Los sueños se cumplen. Siempre. Lo que parece imposible, dicen, a veces sólo tarda un poco más. Y Gabina lo comprobó. Recibió un muy especial regalo anticipado de cumpleaños. Pudo, por fin, conocer el Monumental. Con 99 años, 11 meses, cuatro semanas y dos días, a horas de soplar las velitas con el número 100, contempló por primera vez in situ el estadio. Ese sitio en el que grandes equipos de River, su River, alcanzaron hazañas mayúsculas a lo largo de la historia. Títulos que ella celebró, aunque siempre a la distancia.
Aunque nadie conozca a ciencia cierta cuál es la primera escena de un sueño, pues todos nos quedamos con el desenlace, el gran momento de Gabina tuvo un momento cero. Fue cuando un dirigente conoció la historia de esta fana de River a través de las redes. Dialogando con sus pares hubo acuerdo en que ella merecía tener su primera vez en el Liberti. Y que la antesala del cumpleaños asomaba como el momento ideal. Fue entonces que comenzaron las charlas con su familia para organizar la gran sorpresa. Y fue el viernes la fecha propicia.
Y entonces Gabina cumplió ese anhelo de hincha: ingresó al Liberti acompañada por sus familiares -y con todos los recaudos adoptados- recorrió el anillo, pudo observar allí las gigantografías del plantel profesional -esas figuras individuales que, funcionando en conjunto, tantas alegrías le dieron en los últimos siete años- y luego salió al terreno de juego, donde la esperaba Jorge Brito, vicepresidente de River y candidato a presidente por el oficialismo en las elecciones de diciembre.
Fue una tarde ideal para Gabina que, aun cuando todavía quedaban algunas horas para la medianoche, recibió por adelantado otro obsequio. Allí, a orillas del césped híbrido que distingue al nuevo Monumental y a metros del banco de suplentes que hospeda a Marcelo Gallardo en los partidos oficiales, ella recibió de parte del club una camiseta con su nombre y la número 100, como corresponde...
"¿Si River es importante? ¡Es lo más grande sacando a mi familia!", contaba Gabina antes de llegar a Núñez. Su rostro reflejó lo que siente: amor, alegría, felicidad. Quienes pudieron acompañarla durante ese primer ratito en el Monumental coinciden en que se trató de una experiencia emotiva y conmovedora. Acaso una comprobación de que lo que uno siempre anhela algún día puede llegar a cumplirse.