El Papa Francisco apuntó contra las políticas de ajuste del presidente Javier Milei, aunque sin aludirlo. El sumo pontífice de la Iglesia Católica cuestionó la desinversión en las universidades, ya que consideró que «es criminal» desfinanciar la educación superior.
Del mismo modo, le pidió al pueblo argentino que «sigan luchando» y que se «defiendan de la ideología», en un claro mensaje de no bajar los brazos a la hora de proteger derechos que tanto costó conseguir.
Cuando se le consultó sobre los ajustes en las universidades que está viviendo Argentina, desde la llegada de Milei al Gobierno, Francisco sostuvo que «hacer un ajuste en educación es un suicidio programado de un país».
«No se puede, es criminal. Y a mí me alegra cuando veo diversas situaciones en las que hay un ajuste, se oponen. Incluso los jóvenes. Se opone, arma lío, reclama. Porque la educación es un alimento. Es lo mismo que le saques la comida a la gente. Es la comida del alma, de la mente y del espíritu», expresó.
Y agregó: «A veces en los países un poco dictatoriales, ya sea con dictaduras confesadas o encubiertas, una de las víctimas principales es la educación. O te la hacen ideológica, para cambiar la cabeza, o te la van podando lentamente, en el caso liberal, y solo los hijos de los ricos pueden tener acceso».
En esa línea, se manifestó en contra de que a la universidad «solo tengan acceso los hijos de los ricos». «El pueblo necesita formar cabezas, una cultura universitaria grande y un país tiene que proveer a que su universidad cree los cerebros del futuro», subrayó.
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Por otra parte, opinó sobre los líderes que utilizan discursos de odio o negacionistas, señalando que «el negacionismo siempre es venenoso», por lo que reflexionó que «cuando uno niega una realidad, una historia o una situación concreta, se está pateando en contra».
«El negacionismo es suicida. Hay que aceptar la realidad como se vive y dialogar de realidad a realidad. La realidad es la que va a ayudar a la salida a los conflictos. Detrás de los conflictos hay una verdad, un reclamo justo o una locura. No se puede resolver un conflicto a balazos», subrayó.