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Groenlandia quiere adelantar las elecciones al 11 de marzo para lanzar un proyecto de independencia

La estatua de Hans Egede , el misionero que llegó a Groenlandia en 1721 por orden del rey de Dinamarca, para convertir a los inuit nativos, ha aparecido alguna vez cubierta de pintadas, pero sigue en su sitio. De alguna manera, constituye un barómetro del independentismo groenlandés, que hasta ahora ha chocado sistemáticamente con su propia contraparte, la pérdida de calidad de vida para los habitantes de la isla. Pero Donald Trump está cambiando esa ecuación y el primer ministro groenlandés quiere aprovechar la ocasión. Múte B. Egede , el jefe de Gobierno izquierdista de Groenlandia, cree saber cómo utilizar la sorprendente atención de la prensa mundial y ha propuesto la celebración de elecciones generales anticipadas el 11 de marzo, para que sea un nuevo parlamento el que aporte otro enfoque a las relaciones con Dinamarca y con Estados Unidos.Apenas se han abierto las sesiones del parlamento groenlandés, tras el periodo de vacaciones de invierno, Egede ha sorprendido a los diputados de Nuuk con esta fecha y ha defendido que «es hora de unas elecciones para el Inatsisartut y, si Inatsisartut aprueba mi propuesta, esto sucederá el 11 de marzo». «Estamos en medio de un momento serio», ha insistido en la encrucijada que hay que aprovechar, «un tiempo como nunca hemos vivido en nuestro país y este no es un momento para divisiones internas». «Como los tiempos nos obligan a trabajar juntos y unidos por nuestro país. De nuevo, estoy más que listo para trabajar para ustedes y liderar nuestro país», se propone además como líder de la nueva Groenlandia fruto del «nuevo tiempo».Noticia Relacionada estandar Si Pele Broberg, el líder independentista de Groenlandia: «No queremos ser daneses ni de Estados Unidos» Pablo Ortega Ante el desafío lanzado por el presidente norteamericano para anexionarse la región, el exministro de Exteriores y cabeza del partido Naleraq aprovecha para presionar a las autoridades de su paísEl Gobierno actual de Groenlandia está formado por el partido verde Comunidad del Pueblo y el socialdemócrata Siumut. Juntos tienen 21 de los 31 escaños del parlamento. Ambos partidos están a favor de la independencia, pero el partido Comunidad del Pueblo, en particular, abogaba hasta ahora por un enfoque cauteloso, que no privase a Groenlandia del apoyo financiero de Dinamarca, una subvención global de unos 500 millones de euros al año. El partido Siumut se ha mostrado en las últimas semanas más receptivo a los avances de Trump. El diputado de Siumut, Kuno Fencker , ha viajado incluso a Washington para entrevistarse con el legislador republicano Andy Ogles , el arquitecto de la ley «Make Greenland Great Again» , que autoriza a Trump a negociar la adquisición de Groenlandia. Desde la oposición, el partido Naleraq, desearía la independencia de Dinamarca lo antes posible, mientras que el conservador Atassut y el liberal Demokraatit, con dos y tres escaños respectivamente, prefieren seguir con Dinamarca, lo que significa continuar gestionando la Educación y la Sanidad, mientras que la seguridad y las relaciones exteriores siguen siendo responsabilidad de Copenhague. En cuanto a la población, unos 57.000 habitantes, recientes encuestas muestran que en torno al 80% desea la independencia, pero el porcentaje desciende al 20% si con ello pierde la isla su renta per cápita.El debate independentista se juega simultáneamente en dos campos. Mientras en Groenlandia se hacen números sobre las ventajas económicas de pasar a depender de Estados Unidos, un país que puede fácilmente superar esa subvención de 500 millones anuales, en Dinamarca «hay una aceptación progresivamente más amplia entre el público de que el país necesita algún tipo de reevaluación de su pasado colonial», advierte Ulrik Pram Gad , del Instituto Danés de Estudios Internacionales. Durante mucho tiempo, Copenhague apenas se ha tomado en serio los esfuerzos de independencia de Groenlandia, y las demandas de una mayor autodeterminación se interpretaron como «ingratitud» por parte de los groenlandeses, a los que mayoritariamente se percibe como ciudadanos subvencionados que no aportan contribuciones ni PIB. Bajo la indiferencia de sucesivos gobiernos daneses, Múte B. Egede ha estado preparando legalmente la independencia: dos años después de asumir el cargo de jefe de gobierno, hizo establecer un Ministerio de Independencia en 2023. Ese mismo año, una comisión presentó por primera vez un borrador de constitución groenlandesa, el primero en la historia del país, en el que desde la descolonización en 1953 sólo ha estado en vigor la Ley Básica danesa. Denuncia que las relaciones con la antigua potencia colonial se encuentran en un «punto de congelación» y, hace cinco años, se rebeló contra la corona danesa . Subido a la ola de las protestas mundiales contra el racismo y el colonialismo tras la muerte violenta de George Floyd en Estados Unidos, se lanzó a un plan de independencia que deseaba llevar a cabo en cinco, como máximo ocho años. Trump le ofrece ahora una extraordinaria plataforma de presión sobre Copenhague y, aunque su reivindicación de independencia se centra en una especie de mancomunidad danesa, en la que Groenlandia sea independiente pero esté respaldada por subsidios de Copenhague, es evidente que la isla, por si sola, no tardaría en caer en manos de alguna de las grandes potencias que se la disputan.

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