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Haití se hunde en el desgobierno y la violencia

No hay descanso para el desgobierno, la violencia y la locura en Haití . La isla, sumida en la peor crisis política y de seguridad de su historia, no ve la luz al final del túnel. Es más, los haitianos ni siquiera se sienten en un túnel, sino más bien se visualizan en un agujero del que cada vez es más difícil salir. El Estado fallido del Caribe vive horas muy bajas, sin un Parlamento ni un presidente electo, y siendo gobernado por un Consejo Presidencial de Transición (CPT) que se instaló en la isla con el aval de sus aliados caribeños, pero que no ha cumplido con la función de estabilizar políticamente a la isla y convocar a elecciones. La semana anterior, el CPT tomó una polémica decisión: destituir al primer ministro que ellos mismos habían nombrado. Y el caos ha arreciado. En los últimos días, residentes de Puerto Príncipe han huido con lo que pueden cargar sobre sus hombros: comida, colchones y muebles y sus pocas pertenencias. La salida de civiles de la capital es la nueva postal de Puerto Príncipe, en donde las Naciones Unidas documentan 20 enfrentamientos armados al día. El último comunicado oficial de esta organización señala que hasta el 18 de noviembre más de 20.000 personas han abandonado la capital de Haití en tan sólo cuatro días. ¿Qué ha pasado? Quizás la mejor pregunta para hacerse sobre el Haití de hoy es, ¿qué no ha pasado? El último mes ha cobijado una serie de catástrofes humanas, dimisiones políticas, amenazas de pandillas y hasta disparos contra aviones comerciales y helicópteros con ayuda humanitaria. El fugaz ConilleCuando el diplomático haitiano Gary Conille regresó a Haití en mayo para ponerse al frente del Gobierno caribeño tras una larga carrera en Naciones Unidas, no imaginó que su Administración duraría seis meses. O quizás sí, porque en Haití nada debe tomarse por sentado, ni siquiera un nombramiento oficial que cuenta con el respaldo de un órgano internacional como el CPT, que ejerce los poderes y deberes del presidente de Haití, y que tiene previsto que su mandato dure hasta la toma de posesión de un presidente electo democráticamente o hasta el 7 de febrero de 2026.Las cosas fueron complicadas para Conille desde el primer momento. Recién nombrado primer ministro puso resistencia a que su Gabinete fuera integrado por familiares y personajes afines al CPT, así como de los partidos políticos tradicionales, que cuentan con bajos índices de popularidad en el país. Pero su desgaste alcanzó los niveles máximos cuando el 3 de octubre el organismo oficial encargado de la lucha contra la corrupción en Haití, Unidad de Lucha contra la Corrupción (ULCC), pidió que se pusieran en marcha acciones contundentes contra Conille y tres miembros del CPT: Louis Gérald Gilles, Smith Augustin y Emmanuel Vertilaire. La ULCC emitió un informe en el que solicitaba el procesamiento de los cuatro funcionarios por abuso de funciones, pago de sobornos y corrupción pasiva.El empresario Alix Didier Fils-Aimé (d) participa en un acto de posesión como nuevo primer ministro de Haití EFEConille, sin embargo, no se ha ido sin hablar. El ahora ex primer ministro denuncia que su destitución es arbitraria e ilegal, y señala al CPT de abuso de poder. El lunes 11 de noviembre, Alix Didier Fils-Aime, empresario y excandidato al Senado, fue juramentado como primer ministro por el CPT. Fils-Aime fue candidato al Senado en representación del partido político Verité. También es conocido en la isla por ser hijo del famoso activista haitiano Alix Fils-Aime (padre), que fue encarcelado bajo el régimen del dictador Jean-Claude Duvalier (\'Baby Doc\'). Si en los círculos políticos se habla de destituciones e interrupciones, en los círculos pandilleros se habla de continuidad y fortalecimiento. La batalla en Haití la están ganando, sin lugar a dudas, los grupos violentos que atormentan a la población civil, sobre todo a los capitalinos. Nuevas jornadas de terrorFuerte y estable es, por ejemplo, la principal coalición de pandillas, Vivre Ensemble (Vivir Juntos), que ha aprovechado la destitución de Conille y el tropiezo del CPT para anunciar «nuevas jornadas de terror». En un mensaje difundido en las redes sociales, el líder de la coalición, el expolicía y pandillero Jimmy Cherizier –mejor conocido como \'Barbecue\'– dijo a los haitianos que «la batalla comenzará de nuevo» y pidió a todos los capitalinos que se queden en sus viviendas. Comercios, bancos y escuelas han cerrado hasta nuevo aviso. «El tiempo de observación por parte de las bandas de Vivre Ensemble ha llegado a su fin (...) Nos sentamos y observamos para que la gente no dijera que fuimos nosotros quienes impedimos que las escuelas abrieran sus puertas», advirtió Barbecue, con la misma línea argumental que ha mantenido desde que sembró el caos: la clase política no da la talla en Haití y la isla debe pasar a estar bajo la supervisión total de los grupos ciudadanos de control –él rehúsa a llamarlos \'pandillas\'–, para reorganizarse y volver a ser una nación. El terror que ha infundido Vivre Ensemble no solo es percibido, sino tangible. Entre julio y septiembre, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas de Haití (Binuh), al menos 1.223 personas murieron y 522 resultaron heridas en Haití como consecuencia de la violencia de las bandas. A estas cifras hay que sumarle las 3.900 víctimas entre muertos y heridos en el primer semestre del año de 2024 –2023 cerró como uno de los años más sangrientos con 8.000 víctimas–. Cancelación de vuelos comercialesEl aeropuerto internacional de Puerto Príncipe ha fungido como una de las arenas de batalla más populares de la actual crisis. En las últimas dos semanas, varias aerolíneas estadounidenses como Spirit, JetBlue y American Airlines suspendieron sus vuelos a Haití después de que dos aviones de pasajeros procedentes de Estados Unidos fueran alcanzados por disparos cuando intentaban aterrizar en Puerto Príncipe. Las autoridades aeronáuticas de EE.UU. anunciaron el pasado 13 de noviembre el cese de las operaciones a Puerto Príncipe durante un periodo de 30 días.Marcas de disparos en un avión de Spirit Airlines a su llegada en Santo Domingo tras no poder aterrizar en Puerto Príncipe REUTERSUn mes antes, en octubre, miembros de pandillas abrieron fuego contra un helicóptero de las Naciones Unidas y algunas aerolíneas cancelaron temporalmente sus vuelos. Esto provocó la suspensión temporal de ayuda humanitaria por parte de Naciones Unidas, quienes transportaban medicamentos y suministros esenciales al sur de Haití. En junio se inició una misión policial respaldada por la ONU, dirigida por oficiales de Kenia, en un intento de recuperar el control del país. La Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, liderada por Kenia y con el aval de la ONU, no ha tenido éxito: la violencia no cesa en Haití. Además, la ayuda internacional sigue rezagada por el cierre de rutas terrestres, marítimas y aéreas, al control de las pandillas, quienes, según cálculos de Naciones Unidas, controlan el 85% de la capital y la mayor parte del territorio nacional.

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