Laurent Simons es un niño belga que va a obtener en diciembre de este año su título universitario. En 2018, con ocho años, aprobó el bachillerato. Y ahora quiere estudiar medicina.
Tiene 9 años y en diciembre terminará la carrera de ingeniería eléctrica en la Universidad Tecnológica de Eindhoven en Bélgica, un curso bastante difícil incluso para estudiantes de la edad promedio.
Laurent Simons es un niño genio “simplemente extraordinario” según lo describen en la universidad. A poco tiempo de terminar sus estudios, él ya planea estudiar otro grado en medicina, según comentaron sus padres a la cadena CNN.
Muchos creyeron que Lydia y Alexander Simons, los padres de Laurent, estaban exagerando cuando decían que el pequeño tenía un talento asombroso, pero pronto los maestros del niño coincidieron en lo mismo.
Así fue como empezaron a realizarle diferentes pruebas para medir su intelecto y sus capacidades. Pese a su corta edad ingresó a la universidad en donde se le dio la oportunidad de completar la ingeniería más rápido que el resto de alumnos.
"Los estudiantes especiales que tienen buenas razones para hacerlo pueden organizar un horario ajustado. De la misma manera, ayudamos a los estudiantes que participan en los mejores deportes", comentó a CNN el director de educación de la universidad, Sjoerd Hulshof.
El pequeño genio proviene de una familia de médicos, sus padres hasta ahora no han recibido ninguna explicación de por qué su hijo prodigio es capaz de aprender tan rápido. Pero Lydia cree tener el motivo: "Comí mucho pescado durante el embarazo", bromea.
Hulshof no titubea al decir que Laurent es el estudiante más rápido que tienen, “no solo es hiper inteligente, sino también un niño muy comprensivo".
Además de estudiar medicina, Laurent planea hacer un PhD, para el cual ya tiene varias ofertas universitarias. "La absorción de información no es un problema para Laurent", comenta su padre.
Sin embargo, sus padres comprenden que sigue siendo un niño y por eso procuran que también juegue y se divierta.
"No queremos que se ponga demasiado serio. Hace lo que le gusta", dijo Alexander. "Necesitamos encontrar un equilibrio entre ser un niño y sus talentos".
Al pequeño le gusta también jugar con su perro Sammy y su teléfono celular, como muchos jóvenes. Pero a sus 9 años ya tiene claro su objetivo en la vida: desarrollar órganos artificiales.
Su progreso no ha pasado desapercibido y ya es buscado por prestigiosas universidades de todo el mundo, aunque la familia de Laurent prefiere no nombrar en cuál de ellas el niño considera estudiar su doctorado.
Antes de eso, planea tomarse unas vacaciones en Japón para un merecido descanso.