La curiosidad es una conducta natural, es un factor clave, una motivación intrínseca dada por un comportamiento instintivo qué permite la exploración del entorno.
La curiosidad es clave para el aprendizaje. Las personas curiosas son más inteligentes y aprenden mejor.
La curiosidad es el punto de partida hacia el desarrollo personal, profesional, artístico.
En el proceso de la curiosidad entran en juego diversos factores psicológicos y emocionales que llevan a un individuo a la búsqueda de información para saciar su interés por ciertos datos o para confirmar alguna creencia.
Gracias a la curiosidad, las personas interactúan con otros sujetos y con el entorno en general, forma parte de los mecanismos de subsistencia de los seres vivos; la curiosidad, en este sentido, se encuentra codificada en el ADN de las especies.
La palabra “curiosidad” proviene del latín curiositas, derivado del vocablo cura, traducible como “esmero” o “cuidado”. Al añadirse a este último término el sufijo latino de cuantía -osus, tenemos que “curioso” sería “quien tiene minuciosidad o cuidado en demasía”, o sea, quien tiene muchos deseos de averiguar algo, de tomar precauciones y de estar al tanto de lo que ocurre.
La curiosidad como motor de desarrollo:
El estado de curiosidad ayuda a mejorar el aprendizaje, puesto qué memorizamos temas qué nos resultan más interesantes qué otros, aunque estos sean difíciles.
El estado de curiosidad activa en nuestro cerebro el núcleo accumbens y el mesencéfalo (áreas involucradas en el proceso de aprendizaje, la memoria, la motivación y el refuerzo de conductas placenteras) y el hipocampo.
Cuando se activa en nuestro cerebro el “estado de curiosidad”, somos capaces de retener información, incluso material del qué no sentimos tanta curiosidad en un principio.
El contenido, o material qué aprendemos cuando nuestro cerebro está activado en este modo, perdura mucho más tiempo dando lugar al aprendizaje significativo.
Es importante dejarnos llevar por los deseos internos, intuitivas inclinaciones, ansias de descubrir lo oculto, lo impensado y hasta prohibido, para de este modo abrimos a las puertas que los demás seres humanos creían imposibles de abrir, o que ignoraban completamente, como ser el caso de los pasos qué transitaron en contra viento y marea de tantos innovadores y creativos como ser por ejemplo el caso de Steve Jobs.
“Muchas de las cosas con qué me tope por seguir mí curiosidad y mi intuición resultaron ser más tarde de un valor incalculable” Steve Jobs.
La psicología distingue dos tipos de curiosidad:
Curiosidad abstracta. Es aquella que combinada con el pensamiento abstracto tiende a la exploración mental de las ideas, como la fantasía, la elucubración y la teorización, y que por lo tanto es abstracta pero consciente.
Un ejemplo de esto es la curiosidad que sienten los científicos ante un evento natural que les intriga o que reta lo que hasta entonces han dado por entendido.
Curiosidad mórbida. Es aquella que desencadenan los eventos que causan una impresión (a menudo macabra) en el individuo, como pueden ser escenas violentas, accidentes, muertes y otros eventos que a la vez resultan incómodos o dolorosos.
Este tipo de curiosidad es de tipo instintivo, no consciente, y se manifiesta de manera catártica, generando el “efecto mirón”. Por ejemplo, ante un accidente vial en una autopista, todos los conductores que pasan tienden a aminorar la marcha para poder mirar lo ocurrido.
Para ir cerrando la nota, la curiosidad conlleva un estímulo doble: por un lado, nos hace más creativos y, por otro lado, nos motiva para que mantengamos el interés en un ámbito concreto.
“Porque somos curiosos, la curiosidad nos guía por nuevos caminos”. Walt Disney
Te mando un beso inmenso TG.
IG Tona Galvaliz.
FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.