emmanuel Macron, con Donald Trump este lunes en la Casa Blanca ReutersEl vespertino \'Le Monde\' titulaba este martes a toda página: «El encuentro de Trump y Macron ilustra cómo está creciendo un abismo entre los aliados históricos». Esa sima afecta a todos los fundamentos de la Alianza Atlántica. Francia, como el resto de los aliados europeos, perciben con inquietud que EE.UU. voten con Rusia en Naciones Unidas en una cuestión capital. La Francia de Macron es consciente de los problemas colosales que presenta el proyecto de creación de un sistema de defensa europea independiente de la OTAN.París comparte con Londres el proyecto de enviar soldados franceses e ingleses a Ucrania, como posible fuerza de interposición. Pero Macron no comparte con el primer ministro británico ninguna ilusión sobre el alejamiento militar de Europa de EE.UU.París es consciente de que otros miembros de la UE y la OTAN son sensibles a las sirenas de Putin y Trump. Es el caso, en cierta medida del húngaro Viktor Orbán y la italiana Giorgia Meloni. Previsiblemente, plantearán muchos problemas al proyecto de creación de un sistema de seguridad europeo, que podrían aprobar otros aliados influyentes, como Polonia.Pendientes de MerzAnte tal arco iris de problemas, Macron espera que Friedrich Merz pueda negociar un gobierno de coalición con relativa rapidez, para poner abordar el más urgente de los problemas donde está hipotecado el futuro de Europa.En el caso de Alemania, este país carece de armas nucleares propias y no puede fabricarlas, como parte del Tratado de No Proliferación Nuclear y del Dos más Cuatro. Estados Unidos se ha encargado de su seguridad disuasoria desde la Segunda Guerra Mundial y actualmente tiene estacionadas decenas de ojivas en la Base Aérea de Büchel, bajo el paraguas de la OTAN. Francia lleva años ofreciendo a Berlín una asistencia similar con su propio arsenal nuclear, pero Alemania siempre se ha negado, fiel al vínculo trasatlántico y a una estructura de seguridad que Trump ahora parece querer dinamitar. La nueva Administración estadounidense ha dejado claro en la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich que necesita concentrar fuerzas en el Pacífico y que sus activos militares «no se van a quedar para siempre en Alemania». En los contactos que mantuvo en Múnich Friedrich Merz, mostró su «disposición a hablar» de un modelo sustitutorio, que consistiría en el despliegue en Alemania de aviones de combate con armas nucleares franceses y británicos que cumplirían con la misma función disuasoria.Merz se ha referido al «hecho de que tengamos que hablar con los británicos y los franceses, ambas potencias nucleares europeas, sobre la cuestión del reparto nuclear, al menos en materia de seguridad nuclear de Gran Bretaña y Francia que podría ser reclamada por nosotros». Y ha recordado que «el Gobierno francés ha planteado, de hecho, a los gobiernos alemanes en reiteradas ocasiones esa posibilidad y siempre ha quedado sin respuesta».Los alemanes carece de armas nucleares y no pueden fabricarlas, y EE.UU. se ha encargado de su seguridad disuasoriaEn su primera rueda de prensa tras ganar las elecciones del domingo, Merz declaró sin embargo que todavía confía «en convencer a Trump de que, en el propio interés de Estados Unidos, le conviene seguir cumpliendo sus compromisos con la OTAN y con la UE», en la línea de lo que defiende también el embajador polaco en Berlín Jan Tomwinski, el tercer vértice del Triángulo de Weimar , el formato diplomático que incluye a Francia, Alemania y Polonia , y que Merz está decidido a relanzar. Tomwinski insiste en que «hay que hacer ver a Trump lo que tiene en la OTAN».En todo caso, Merz no puede tomar decisión alguna al respecto hasta no ser nombrado canciller , lo que depende de una coalición que apenas ha empezado a negociar con el Partido Socialdemócrata ( SPD ), que tiene al respecto sus opiniones propias y dispares. La eurodiputada Katarina Barley desató recientemente un debate nacional al proponer la adquisición común de ojivas nucleares bajo la administración de la UE, idea que fue contestada desde su propio partido como una «escalada altamente peligrosa».El todavía ministro alemán de Defensa, que posiblemente jugará un papel en el próximo gobierno de coalición y bastante más documentado que Barley, todavía no se ha pronunciado. «El objetivo debería ser, en primer lugar, las conversaciones con británicos y franceses sobre cómo Alemania puede participar en la seguridad común», explica Karl-Heinz Kamp , experto del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP). A Moritz Kütt , de la Universidad de Hamburgo, le preocupa que otros países exijan lo mismo. Las armas nucleares estadounidenses se estacionan también en Bélgica, Países Bajos, Italia y Turquía.Starmer se prepara para visitar a TrumpLa cuestión de la seguridad europea estará muy presente también en el encuentro que celebrarán este jueves Keir Starmer y Donald Trump en Washington, un desafío diplomático de gran magnitud para el Reino Unido. Las diferencias entre ambos en política exterior son notables y el primer ministro británico se enfrenta a la difícil tarea de navegar una relación con un aliado volátil. Uno de los principales puntos de fricción es la guerra en Ucrania . Starmer, que se ha mostrado firme en su apoyo a Kiev, intentará persuadir a Trump para que mantenga su respaldo al gobierno de Volodímir Zelenski y para que cualquier negociación con Rusia incluya garantías de seguridad y apoyo financiero para la reconstrucción de Ucrania.Además, en un intento por mitigar las críticas de Trump sobre la falta de inversión europea en defensa, Starmer anunció este martes ante el Parlamento el compromiso del Reino Unido de elevar el gasto militar al 2,5% del PIB para 2027.«Seré claro a Trump: quiero que esta relación se fortalezca aún más» Keir Starmer Primer ministro británicoEsta medida busca enviar una señal de compromiso con la seguridad transatlántica y reforzar la posición británica como actor clave en la estabilidad de Europa. «Cuando me reúna con el presidente Trump esta semana, seré claro: quiero que esta relación se fortalezca aún más», aseveró.El plan de Starmer prevé el mayor aumento sostenido del gasto en defensa desde el final de la Guerra Fría . El gasto militar pasará del 2,3% actual al 2,5% del PIB en 2027, lo que supone un incremento de 13.400 millones de libras esterlinas anuales. Además, el primer ministro expresó su clara ambición de elevar el gasto hasta el 3% en la próxima legislatura. Para financiarlo, el Gobierno reducirá el presupuesto de ayuda internacional del 0,5% al 0,3% del PIB.Otro tema que tiene Starmer sobre la mesa es la propuesta de Francia de poner en marcha un paraguas nuclear con Alemania en el que los británicos participen. Aunque el Gobierno británico no ha emitido declaraciones oficiales sobre la posibilidad de sumarse a este plan, dada la postura de Starmer en relación con Trump es probable que el líder laborista esté abierto a discutir esta propuesta con sus socios europeos. Cabe recordar que a lo largo de los años Londres ha mostrado interés en fortalecer la cooperación defensiva con París, especialmente en materia nuclear. Y a diferencia de la disuasión nuclear francesa, que opera de manera independiente, el arsenal nuclear británico, aunque bajo control nacional, está integrado en la estrategia defensiva de la OTAN, lo que genera un vínculo estratégico con Washington del que Londres difícilmente querría prescindir.Pero las tensiones entre Londres y Washington no se limitan a la relación entre Starmer y Trump. En los últimos meses, se ha evidenciado un deterioro general de la relación bilateral, en gran parte debido al giro conservador de Estados Unidos en cuestiones comerciales y de seguridad. Otro elemento que ha avivado las fricciones ha sido Elon Musk y sus críticas abiertas al Partido Laborista británico y a las políticas económicas y regulatorias del Reino Unido bajo Starmer, sugiriendo, entre otros temas, que su Gobierno podría ser un obstáculo para la inversión tecnológica y empresarial. Aunque estas declaraciones no representan una postura oficial de Washington, reflejan la creciente distancia ideológica entre el liderazgo británico y el estadounidense.En este contexto, la reunión de este jueves será clave para definir el futuro de la relación entre ambos países. Starmer debe equilibrar la necesidad de mantener la alianza histórica con Washington mientras refuerza su posición en Europa y así evitar que el Reino Unido quede atrapado en una disputa geopolítica que lo debilite en el escenario internacional.

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