El INTA proyecta distintos escenarios pero el de mayor probabilidad indica una reducción de 3.200 kilos por hectárea de oferta forrajera. Recomendaciones para pasar el invierno.
En Corrientes el 95% de la actividad de cría vacuna y ovina se realiza sobre pastizales naturales y más del 70% de la productividad de los mismos se concentra en primavera y verano, gracias a las lluvias de diciembre, enero y febrero. Pero este año, como consecuencia de una sequía que no cesa, los campos tienen solo el 60% del pasto Así, será difícil que los animales con una condición corporal deteriorada logren recuperarse y tampoco habrá reservas para pasar el invierno.
En este contexto, será clave que los productores planifiquen el manejo del sistema en función de la receptividad del recurso forrajero, es decir, definir acertadamente cuántos animales por hectárea podrán sostener los pastizales disponibles de manera sustentable.
A lo largo de 2022, en Corrientes las lluvias fueron escasas, cayeron apenas 759 milímetros en todo el año, un 47,5% menos que los 1.447 de promedio, es decir que hubo un déficit de oferta de agua de 688 milímetros.
Según el INTA Mercedes, el déficit hídrico se fue acrecentando desde el año 2020, siendo un 35% mayor en 2021 respecto de 2020 y un 100% mayor si comparamos 2022 con 2021. “Esto afecta negativamente en el crecimiento de pastos y cultivos, la disponibilidad de agua para bebida animal y riego y acumulación de agua en el suelo, represas y tajamares”, explicaron los expertos del instituto de la provincia.
Por otro lado, en gran parte de 2022 las temperaturas máximas mensuales promedio fueron superiores a la media histórica a excepción de junio que fue el mes más frio del año y en el que se registraron cinco heladas meteorológicas y once agronómicas (tres es la media histórica para el mes). El período de heladas fue extenso ya que comenzó en mayo y se extendió hasta avanzado el mes de octubre, cuando la ventana normal para la zona va desde mayo a septiembre.
En diciembre de 2021, la falta de lluvias provocó una reducción del 25% del crecimiento de los pastizales en uno de los meses de mayor aporte a la productividad total de forraje. Esto se acentuó en enero de 2022 con una caída del crecimiento del 95%. Afortunadamente, con las precipitaciones de marzo los pastos se recompusieron. Pero partir de octubre, la producción de forraje fue un 25% de lo que se produce normalmente.
Actualmente, en toda la provincia, el crecimiento del pasto continúa afectado por las bajas precipitaciones, pero el centro sur correntino es la región más afectada.
Durante un año normal, entre septiembre y mayo, los pastos cortos del centro de la provincia acumulan unos 5.500 kilos de materia seca por hectárea, lo cual es suficiente para satisfacer los requerimientos de una carga de 0,7 a 0,8 equivalente vaca por hectárea y acumular un excedente para los meses de invierno.
Tres escenarios
Hasta enero de 2023 se produjeron 2.200 kilos menos que lo normal. En este contexto, el INTA proyecta tres escenarios posibles: uno bueno en el que al final de la temporada de producción se acumularían 2.200 kilos menos que el promedio histórico; uno regular, con un 80% de probabilidades, en el que la acumulación de forraje sería de 3.200 kilos menos; y el peor, que dejaría 4.000 kilos por debajo de la media. “Puestos en términos relativos, los escenarios bueno, regular y malo al final del período de crecimiento tendrán una reducción de la disponibilidad de alimento del 40, 60 y 70 % respectivamente en relación con la producción normal”, explicaron desde el INTA Mercedes.
Cómo pasar el invierno
El escenario más probable de producción de forraje en lo que resta del período de crecimiento indica un 60 % menos de producción, esto es, 3.200 kilos menos por hectárea que en un año promedio. “Un invierno del 2022 relativamente bueno pudo haber dejado un saldo positivo sobre la condición de los animales, dependiendo del manejo de cada campo. Sin embargo, durante el verano esa condición corporal probablemente se perdió y no hay escenarios para que se recomponga antes del invierno”, señalaron desde el INTA.
Por eso, recomendaron que en los sistemas con cargas superiores a 0,5 equivalente vaca por hectárea, se haga un ajuste de carga para el invierno considerando el promedio de productividad de ese período que es de 600 kilos de materia seca por hectárea para el centro sur de Corrientes. “En los casos en que el sistema haya ajustado su carga previamente (junio- septiembre de 2022) a valores iguales o inferiores a 0,5 equivalente vaca, podrán sumar al balance forrajero algo de forraje remante del verano 2023. Considerando que el ingreso al invierno se dará con muy poco o nada de pasto acumulado, habrá que extremar las medidas de manejo que permitan clasificar la hacienda por requerimientos, vender categorías menos productivas y hacer encierres estratégicos para suplementar o alimentar categorías más sensibles”, subrayaron desde la institución.
Si las condiciones climáticas se restablecieran durante el 2023, se deberían considerar prácticas que tiendan a favorecer la recuperación del campo natural como descansos, control de malezas, fertilización. “Sin un manejo adecuado, restablecer la capacidad de carga de los sistemas afectados por ésta seca, podrá llevar mucho tiempo”, advirtieron los técnicos del INTA.