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La forja de Trump: así se construye su asalto a Washington a lomos de su revolución migratoria

En pleno mitin en Arizona, en un discurso donde la inmigración es el tema central, Donald Trump se interrumpe, ve a alguien entre el público, levanta la mano y cambia el rictus serio por una sonrisa amplia. Exclama: « ¡\'Sheriff\' Joe! Si hubiera sabido que estabas aquí, te subo al escenario conmigo. Gracias por todo, siempre has tenido razón, siempre en lo correcto. Siempre tendrás mi apoyo». El apoyo es mutuo. Tras el mitin, Arpaio, aclamado y despedido entre vítores, recibe a ABC en su despacho. Con su estilo característico, socarrón y desafiante, detalla lo que espera del próximo mandato de Trump, marcado por la inmigración: «Primero aseguraremos la frontera; después, como hice yo, iremos al interior y arrestaremos a todos los ilegales» . En su visión, la seguridad no debe limitarse a la frontera, sino extenderse a controles internos más estrictos. «No entiendo cómo en Europa uno puede pasar de un país a otro sin más; no lo puedo creer», dice.Antes que Trump, estaba el \'sheriff\' Joe Arpaio, un agente temido y temerario que en 1993 decidió tomarse la justicia por su mano y encerrar a los inmigrantes detenidos en su condado en una prisión improvisada con tiendas de campaña bajo el sol abrasador del desierto. Primero, ingresaba allí a sospechosos de cometer delitos, pero pronto el sitio se transformó en un centro de detención para personas sin papeles. Noticia Relacionada estandar Si La pequeña comunidad de indios americanos puede decidir el futuro de EE.UU. David Alandete | Enviado especial a la reserva india de Gila River Los candidatos se lanzan a cortejar a un grupo demográfico que apenas es el 3% del censo, pero que puede decidir quién gana el estado clave de ArizonaLo llamaron campo de concentración . Pasaron por allí unas 200.000 personas, que salían maldiciendo al \'sheriff\' y su estirpe. Para humillarlos, Arpaio les hacía vestir pijamas a rayas, como en los cómics, y ropa interior de color rosa chillón. Aún sonríe al recordarlo. Es, como Trump, un provocador.«Que no vengan»El mensaje, para Arpaio, estaba claro: «Si no les gustan a los señores ilegales las condiciones, que no vengan». Fue reelegido siete veces, pero perdió finalmente en 2016 tras decenas de escándalos y demandas, incluidas graves acusaciones por discriminación racial en sus detenciones, negligencia en casos de abuso sexual y las pésimas condiciones en sus cárceles. Arpaio fue condenado una vez, en julio de 2017, por desacato, al desobedecer una orden judicial que le prohibía realizar prácticas de selección racial en la detención de inmigrantes. En agosto del mismo año, fue indultado personalmente por Trump. «Yo no le pedí nada, él actuó con su conciencia», asegura.Arpaio recibe a ABC en su despacho en Phoenix D. A.Lo cierto es que Trump está en deuda con el \'sheriff\' . Allá por 2012, Arpaio organizó dos sonadas conferencias de prensa en las que proclamó que el certificado de nacimiento de Barack Obama era falso, un fraude que hacía ilegítimo al presidente. Ese mismo argumento impulsaría la campaña de Trump tres años después. «Le di las pruebas a Trump, y él las reveló. Es un hecho, aquel certificado era fraudulento». [Todas las investigaciones realizadas hasta la fecha prueban lo contrario; Obama nació en Hawai y su certificado es oficial].El expresidente dice que cuenta con él si gana: «Siempre tendrá todo mi apoyo»Arpaio rechaza cualquier rastro de racismo o crueldad en sus propuestas. No se conmueve con los argumentos de que algunos inmigrantes entran a EE.UU. huyendo de dictadores y conflictos, familias que ven a sus hijas violadas o a sus hijos reclutados por las maras o el narco. «Mire, digan lo que digan, cualquiera que entre ilegalmente está actuando mal y no obedece la ley. En algunos países quieren reducir su población carcelaria, y ¿cuál es la mejor forma de hacerlo? Expulsarlos y que vengan aquí. Así que nos enfrentamos al problema de la vivienda y la delincuencia», añade.También está el problema de las drogas , que Arpaio conoce bien. En sus años mozos, trabajó como agente federal. Comenzó su carrera en el Ejército, luego ingresó en el Departamento de Policía de Las Vegas y finalmente se unió a la Administración para el Control de Drogas (la famosa DEA), donde pasó más de dos décadas en diversos puestos, incluyendo misiones internacionales en México y Turquía, antes de asumir el cargo de \'sheriff\' de Maricopa.Golpear a las drogasArpaio cree que las autoridades deben «golpear todos los días a todas las drogas», sin concentrarse solo en sustancias como el fentanilo, ya que eso permite que otras drogas, como la heroína, sigan entrando al país. Explica que detener el tráfico en los países de origen es clave para reducir su entrada en EE.UU. Por eso ha sugerido a Trump enviar tropas a México : «Una de las formas de resolver el problema es tomar a nuestro Ejército y llevarlo a México, a su frontera, para trabajar con la Policía mexicana, entrenarlos, pero también darles a nuestros soldados autoridad». Desde que Biden llegó a la Casa Blanca han entrado en EE.UU. más de 10 millones de indocumentados, y ahora ha acelerado las deportaciones.El \'sheriff\' no ha conseguido ganar una sola elección tras dejar el cargo en 2017. Intentó ser senador, \'sheriff\' de nuevo, alcalde dos veces, pero guerras intestinas y enemistades viejas acaban dividiendo al electorado. Su mayor fama, ahora, es la de consejero de Trump, amigo leal, parte necesaria de un futuro en que Trump ya no se va a ir con medias tintas. De hecho, Arpaio expresa una conexión cercana y gran lealtad, describiendo una especie de «telepatía» entre ambos , afirmando que puede prever sus movimientos. Lo considera «su único héroe» y destaca su tenacidad, ya que soporta ataques constantes y sigue luchando. «Como yo», sonríe.

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