La contratación del exBoca no tiene el aval de los hinchas. Su amistad con Macri y el poder de Juntos por el Cambio en el club rojo, con Grindetti entre la presidencia y la candidatura provincial.
La llegada de Carlos Tevez como DT de Independiente en lugar del renunciante Ricardo Zielinski reafirma que el club se convirtió en un ala política de Juntos por el Cambio.
Tevez, que se dice amigo de Mauricio Macri y de Daniel Angelici, no tiene experiencia como entrenador salvo un mal paso por Rosario Central. De 23 partidos, sólo ganó 6; los otros fueron 9 empates y 7 derrotas. Tampoco cuenta con algún tipo de identificación con el hincha del Rojo. Desde que asomó su nombre en carrera con el de Walter Erviti -un exCAI- en las redes sociales la mayoría de los mensajes fueron en contra del exBoca. La dirigencia, que no para de cometer errores, ni siquiera tuvo el decoro de escuchar a los hinchas. A primera hora de este martes un grupo de hinchas autoconvocados invitaba a reclamar frente a la sede del Rojo, en la avenida Mitre 470, en Avellaneda, en contra de la llegada del exjugador de Boca.
¿En qué estarían pensando cuando apareció el nombre de Tevez, quien sin antecedentes agarra un equipo grande en zona de descenso? Para Tevez se trata, en el mejor de los casos, de un ensayo para su carrera como entrenador: si las cosas no salen se volverá a su casa y que se arregle el que sigue. El Rojo, en cambio, perderá la categoría por segunda vez en diez años.
Se sabe que Independiente está a la deriva. El aún presidente Néstor Grindetti ya dijo que no quiere hacerse cargo del club y que su idea es ir por la gobernación de la Provincia de Buenos Aires de la mano de Patricia Bullrich. A su inminente licencia se le suma la falta de reacción de sus segundos. Juan Marconi no aparece en escena, algo que hacía en la campaña electoral, cuando reclamaba con euforia y desde la platea del Ricardo Bochini el llamado a votar. Marconi es tal vez uno de los pocos que quiere al club, pero la grieta dirigencial -incluyó trompazos con Daniel Seoane (secretario general) durante el verano- lo sacó de foco. Sólo la intervención de Grindetti logró algo de calma.
Los que cortan el bacalao -conocidos como Grupo Champagne- son los mismos que estaban en la también pésima gestión de Hugo Moyano. Es decir, no hubo renovación. Son Cristian Ritondo (cara visible de Juntos por el Cambio), Gustavo Lema (propietario de la firma Jeluz, que publicita al equipo), Carlos Montaña (vocal), Jorge Damiani (secretario deportivo), el mencionado Seoane, Fernando Sciacaluga y Fabio Fernández. De ellos, Montaña, Damiani y Seoane son los más señalados por los hinchas.
Independiente es el ejemplo de lo malo que puede ser el voto bronca. A nivel nacional, la comparación es Javier Milei. En octubre pasado, cuando el candidato y enseguida renunciante Fabián Doman ganó las elecciones con el 72 por ciento de los sufragios, la idea era sacar a la gente de Moyano. No importaba qué proyectos había por delante. Doman hizo campaña televisiva, habló mucho y actuó poco y después se fue. En sus pocos meses de gestión la inactividad fue total.
Sin embargo, el apoyo de los hinchas y socios fue contundente. Llenaron la cancha desde enero de este año a pesar del flojo rendimiento. También se incrementó la masa societaria aún con el aumento en su costo y el abono a plateas. Pero la dirigencia no estuvo a la altura. Como respuesta a los reclamos se apeló a la represión policial, como ocurrió tras la derrota en el clásico ante Boca. Por suerte, no pasó lo mismo este sábado, tras la caída ante Colón. La seguridad privada se limitó a contener, vallado mediante, los reclamos ante una caída institucional y deportiva que algunos no quieren ver.
Otra jornada de violencia se vivió hace un mes, en la sede de avenida Mitre, cuando se votó a Grindetti como presidente. Entonces, un grupo de socios que insultaba a los dirigentes denunció en redes sociales haber sido increpados por barras que responden al oficialismo.
Si alguna vez se le reclamó a Hugo Moyano y Yoyo Maldonado su patoterismo ante el socio, ahora no ocurre lo mismo sino todo lo contrario. Si el camionero al menos daba la cara, a estos directivos no se los suele ver tras el final de los partidos. No hay nadie que reciba y dé explicaciones al hincha genuino.
La falta de audacia se nota en un hecho tras otro. Si a comienzos de año no se quiso ver que el descenso acechaba al contratar a un DT sin experiencia (Leandro Stillitano) e incorporar juveniles sin apelar a futbolistas de categoría, ahora pasa lo mismo. Sólo que con el panorama demasiado negro y tal vez ya sea tarde. La salida de Ricardo Zielinski se veía venir. No lo quería el hincha en general y su campaña no había sido buena. Sin embargo, en vez de iniciar el torneo con una renovación de aires, se decidió esperar al comienzo y patear el tablero tras la caída en la primera fecha, con el golpe que eso significa.
El manager Pablo Cavallero se fue hace apenas unas horas, cuando no quedaba otra porque todo está a punto de explotar. Cavallero le erró en cada mercado de pases, nunca tuvo feeling con los hinchas y ni siquiera tenía antecedentes con el Rojo. Pero la terquedad pudo más. Eso sí: salvo el regreso de Federico Mancuello, Independiente sigue sin hacer buenas incorporaciones. La pérdida de categoría es una realidad y sin embargo no hay reacción.
Sin previsibilidad, al tun tun y sin timón. Así está Independiente, a diez años de su primer descenso.