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Francisco: El mundo elige matar al hermano, el Señor busca salvarnos hasta el final

El Papa concedió una entrevista a la periodista Lorena Bianchetti, en una entrega especial de su programa "A Su imagen". Allí habló de la guerra, del papel de las mujeres, los refugiados y la pandemia.

El papa Francisco se refirió en una entrevista a diversos temas de actualidad, y a las prioridades de su ministerio. En diálogo con la periodista Lorena Bianchetti, en una entrega especial de su programa "A Su imagen", el Santo Padre abordó el drama de la guerra, no solamente en Ucrania; el papel de las mujeres; la cuestión de los refugiados; la pandemia; y la mundanidad en la Iglesia. Sobre esto último, expresó: "El mundo ha elegido a Caín, pero Dios no deja de salvarnos", dando un mensaje de esperanza y con buenos deseos para esta Pascua.

La entrevista estuvo centrada en un eje: el silencio del Viernes Santo, silencio que hoy se refleja en el dolor humano que el mundo vive hoy, silencio que da lugar al llanto. Así lo expresó el Santo Padre ante la periodista Lorena Bianchetti: "Una de las cosas que he aprendido es a no hablar cuando alguien sufre", "debemos pedir la gracia del llanto".

Como el Señor, muchos inocentes viven hoy ese momento de la Pasión, ese camino de dolor y silencio. Víctimas de la guerra, no sólo en Ucrania, aclaró Francisco, sino que en todas partes resuena el sonido de las armas, "el mundo está en guerra": Siria, Yemen y el drama de los "rohingya expulsados, sin patria", "el genocidio de Ruanda de hace 25 años" son algunos de los escenarios bélicos que tiñen de sangre diversas regiones del planeta. Un mundo, explica el Pontífice, que "ha elegido el esquema de Caín", de "matar al hermano".

El Señor busca salvarnos hasta el final

Con el diablo "no se dialoga" porque es "el mal absoluto". Pero sí se habla, afirmó Francisco, con las personas afectadas por "la enfermedad del odio". "Todos tenemos algo bueno". Esto, dice el Papa, "es el sello de Dios en nosotros". Siempre el Señor "busca salvarnos hasta el final" porque en cada hombre ha sembrado "algo bueno". Esta siembra también se hizo en Caín, pero el hermano de Abel, recuerda el Pontífice, fue culpable de una acción que formaba parte de la violencia. Y es con esta acción "que se hace una guerra".

El diablo, reiteró el Papa, no es un mito sino una realidad: "Yo lo creo". El demonio "es seductor", presenta "algo de bello en el pecado" y "lleva a pecar": "Si los pecados fueran feos, si no tuvieran algo de bello, nadie pecaría". Están, afirma Francisco, los "que hacen la guerra, los que destruyen la vida de los demás, los que explotan a las personas en su trabajo". También la explotación "es una guerra". Esto también destruye, "no sólo los tanques". El demonio "siempre busca la destrucción" porque el hombre es "imagen de Dios". Cuando Jesús muere, vuelve al Padre. Pero "está en cada persona explotada, que sufre las guerras, la destrucción, la trata". "Cuántas mujeres -subraya el Santo Padre- son esclavas de la trata en Roma y en las grandes ciudades." "Es obra del mal. Es una guerra".

"La batalla entre Dios y el demonio está en el corazón del hombre", citó la periodista recordando a Dostoyevski. "Es allí -subrayó el Santo Padre- donde se juega. Por eso necesitamos esa mansedumbre, esa humildad de decirle a Dios: soy un pecador, pero tú sálvame, ayúdame". Porque cada uno de nosotros, explicó Francisco, tiene dentro de sí la posibilidad de hacer lo que hacen los que "destruyen, explotan". El pecado "es una posibilidad de nuestra debilidad y también de nuestro orgullo".

Ante el dolor: el silencio y el llanto

Viendo una imagen de la guerra en Ucrania, donde un hombre y una mujer corren desesperadamente hacia un hospital, llevando a su hijo que ha sido alcanzado por las esquirlas de una bomba, Francisco reflexionó sobre cómo acompañar a los padres que viven la angustiosa experiencia de perder a un hijo: "Una de las cosas que he aprendido -afirma el Papa- es a no hablar cuando alguien sufre". Quienes sufren deben ser llevados "de la mano, en silencio". Ante el dolor, el Papa indica dos caminos: el silencio y el llanto. "Debemos pedir la gracia del llanto, ante nuestras debilidades, ante las debilidades y tragedias del mundo".

La imagen de una joven ucraniana embarazada, llevada en camilla entre los escombros, e intentando acariciar su vientre con las últimas fuerzas, fue el móvil de una nueva reflexión. La periodista hizo referencia entonces a la fuerza de las mujeres, de las madres rusas y ucranianas, y su papel concreto para la construcción de la paz.

Las mujeres son la fuerza

Al respecto, el Papa subrayó que las mujeres son "fuertes". "Jesús es el esposo de la Iglesia". Y "la Iglesia es mujer". Una madre "es capaz de acompañar a los hijos hasta el final". Como María y las mujeres al pie de la cruz. Las mujeres saben lo que significa "preparar la vida" y lo que es la muerte. "Hablan ese idioma". Después, recordando que la explotación y la violencia contra las mujeres son "el pan nuestro de cada día", el Pontífice subrayó que "las mujeres son la fuerza". A los pies de la cruz los discípulos huyen. No huyen, en cambio, las mujeres que "lo habían seguido durante toda la vida". "Jesús, de camino al Calvario, se detiene ante un grupo de mujeres". Ellas, señaló el Papa, "tienen la capacidad de llorar".

La conductora del programa de televisión "A Sua immagine" recordó a continuación las escenas de los refugiados que huyen de Ucrania a causa de la guerra y también la respuesta concreta recibida de estas personas en señal de acogida y solidaridad. Lorena Bianchetti se preguntó: "¿Ha derribado los muros de la indiferencia y los prejuicios contra los que huyen de otras partes del mundo porque han sido heridos por la guerra, o se sigue dividiendo a los refugiados en severas categorías?".

"Es cierto - respondió el Papa- los refugiados están subdivididos. "De primera clase, de segunda clase" y por "color de piel". "Somos racistas. Y eso es malo". Incluso Jesús, recuerda el Pontífice, "fue emigrante y refugiado en Egipto cuando era niño, para escapar de la muerte".

No hemos aprendido

La reflexión del Papa volvió entonces al Calvario. En la cruz hay personas azotadas por la guerra "de los países de África, Oriente Medio, América Latina, Asia". "Hace algunos años -añadió el Santo Padre- dije que estábamos viviendo la tercera guerra mundial por pedazos. Pero no hemos aprendido". El Pontífice recordó, en particular, sus visitas al santuario militar de Redipuglia y al cementerio de Anzio. "Vi y lloré". Francisco, recordando también las conmemoraciones en 2019 por el 75 aniversario del desembarco de Normandía, subrayó que "la guerra crece con la vida de nuestros hijos". "Por eso digo que la guerra -afirma el Papa- es una monstruosidad. Vayamos a estos cementerios que son precisamente la vida de esta memoria".

El lenguaje de la paz ha sido olvidado

Ante la pregunta sobre por qué los hombres no han aprendido del pasado y siguen utilizando las armas para resolver sus problemas, Francisco respondió explicando que entiende a "los gobernantes que compran armas". "No los justifico, pero los entiendo". "Tenemos que defendernos" porque seguimos el esquema de Caín. Pero se trata de un "esquema demoníaco" que lleva a "nos matemos unos a otros en aras del poder, en aras de la seguridad, en aras de muchas cosas". "Si fuera un modelo de paz, esto no sería necesario". También hay muchas "guerras ocultas", "lejos de nosotros". El lenguaje de la paz ha sido "olvidado". Aunque no faltan los esfuerzos por hacer callar las armas. "Se habla de paz. Las Naciones Unidas han hecho de todo, pero no han tenido éxito".

Hojeando las páginas del Evangelio, el Papa recordó entonces que hay una mujer de la que no se habla mucho. Es la esposa de Pilato. "Le dice a su marido: 'No te metas con este hombre justo'. Pero Pilato no la escucha, 'cosas de mujeres'". Esta mujer, señala el Pontífice, "comprendió el drama desde lejos". "Tal vez era madre, tenía esa intuición de las mujeres", explica. "El poder es capaz de cambiar la opinión de la gente de domingo a viernes. El Hosanna del domingo se convierte en el "¡Crucifícalo!" del viernes. Y este es nuestro pan de cada día. Necesitamos que las mujeres den la voz de alarma".

Entender la soledad de Jesús

"El Viernes Santo es un poco el día de la soledad", afirmó la periodista, y la soledad "hace pensar inevitablemente en lo que cada uno de nosotros sintió durante el periodo más agudo de la pandemia". Y también al momento extraordinario de oración del 27 de marzo de 2020. "No sabía -dijo el pontífice- que la plaza iba a estar vacía". "Fue un mensaje del Señor para entender bien la soledad".

Hay muchas soledades. "La soledad de los ancianos, la soledad de los jóvenes a los que dejamos solos". Y luego "la sabiduría de los ancianos, tantas veces descuidada y dejada de lado en una casa de reposo". Pero también la soledad "de los jóvenes, de los viejos. De quienes tienen una enfermedad mental en las residencias sanitarias. La soledad de las personas que atraviesan un tragedia personal", la soledad "de una mujer golpeada por su marido". Todos experimentan la soledad. "Usted también debe tener la suya", añadió el Papa dirigiéndose a la periodista. Yo tengo la mía. "Pequeñas soledades, pero es ahí, en esas pequeñas soledades, es donde podemos entender la soledad de Jesús, la soledad de la cruz."

¿Se ha sentido alguna vez solo -pregunta Lorena Bianchetti durante la entrevista- en el desempeño de su ministerio? "No-respondió Francisco-, Dios ha sido bueno conmigo. ¡Siempre, si hay algo malo, pone a alguien para que me ayude! Se hace presente. Ha sido muy generoso. Tal vez porque Él sabe que no puedo hacerlo solo".

Refiriéndose a algunas heridas que también afectan a la Iglesia, el Papa observó que el espíritu de mundanidad es "lo que más hace mal hoy en día". "Se alimenta y crece con el dinero". "Cuando cae en el espíritu mundano, la Iglesia es derrotada". Está bien "usar el dinero para hacer el bien, para sacar adelante a la familia con el trabajo", para servir. El Pontífice recordó también que cada día, por la mañana, dirige una oración a San Miguel Arcángel. "¡Todos los días! Para que me ayude a vencer al diablo". "Yo tengo miedo de él, por eso tengo que defenderme tanto. Al diablo que había hecho todas las maniobras para que Jesús terminara, como lo hizo, en la cruz".

Pedir el don de las lágrimas

Bianchetti señaló que "Kiev ya no es sólo un lugar geográfico". A los ojos del mundo representa mucho más. En su corazón, ¿Qué es?", preguntó. "Un dolor. El dolor-añadió el Papa- es una certeza. Para el dolor físico se puede intervenir, pero para el dolor moral no hay anestesias". "Sólo la oración y el llanto". "Nos hemos olvidado de llorar. Si puedo dar un consejo, a mí mismo y a la gente, es pedir el don de las lágrimas". El Santo Padre recordó también "una hermosa oración": "Señor, tú que hiciste brotar agua de la roca, haz brotar lágrimas de la roca de mi corazón". Luego Francisco se preguntó: ¿cuántas personas, ante las imágenes de las guerras, de cualquier guerra, han sido capaces de llorar? "Algunos lo hicieron, estoy seguro, pero muchos no".

Deja que Jesús te hable

En esta jornada de Viernes Santo, el Papa se dirigió también al corazón de cada hombre: "Ante Jesús Crucificado, deja que tu corazón se conmueva, deja que te hable con su silencio y con su dolor". Deja que te hable "con las personas que sufren en el mundo: que sufren el hambre, la guerra, tanta explotación y todas estas cosas". "Deja que Jesús te hable y, por favor, no hables tú. Silencio. Que sea Él y pida la gracia de poder llorar". A continuación, el Pontífice envió un mensaje de fraternidad a todos sus "hermanos obispos ortodoxos". Hermanos "que están viviendo esta Pascua con el mismo dolor con el que la vivimos nosotros, yo y muchos católicos".

¿Cómo se hace para perdonar a todas esas personas que nos hacen daño, que matan a inocentes, que hacen daño no sólo físico sino también psicológico?, preguntó sobre el final la periodista italiana. El Papa respondió a esta pregunta subrayando que el perdón tiene una raíz divina: "Si no he hecho ese mal, es porque Él me ha detenido con Su mano, con Su misericordia. Por eso no puedo condenar a quien viene a pedir perdón. Debo perdonar siempre. Cada uno puede decirlo a sí mismo".

La esperanza es tensión hacia el cielo

Otro pasaje de la entrevista se refirió a todas aquellas personas que, también como consecuencia del Covid, han perdido su empleo. "¿Qué palabras de esperanzaquiere darles? "La palabra clave que acaba de decir - responde el Papa- ; es esperanza". "La esperanza es tensión hacia el futuro, hacia el cielo". "La esperanza es la certeza de que tengo en mi mano la cuerda de esa ancla lanzada allí. Nos gusta hablar de la fe, tanto, de la caridad: ¡Mírala! La esperanza es un poco la virtud oculta, la pequeñita, la pequeñita de la casa. Pero es la más fuerte para nosotros".

La entrevista concluyó con los deseos del Papa Francisco para la Semana Santa: Mi deseo es no perder la esperanza, pero la verdadera esperanza -que no defrauda-, es pedir la gracia de llorar, pero el llanto de la alegría, el llanto del consuelo, el llanto de la esperanza. Estoy seguro, repito, que debemos llorar más. Nos hemos olvidado de llorar. Pidamos a Pedro que nos enseñe a llorar como él lo hizo. Y luego el silencio del Viernes Santo".+

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