La crisis política francesa oscila entre el drama de enredo político y el esperpento. Durante diez horas, apenas interrumpidas por treinta minutos de «bocata» con copazo de tinto de la casa, Macron recibió el lunes, en el Elíseo, a dos expresidentes de la República, un ex jefe de gobierno, el presidente del Senado, el presidente del Consejo Económico y Social, un líder político conservador… sin terminar de encontrar a un eventual jefe de gobierno cuya ausencia propaga nubes tóxicas en toda Francia.Nicolas Sarkozy y François Hollande, ex presidente, defendieron el nombramiento de políticos de derechas o izquierda socialista. Sin que Macron terminase por encontrar un candidato ecuménico.Bernard Cazeneuve, socialista tendencia rosa pálida, ex jefe de Gobierno de Hollande, y viejo compañero de Macron, en el último gobierno del último presidente socialista, parecía el candidato triunfador, pero salió del Elíseo huyendo de la prensa.Xavier Bertrand , conservador tradicional, tuvo con Macron una charla de una hora larga. Sin resultado conocido ni declaraciones de ningún tipo.Thierry Beaudet, presidente del Consejo Económico y Social (CESS), institución consultiva donde discuten los sindicatos y las patronales, fue presentado a primera hora de la tarde como el candidato que podía «satisfacer» a las izquierdas sin atizar el rechazo de las derechas. Cazeneuve, Bertrand y Beaudet siguen siendo los tres posibles candidatos privilegiados. Quizá sea prudente no descartar otras posibilidades.Tarde de reunionesA media tarde del lunes, Macron todavía recibió al presidente del Senado, Gérard Larcher, centrista del centro moderado, quién, aparentemente, tampoco pudo presentar un candidato ecuménico.Las fuentes próximas a Macron se dicen confiadas, esperando una «solución rápida» de la crisis, que se prolonga, sin solución, desde el 7 de julio pasado. Por vez primera en la historia de la V República, fundada entre 1958 y 1962, una crisis de esta naturaleza se prolonga de manera tan larga e incierta.Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), el primer partido de Francia, ha pedido la convocatoria de una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, estimando que Francia está viviendo una crisis insostenible desde el punto de vista democrático. Petición que ha tenido un éxito sencillamente nulo, pero es una advertencia dura.La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda), segundo partido nacional, ha lanzado un proyecto de destitución de Macron que ha sido firmado por más de 100.000 simpatizantes . La destitución del presidente tiene pocas posibilidad de ser aprobada, pero es otro indicador inquietante.Manifestaciones para el 7 de septiembreLa CGT, segundo sindicato nacional, varios sindicatos estudiantiles y numerosas organizadores profesionales han convocado manifestaciones de protesta callejera contra Macron el próximo día 7, anunciando nuevas «jornadas de lucha» a lo largo del otoño que viene. Otoño e invierno calientes, pase lo que pase con el futuro gobierno por conocer.Si no se produce una aceleración imprevista del calendario político, la nueva sesión parlamentaria debe comenzar a primeros de octubre. La Francia Insumisa (LFI) ha presentado una propuesta de censura de unos presupuestos del Estado todavía desconocidos. Marine Le Pen afirma que votará esa posible moción de censura. Francia mal gobernada rozando lo ingobernable.Macron, por su parte, sigue reflexionando y consultado, solo, con su esposa, en el búnker del Elíseo, acosado por micrófonos y cámaras de tv que intentan conseguir una imagen del presidente haciendo un guiño desde alguna ventana. El presidente preserva celosamente su solitaria intimidad.