Luego de una movilización y de una instancia de diálogo con autoridades del Ministerio de Salud Pública de la Provincia, los trabajadores del Instituto Correntino de Ayuda al Lisiado (ICAL) vuelven a manifestarse en estado de alerta ante el incumplimiento de las promesas realizadas desde la propia cartera sanitaria.
Incluso, ese mismo compromiso había sido asumido desde las oficinas del gobernador Gustavo Valdés, a través de referentes de la Comisión Directiva del ICAL, sin que hasta el momento se haya concretado.
Concretamente, ninguno de los puntos del petitorio presentado fue solucionado, existiendo sólo tibios intentos de mejoras edilicias con el claro objetivo de calmar el intranquilo clima laboral, pero sin apuntar a los cambios de fondo solicitados que son los que permitirían que la institución pueda volver a funcionar con normalidad. En este fugaz maquillaje se produjo el alejamiento de una enfermera con funciones directivas, lo que claramente no era el problema ni la solución.
Además, la impaciencia surge desde la experiencia vivida, con promesas similares años atrás que nunca se concretaron, y que sólo permitieron que con el paso del tiempo se vayan agravando, y se vaya consolidado el manejo autoritario del actual Director del ICAL que llevó a la actual situación de transitar un camino sin salida. A eso se suma el estado de anarquía en materia de conducción y de desidia a la hora de encontrar un camino de solución.
Ante la falta de respuestas, la única medida que el personal evalúa es la de volver a las movilizaciones y abrazo solidario a la institución, para nuevamente visibilizar este problema que es de exclusiva responsabilidad de las autoridades ministeriales.