Hace cinco años su historia recorrió el país. Hoy trabaja de lo que siempre soñó en Buenos Aires.
Fabián Cesani es oriundo de Curuzú Cuatiá, en la provincia de Corrientes. En 2018 se recibió de enfermero y hoy trabaja de lo que siempre soñó. Ahora, contó su historia y cómo fue convivir con eso.
El joven adolescente Fabián se mudó a Buenos Aires en 2016. Por aquellos años, con $700 en la billetera decidió vender sándwiches para costear sus estudios en la Escuela Superior de Enfermería Cecilia Grierson, situada en el Hospital Durand. Pero su historia trascendió y se hizo famosa en los medios por aquellos años.
“Al principio pateaba todo el Microcentro. Un día entré en el subte, vendí 20 sándwiches en media hora y pensé ‘¿cómo será si vengo acá a vender todos los días?'", contó a TN.
Fabián inauguró, entonces, una rutina que repitió durante dos años en la entrada del andén de la estación Avenida de Mayo de la Línea A. Y enseguida conoció las asperezas del oficio.
“Vino el capo de los vendedores y no le gustó verme, pero le conté que estaba trabajando para sobrevivir y poder recibirme de enfermero. ‘Tenés una buena causa’, me dijo el tipo. Y me apadrinó. Me presentó a los otros vendedores, me bancó”, recordó.
El gran día
Luego de esos años de mucho trabajo y sacrificio, en 2018 logró culminar sus estudios. Esa tarde, como todas las tardes, se hicieron las 15 y apareció el hombre de traje. “Me quedaban cuatro sándwiches solamente. Llega y me dice de mala manera: ‘Te tenés que ir’. Y antes de irme le dije: ‘Tengo una buena noticia para vos’. Me respondió: ¿Ah, sí? ¿Qué es?. Le mostré la foto en el celular del certificado de título en trámite y le dije: ‘Me recibí de Enfermero’. El tipo no lo podía creer. Se quedó con la boca abierta. Se emocionó, me dio una mano y con la otra en mi hombro me dijo ‘felicitaciones’, y se fue sonriendo”, relató Fabián.
“Salí en la tele y en esos días me llamó la doctora (Silvina) Marangoni, subsecretaria de Salud de Tres de Febrero. Me ofreció trabajar en un centro de atención primaria (APS) en Caseros. A mediados de 2019 empecé. Ya estaba matriculado y hacía vacunación, control de niños y otras tareas”, contó. “Otro llamado que recibí entonces fue de un médico que me propuso trabajar en un geriátrico en Castelar”.
Fabián comenzó a trabajar también en el Hospital Sirio Libanés de Villa Devoto. En marzo de 2020 llegó la pandemia y él estaba en la primera fila: “Empecé noche de por medio, pero enseguida trabajaba todas las noches. Había muchos compañeros que se contagiaban de Covid y faltaba personal”. Fabián vivió en carne propia aquellos meses de desborde en terapias intensivas y unidades coronarias. “Fue muy duro. Aparte de las larguísimas jornadas de trabajo, emocionalmente era muy difícil. Todo el tiempo veías gente que entraba y ya sabías que era muy difícil que pudiera salir”, evoca.
Hasta este año, el joven correntino mantuvo dos trabajos al mismo tiempo. Recién en abril dejó su puesto en el APS de Caseros. “Hacía guardias de 10, 12 horas en el hospital y luego eran siete horas en la sala, para un mínimo de 17 horas de trabajo”, remarca. “Pensá que vivo en San Miguel y viajaba tres horas por día, una y media por cada tramo. Llegó un momento que ya no podía sostenerlo”.
Hoy Fabián trabaja de noche y duerme de día. Dice que se considera un afortunado: “Siempre la peleé, siempre luché. Trabajar de lo que a uno le gusta es un montón. Vengo de una familia muy humilde y yo quería tener otra vida. Fui el primero de la familia en tener un título profesional”, menciona, y deja una frase que se destaca en su biografía en las redes: “Aprendí a rendir, no a rendirme”.
Fuente: TN