En sólo 100 días el pueblo argentino ha visto el veloz derrumbe de la República. Llámeselo como se quiera, este país sufre un constante terremoto político, económico, jurídico y sobre todo moral. Que es lo más grave y de lo que menos se habla.
Ayer en todas las plazas quedó claro que además es urgente acabar con esta simil dictadura. Con pretensión de sutil, sí, pero caracterizada por su crueldad, cinismo y violencia.
De hecho ayer, al terminar la tarde dominguera, aparecieron en las redes sociales dos posteos filmados a toda prisa durante el mediodía: uno de Milei con Villarruel y otro del reflotado menemista Juan "Tata" Yofre, ambos inaugurando la modalidad de repetir la consigna "Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia" pero con el perverso agregado final: "completa". Burdo intento de justificar lo injustificable, mintiendo.
Como fuere, la jornada dominguera fue impactante: entre 1,5 y 2 millones de personas dibujaron la impresionante participación popular que desbordó todos los cálculos y no sólo en la ciudad de Buenos Aires. También en casi todas las grandes ciudades de todas las provincias.
En la Plaza de Mayo porteña, los discursos de los tres oradores fueron vibrantes, agudos e implacables. Operaron como representaciones vivas de la ética y la verdad. Las exigencias de Estela en primer lugar, simbolizando en breve discurso uno de los reclamos más importante: la ley que penalice el negacionismo.
Enseguida Adolfo, brillante e irreductible, enumeró cómo se debe reconstruir una sociedad justa. Pidió al Congreso una certera variedad de decisiones patrióticas, todas necesarias y sobre todo urgentes y no se privó de calificar a Milei y Villarruel como "crueles".
Y Taty en el cierre estuvo brillante, como siempre, al completar punto por punto el repertorio de exigencias políticas y sociales del pueblo argentino, con un reclamo fundamental: no entregar la tierra, no achicar la Argentina en beneficio de nación alguna.
Y si hubo una notable y subrayable coincidencia en los tres veteranos, lúcidos e implacables oradores, fue exigir "Nunca más el odio. Nunca más". Consigna que a la vista de la masa humana parecía recordarle a la concurrencia que no hay que esperar nada bueno de este gobierno al que los peatones calificaban casi unánimemente de "perverso".
También fue impactante, por sostenida durante horas, la televisación en directo, que podría pensarse que contribuyó a que saliera a las calles de todo el país una cantidad de gente muy pocas veces vista. Tanta, que esta columna se atreve a creer que el primer y extraordinario resultado de la gigantesca marcha nacional fue, también, que las tropas al mando de las dos gélidas ministras, Villarruel y Bullrich, no se atrevieron ni a provocar.
Quizás, seguramente, convencidas de que si ordenaban un mínimo esbozo de represión por parte de sus esbirros, iban a ser arrasadas por la multitud.
Hasta bien entrada la noche se podía ver en la tele la importancia de la movilización, que tuvo notables réplicas en todo el país: en Córdoba 200.000 personas; en Mar del Plata por lo menos 30.000, igual que en Santa Fe. En Rosario más de 40 cuadras. En Trelew (Chubut) partidos, colectivos y familias marcharon bailando en contra del gobierno. En Resistencia 7.000 personas, en Catamarca otro tanto, y en Salta 25 cuadras llenas. En General Alvear (Mendoza) y en Entre Ríos varios miles en Concordia y en Paraná. Y en Villa María (Córdoba) se realizó una vigilia y marcha hasta la famosa escultura en la que cada piedra lleva el nombre de un militante desaparecido de la ciudad. Y además hubo otro acto muy numeroso donde hace un mes y por orden del nuevo Director de la Fábrica (hijo de genocida) fue retirado el "Memorial a las Madres y los 30.000" que estaba en la Fabrica Militar de Pólvora y Explosivos de VM.
Como se ve, el gigantesco movimiento humano no fue solamente en la CABA, sino que ayer se vivió en toda la República. Lo que importa dejar sentado porque algunas personas --pocas, pero respetables-- han puesto reparos al "tono beligerante" de esta columna, que propuso la consigna Abajo Milei a partir de la convicción de que este hombre no está en su sano juicio. No es un dirigente en sentido clásico, y mucho menos un estadista. Es un sujeto más bien vulgar, de modales groseros, casi nula formación cultural y reacciones intempestivas y hasta delirantes. Como la motosierra, el cuento de los cinco perros y los cachondeos con una modelo vulgar como él.
Puede pensarse, además, que este país ha de librar todavía la batalla mayor que se anuncia próximamente en el Congreso. El famoso DNU y las facultades delegadas son apetencias de quienes quizá más adelante lo harán responsable de la venta o entrega de toda soberanía, del robo a los jubilados y del casi seguro caos en que puede terminar este país.
Un indeseado contexto en el que los no violentos y nunca armados tendremos que enfrentarlos con las armas más eficaces y que sí hacen Historia: el estudio, la lectura, el saber intelectual, científico, educativo y sobre todo el ejemplo patriótico, como el que dejaron Yrigoyen y Palacios, y Perón, Alfonsín y Néstor Kirchner.
Las últimas semanas, Milei o sus esbirros ordenaron el cierre de todos los medios públicos de información. La TVP, Telam, Radio Nacional. Tres sablazos a la testa de la ciudadanía. Especialmente la que no puede pagar servicios y sobrevive saturada de engaños, mentiras y frivolidades. Y censuras, como desde hace tres meses se vienen aplicando con delicadeza de yacarés, o sea sin argumentos serios, a lo machos nomás.
Igual que los cierres en la Ansés, el desfinanciamiento educativo, el horroroso y estúpido ataque a la ciencia argentina y a la autonomía nuclear que es orgullo de generaciones, y el conocimiento espacial científico y no bélico, vienen a equivaler --contrario sensu-- al veneno que están nuevamente inoculando en nuestras Fuerzas Armadas, a las que pretenden volver a usar como fuerzas de choque y atropellos, y no en defensa de las fronteras, los bienes territoriales, fluviales y marítimos que son su natural y noble función.
Y ya ni se diga la entrega ominosa de todas las riquezas naturales de este país que fue bendito y hoy parece maldito bajo este gobierno canalla. Las cuales están siendo intervenidas a la par que reaparecen trologoditas en diversos puestos de poder. Y súmense los aumentos en los alimentos y los transportes.
Este presente recuerda al desguace menemista pero a lo bestia. Cualquier teoría de la maldad les cabe a estos tipos. Por eso cabe rescatar que el noble pueblo argentino se está despertando, reaccionando, movilizándose en contra de esta dictadura fáctica de la derecha recalcitrante que es torpe, brutal, agresiva y necia, para decirlo con claridad y verdad.
Y por si fuera poco, cabe cerrar esta nota subrayando que el Puerto de Buenos Aires ya está siendo también entregado y desguasado. La intervención en la Administración General de Puertos (AGP) entró cesanteando trabajadores y ofreciendo retiros voluntarios. Que son, en esencia, desempleo. Y reducción de controles.
Por eso la privatización portuaria es lo mismo que legitimar el contrabando y, sobre todo, entregar definitivamente todo nuestro comercio exterior. Absurdo total, pero que tiene responsables en la Argentina y son quienes todos suponen. Según documentación arribada a esta mesa de trabajo, habrían sido los señores Fernández y Massa quienes avalaron a José Beni al frente de la AGP, quien el 10 de diciembre pasado, 10 días antes del cambio de gobierno, firmó la aceptación --ilegal e irregular-- de la presencia y operatoria del Ejército de los Estados Unidos en el río Paraná.