Policiales

Grupos Especiales de la Policía intervinieron en gresca estudiantil

Crédito: 10953

En los enfrentamientos, un inspector de tránsito resultó lesionado. Los demorados eran menores en su mayoría, quienes recuperaron la libertad una vez que sus padres fueron a recogerlos en la dependencia policial de la jurisdicción. Grupos especiales intervinieron.



Una au­tén­ti­ca ba­ta­lla cam­pal se de­sa­tó en ple­no cen­tro de la ciu­dad de Co­rrien­tes. Los pro­ta­go­nis­tas, es­tu­dian­tes de co­le­gios se­cun­da­rios que fue­ron de­mo­ra­dos pa­ra evi­tar que la vio­len­cia ge­ne­re víc­ti­mas gra­ves.



To­do co­men­zó el vier­nes cer­ca de las 21, en la pla­za To­rrent ubi­ca­da por San Lo­ren­zo, en­tre Bo­lí­var y Bel­gra­no. Allí, va­rios jó­ve­nes, es­tu­dian­tes de co­le­gios se­cun­da­rios, se reu­nie­ron ma­si­va­men­te.



Mien­tras es­to ocu­rrí­a, tes­ti­gos oca­sio­na­les ad­vir­tie­ron que le­jos de di­ver­tir­se, al­gu­nos de los ado­les­cen­tes co­men­za­ron a in­sul­tar­se, em­pu­jar­se e in­clu­so a ata­car­se con gol­pes de pu­ño. An­te ello se aler­tó a la Po­li­cí­a, por lo que in­me­dia­ta­men­te los efec­ti­vos fue­ron has­ta el lu­gar. Al ver a los agen­tes, los re­vol­to­sos se ha­brí­an dis­per­sa­do rá­pi­da­men­te ya que el lu­gar se des­pe­jó al ca­bo de unos po­cos mi­nu­tos.



Sin em­bar­go, apro­xi­ma­da­men­te me­dia ho­ra des­pués se re­gis­tró otro en­fren­ta­mien­to, aún más gran­de, en la pla­za Ca­bral ubi­ca­da a tan só­lo dos cua­dras. Co­rri­das, gri­tos, gol­pes, la si­tua­ción dio pa­ra to­do.

 

En es­te ca­so, tu­vie­ron que in­ter­ve­nir no só­lo agen­tes po­li­cia­les de la co­mi­sa­ría ju­ris­dic­cio­nal, la Cuar­ta, si­no tam­bién miem­bros de las di­vi­sio­nes es­pe­cia­les: Gru­po de Rá­pi­da In­ter­ven­ción Mo­to­ri­za­da (GRIM) y Gru­po de In­ter­ven­ción Rá­pi­da (GIR). Se­gún se in­di­có, en me­dio de las pe­le­as, un ins­pec­tor de trán­si­to re­sul­tó le­sio­na­do aun­que no de gra­ve­dad, por lo que su vi­da no co­rre­ría pe­li­gro. Un to­tal de 11 jó­ve­nes fue­ron de­mo­ra­dos, de los cua­les 10 eran me­no­res, que fue­ron li­be­ra­dos lue­go de ser bus­ca­dos por sus pa­dres. La­men­ta­ble­men­te de­be des­ta­car­se que los ca­sos de vio­len­cia es­tu­dian­til son re­cu­rren­tes.

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