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La desidia de los funcionarios sigue poniendo en jaque al ICAL

Los problemas de vieja data en el Instituto Correntino de Ayuda al Lisiado de Corrientes, que se taparon con los años de pandemia, volvieron a la superficie en los últimos tiempos con mayor profundidad aún, tras una reunión de directivos y personal realizada el último día viernes.

Desde mediados de 2018 los profesionales del Instituto vienen denunciando la situación que atraviesan, sin haber obtenido respuesta satisfactoria alguna, más allá de alguna tibia promesa del Ministerio de Salud que con el correr del tiempo se evidenció como una maniobra de dilación con el único objetivo de que todo siga igual o peor.

Conducción inexistente

Denuncian principalmente la falta de una conducción idónea, por parte del director Licenciado Juan Ramón Melgarejo, lo que repercute en la ausencia de políticas claras de funcionamiento, que se evidencian en distintos problemas como las pésimas condiciones edilicias a lo que suma le rotura de equipos acondicionadores de aire que no se repararon desde hace años a la fecha, convirtiendo la tarea diaria en inhumana no sólo para los trabajadores sino también para los pacientes que acuden a diario. Esta falta de sensibilidad se agudiza teniendo en cuenta que el Instituto también funciona de siesta y la gente que concurre lo hace por padecer de distintas patologías que requieren atención especial, tales como los enfermos neurológicos adultos y pediátricos, y otros con marcadas discapacidades.

La humedad en los techos, los equipos que se mojan, y la falta de limpieza son algunos de los elementos más que se suman al abandono que sufre el edificio donde funciona el ICAL.

Desde hace 4 años es escaso e insuficiente el equipamiento con el que se cuenta, área en la que no hubo inversión alguna no teniendo en cuenta el desgaste y la vida útil de los equipos médicos. A este reclamo simplemente se contesta “hay que arreglarse con lo que hay”, como si la voluntad de los profesionales pudiera suplir el trabajo que realiza una máquina. A tal punto llega la desidia que hay equipamientos de valor millonario que se encuentran en reparación hace 5 años y nunca fueron retirados por falta de presupuesto.

Cada vez menos personal

La “fuga” de recursos humanos es una constante, en los últimos meses fueron 5 los kinesiólogos que dejaron de prestar servicios en el ICAL, por diferentes motivos, aunque la mayoría de ellos cansados del ambiente laboral que impide desarrollar la tarea de manera efectiva. No se repusieron profesionales en esos puestos de trabajo y los pocos que se suman son en estado de precariedad laboral, lo que no garantiza la continuidad de los mismos.

Hay áreas prácticamente a punto de desaparecer, como la de atención a pacientes pediátricos neurológicos que cuenta con sólo dos profesionales, y ambos con una sobrecarga laboral imposible de soslayar. Esta negligencia directiva terminará prescindiendo de profesionales idóneos y con formación especializada, siendo los únicos perjudicados los pacientes.

Desde la Dirección se pretende incrementar la cantidad de atenciones, bajando el tiempo de las mismas, lo que claramente constituye un despropósito, ya que la idea es mejorar la calidad de vida de los pacientes y no sumar atenciones para las estadísticas. La duración de las sesiones tiene un motivo médico que pretende ser modificado con un criterio político.

Ante esta crítica situación se va a solicitar la intervención directa del gobernador Gustavo Valdés, ya que en los reclamos anteriores el Ministerio de Salud a cargo de Ricardo Cardozo sólo dejó como certeza su incapacidad para solucionar un problema que él mismo generó con la designación de un Director que no tiene la capacidad suficiente para ejercer el cargo.

Utilización política de las instalaciones

En los últimos tiempos, y sin disimulo alguno, a tal punto que lo publican en redes sociales, el director Juan Ramón Melgarejo utiliza las instalaciones del ICAL para reuniones de carácter partidario del Ateneo del Parque, una fracción de la Unión Cívica Radical que tiene como máximo referente al ministro de Salud de la Provincia, Ricardo Cardozo. Este tipo de encuentros no sólo son inmorales por tratarse de una institución pública, sino que también constituyen un delito de la autoridad que los autoriza y de quiénes participan.

La responsabilidad de Cardozo

Durante la reunión, el director Melgarejo reconoció como legítimos cada uno de los reclamos de los trabajadores, esgrimiendo como única respuesta la responsabilidad del ministro Ricardo Cardozo. Una y otra vez señaló al titular de la cartera sanitaria como un funcionario que no escucha ni resuelve los problemas. La falta de autoridad y de capacidad para manejar el ICAL, reconocida por el Director, merecería que analizara los beneficios de su continuidad. Esta situación es cotidiana ya que en la mayoría de los casos la conducción del ICAL, de hecho, la realizan la Jefa de Personal y la Jefa de Enfermería.

Mala administración financiera

La utilización de recursos devenidos del arancelamiento, para pagar a profesionales que prestan el servicio como monotributistas, también configura una violación de los deberes de funcionario público del Director, quien se escuda en la falta de financiamiento que impone el Ministerio para no remplazar a los profesionales que decidieron partir de la Institución.

ICAL

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