Frente a la sede central del Instituto de Vivienda de Corrientes (INVICO), calle San Juan casi Plácido Martínez, este martes por la mañana hubo una manifestación de familias que reclaman viviendas sociales. Se trata de grupos familiares que además de carecer de recursos económicos, tienen hijos con diferentes grados de discapacidad.

“Llevamos años esperando una vivienda y lo único que saben decirnos es que esperemos”. La afirmación pertenece a Carolina, madre de una niña con discapacidad que está inscripta hace 14 años en la lista de espera del INVICO.

Su caso es particularmente llamativo. La unidad habitacional en la que vivía entró a recupero –el organismo provincial se la retiró por falta de pago o de ocupación- y se la dio a una persona que está sola. Sin familia a cargo.

Que, además, no está ni siquiera inscripta en el INVICO y que tiene otra casa por calle Catamarca en la ciudad de Corrientes.

Otro caso es el de la familia Arce que tiene un problema renal y duermen en un pasillo. Solicitan una vivienda acondicionada para la habitabilidad de una pequeña con problemas renales y también “estamos esperando desde hace 8 años. No nos dicen otra que esperemos”.