El papa Francisco recordó esta mañana, durante la audiencia general, los múltiples virus que atacan el tejido social en la actualidad, e indicó el cuidado en crear una sociedad "solidaria" y "participativa". El pontífice también recordó que hoy celebramos la memoria de San Jerónimo, médico y padre de la Iglesia.
El Santo Padre prosiguió sus reflexiones sobre cómo curar el mundo que sufre y centró su meditación en el ejemplo de Jesús optando por los pobres, haciendo un uso adecuado de los bienes y cuidando nuestra casa común.
La "normalidad" a la que quisieran que volviéramos "estaba enferma de injusticias, desigualdades y degradación ambiental" que la pandemia dejó al descubierto. Injusticias que, advierte el papa Francisco, “no son naturales ni inevitables. Son obra del hombre, provienen de un modelo de crecimiento desprendido de los valores más profundos”. Por eso, para salir de la pandemia, debemos encontrar la cura no solo del coronavirus, que es importante, sino también de los grandes virus humanos y socioeconómicos”.
Seguir el camino indicado por Jesús para construir una sociedad "solidaria y justa" fue el tema del que habló el Papa en la audiencia general de hoy, celebrada, como desde hace algunas semanas, en el Patio de San Damaso, con 500 personas presentes.
Francisco pasó más de media hora entre ellos saludando, bendiciendo rosarios e imágenes, firmando fotografías y libros, intercambiando algunas palabras con algunos, bromeando con los niños, accediendo a prestarse para fotografiarse con ellos.
Un pequeño virus sigue causando heridas profundas y desenmascara nuestras vulnerabilidades físicas, sociales y espirituales. Expuso la gran desigualdad que reina en el mundo: desigualdad de oportunidades, de bienes, de acceso a la salud, tecnología, educación: millones de niños no pueden ir a la escuela, y así en la lista. Estas injusticias no son naturales ni inevitables.
Una cura no solo para el coronavirus
No debemos dejarnos vencer por el egoísmo, "por la ansiedad de poseer". No podemos salir de la crisis "mecánicamente": la inteligencia artificial, dijo el Papa, es importante, pero "ni los medios más sofisticados podrán hacer una cosa": alimentar la ternura, que es "la señal de la presencia de Jesús".
La crisis, no solo sanitaria, y sus consecuencias exigen una cura integral, capaz de erradicar eficazmente el coronavirus y también los muchos males que afligen al mundo.
El Santo Padre destacó, en particular, que el modelo económico actual, en la base de un desarrollo injusto, no puede ayudar a los pueblos a salir de la pandemia.
Por lo tanto, para salir de la pandemia, debemos encontrar la cura no solo para el coronavirus, ¡lo cual es importante! - pero también para los grandes virus humanos y socioeconómicos. No debemos esconderlos haciendo una pincelada de pintura para que no se vean. Y ciertamente no podemos esperar que el modelo económico que subyace al desarrollo injusto e insostenible resuelva nuestros problemas. No lo hizo y no lo hará, porque no puede hacerlo, incluso si ciertos falsos profetas continúan prometiendo "el efecto cascada" que nunca llega.
La empresa es solidaria y participativa
Resistir a los virus, incluso a los socioeconómicos, según el papa Francisco significa respetar la diversidad, tener en cuenta a todos, especialmente a los más pequeños, para fortalecer la comunión.
Debemos ponernos manos a la obra con urgencia para generar buenas políticas, diseñar sistemas de organización social en los que se premie la participación, el cuidado y la generosidad, más que la indiferencia, la explotación y los intereses particulares. Debemos avanzar con ternura.
Una sociedad solidaria y justa es una sociedad más saludable. Una sociedad participativa - donde los "últimos" son considerados como los "primeros" - fortalece la comunión. Una sociedad donde se respeta la diversidad es mucho más resistente a cualquier tipo de virus.
Mira a Jesús
Tras los caminos de la dignidad, la solidaridad y la subsidiariedad ilustrados en las audiencias generales de las últimas semanas, el Papa señaló, por tanto, otro camino indispensable para promover la dignidad humana: el del bien común. Y agregó que el camino trazado con el ciclo de catequesis sobre la pandemia no debe considerarse concluido.
El pontífice expresó la esperanza de que podamos "seguir caminando juntos, manteniendo la mirada fija en Jesús, que salva y sana al mundo".
Y como discípulos de Jesús, nos propusimos seguir sus pasos optando por los pobres, repensando el uso de los bienes y cuidando la casa común.
En medio de la pandemia que nos aflige, nos hemos anclado a los principios de la doctrina social de la Iglesia, dejándonos guiar por la fe, la esperanza y la caridad.
Aquí hemos encontrado una sólida ayuda para ser trabajadores de la transformación que sueñan en grande, que no se detienen en la mezquindad que divide y duele, sino que nos animan a generar un mundo nuevo y mejor.
Finalmente, el Santo Padre invitó a colocar “este camino de sanación bajo la protección de la Virgen María, Virgen de la Salud. Ella, que llevó en el vientre a Jesús, nos ayude a ser confiados.
Animados por el Espíritu Santo, podremos trabajar juntos por el Reino que Cristo ha inaugurado en este mundo, viniendo entre nosotros. Un Reino de luz en medio de la oscuridad, de justicia en medio de tantos ultrajes, de alegría en medio de tantos dolores, de sanación y salvación en medio de las enfermedades y la muerte. De ternura en medio al odio”.+