Mirar la Defensa como Soberanía como Industria es la forma más nacional de sostener una autonomía razonable del Estado. Así lo afirmó el ministro Taiana: "los intereses y la libertad de los argentinos están ligados al ejercicio de la autonomía y la capacidad de decisión y para eso hay que tener autonomía económica”.
Fueron y son considerados militares históricos, aunque no combatieron. El general Enrique Mosconi y el general Manuel Savio hicieron lo suyo para el Ejército y para todas las Fuerzas Armadas. Y mucho más para la Nación argentina. Mosconi por su obsesión con la extracción de petróleo nacional y Savio con su persistencia para la elaboración de acero nacional. Lo hicieron para fortalecer la autonomía de las FFAA nacionales, pero sus esfuerzos traspasaron esas fronteras institucionales y se convirtieron en pilares de la industria nacional.
Como él, el brigadier San Martín sostuvo y desarrolló la fábrica de aviones situada en Córdoba que hoy lleva su nombre. Las acciones de estos hombres de armas con mirada extensa acerca de la Defensa Nacional se vieron complementada con los constructores de los astilleros de Río Santiago, entre otros.
Mirar la Defensa como Soberanía como Industria es la forma más nacional –y latinoamericana– de sostener una autonomía razonable del Estado argentino. Así lo subrayó el ministro de Defensa, Jorge Taiana al afirmar la semana pasada que “los intereses y la libertad de los argentinos están ligados al ejercicio de la autonomía y la capacidad de decisión y para eso hay que tener autonomía económica”.
Junto a esta caracterización el funcionario advirtió que “Argentina tiene que tener una capacidad militar defensiva y estratégica. Y eso se desarrolla con el FONDEF (Fondo Nacional para la Defensa), una iniciativa del ex ministro de Defensa, Agustín Rossi”.
Taiana afirmó estos conceptos doctrinarios al proceder a entregar a las Fuerzas 3.610.000 unidades de munición que fueron producidas por la empresa Fabricaciones Militares (FM) después de 8 años de haber cesado en su producción lo que había afectado las capacidades de aquellas. FM entregó 2.050.000 unidades al Ejército; 500.000 a la Armada y otras 500.000 a la Fuerza Aérea, todas ellas de calibre 7,62 x 51mm. También lo hizo con proyectiles de calibre 9 x 19 mm. de los que entregó 100.000 al Ejército, 250.000 a la Armada y 210.000 a la Fuerza Aérea. Esta producción contemplada en el Plan de Adquisición de Munición Plurianual ha permitido también volver a producir proyectiles para morteros de 120 mm y proyectiles de artillería de 105 mm para cañones Oto Melara y cohetes de 105 mm para el SLAM Pampero.
El proyectil para el Pampero es utilizado por el Grupo de Artillería de Lanzadores múltiples y por helicópteros de ataque.
Esta acción recuperatoria de la capacidad de producción nacional para la Defensa tuvo otro momento significativo con la inauguración de la nave industrial “Malvinas Argentina” en la empresa IMPS.A. (Industrias Metalúrgicas Pescarmona, Sociedad Anónima).
En la ceremonia realizada a mediados de agosto participó junto a Taiana el secretario de Industria, José Luis de Mendiguren. Esta empresa fabrica para el Ejército la mecanización de las torres del modernizado Tanque Argentino Mediano (TAM) 2C (Segundo Centenario), las canastas y soportes de dichos tanques y grúas para el astillero de la Base Naval de Puerto Belgrano.
IMPSA firmó en la ocasión un convenio con FM para construir un nuevo sistema de alimentación eléctrica para su complejo de Río Tercero que comprende una estación transformadora de 132 kilovatios, una línea de alta tensión de más de un kilómetro de longitud y un nuevo vínculo al sistema interconectado nacional de 132 kilovatios. IMPSA es una fábrica propiedad en un 85 % de sus acciones del Estado Nacional a través del FONDEP (Fondo Nacional de Desarrollo Productivo) de la secretaría de Industria y un 21,2 % de la provincia de Mendoza y el resto integrado por inversores privados, acreedores y fundadores de la empresa.
IMPSA tiene la característica de ser la única empresa en América Latina que cuenta con una tecnología propia para equipos de generación hidráulica y eólica.
Como señaló De Mendiguren en la ocasión “hubo una decisión del gobierno nacional en este mandato, y específicamente del ministerio de Defensa, de rescatar una empresa tecnológica que es una de las más avanzadas de América Latina; que esta empresa esté viva, es un símbolo de que la política de la Argentina debe ir por el camino del crecimiento económico y el desarrollo de la ciencia y la tecnología”.
Existen en la Argentina empresas como IMPSA, Fabricaciones Militares, los Astilleros Río Santiago y Tandanor, la Fábrica Argentina de Aviones (FADEA), INVAP, la Comisión Nacional de Energía Atómica, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), los organismos de navegación aeroespacial y de guerra electrónica de las FFAA, quienes que aportan decisivamente a la industria nacional para la Defensa, amén de muchas otras contribuciones que hacen a las necesidades del país.
Estos esfuerzos se articulan con empresa medianas y pequeñas, como lo hacen con la planta de reparación de vehículos a rueda “San Lorenzo” de FM en Santa Fe. Aportan al desarrollo industrial conjunto del país, apoyado –por cierto– en la investigación y el desarrollo tecnológico del CONICET y las Universidades públicas. Destruirlos es caminar en la ruina de la Nación. Todo los esfuerzos y contribuciones de las mismas hacen a la plena ocupación de la mano de obra y al desarrollo del mercado interno, condiciones para el ejercicio de la plena soberanía nacional, garantizada por la soberanía popular y su instrumento militar, las FFAA.