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Kamala Harris, el holograma

Con cada día, con cada hora que pasa desde que acabó la convención demócrata el pasado jueves, la KamalaFest en Chicago parece cada vez más un castillo de naipes. Fueron cuatro noches y decenas de discursos para imponer la idea de una nominada extraordinaria, un animal político insuperable: mujer, negra, asiática, hija de inmigrantes, producto de clase media, trabajadora en el McDonalds, la tía preferida de sus nietas, amiga de sus amigas, fiscal de \'ley y orden\', senadora progresista, vicepresidenta transformadora …Pasan los días y las horas, y se empiezan a desdibujar la lluvia de globos, las ovaciones eléctricas, los golpes en el pecho por la candidata. Las convenciones de los grandes partidos son la expresión máxima de su maquinaria electoral, un monstruo para acallar divisiones, animar al indeciso y moldear opiniones. En Milwaukee, muy cerca de Chicago, ocurrió algo parecido en el cónclave republicano. El partido estuvo cerca de convencernos a los que pasamos por allí de que, tras sobrevivir de milagro a su atentado, Donald Trump se convertía en una figura unificadora y que miraba hacia el centro. No hubo que esperar a que acabara la convención para que eso se derrumbara. El propio Trump lo estropeó con sus salidas continuas de guion en su propio discurso.Noticia Relacionada estandar Si Robert F. Kennedy Jr. amarga la fiesta demócrata: suspende su campaña y da su apoyo a Trump Javier Ansorena | Enviado especial a ChicagoKamala, más disciplinada, no se salió del guion. De hecho, hasta ahora es solo guion. Desde que se convirtió en candidata, no ha pronunciado una sola palabra que no haya sido leída. Ni una entrevista, ni una rueda de prensa. Es un holograma demócrata, una candidata-sonrisa, con frases de laboratorio.Su convención se difumina y es más fácil ver la realidad de la que no se habló en Chicago. Si era la candidata perfecta, ¿por qué el partido no promovió unas primarias, en lugar de regalárselas al octogenario e impopular Joe Biden? Harris no convencía entonces a nadie. Por su historial desastroso en las primarias de 2020 y por su desempeño intrascendente como vicepresidenta. Ahora es un holograma magnífico, pero tiene que enfrentarse a Trump y a la realidad de sí misma.

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