El papa Francisco consagró el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. En la Catedral de Goya, en comunión con todas las parroquias de la Diócesis de Goya, se celebró la misa presidida por el vicario general presbítero Juan Carlos López.
Antes de la bendición, el párroco acompañado por el presbítero Tomas von Schulz, realizo la oración de consagración, invitando a los fieles a dirigir su mirada a la imagen de la Virgen del Rosario, que preside el altar mayor del templo catedralicio.
El párroco destaco en su homilía la importancia de la oración en tiempos de guerra, señalado que es “la oración es fundamental” porque “Jesus nos pidió la oración constante y permanente” y recordó las palabras del Señor en el Evangelio “no se cansen de orar, perseveren en la oración, pidan y se les dara”.
“Hoy queremos rezar también nosotros frente a lo que vive la humanidad”, remarco.
Planteo que es “La humanidad que duele y que esta sufrida”.
EN MERCEDES
El obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecin, acompañado por los sacerdotes y diáconos de esa ciudad, se unió a la oración de consagración.
“En unión con los obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a Ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre” expreso el Papa.
Un acto espiritual ya que es el gesto "de la plena confianza de los hijos que, en la tribulación de esta guerra cruel e insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre, depositando en su Corazón el miedo y el dolor, y entregándose totalmente a ella".
Francisco concluyó afirmando que los labios de María pronunciaron la frase más bella que el ángel pudiera llevar a Dios: «Que se haga en mí lo que tú dices».