Internacionales

La Franja mártir: guerra y tragedia humanitaria en una Gaza arrasada

El mismo día que Hamás y la Yihad Islámica sembraron el terror en Israel con sus atentados terroristas, el Gobierno de Benjamin Netanyahu respondió con ataques aéreos sobre la franja de Gaza. El objetivo era «acabar por completo» con los terroristas de Hamás que propinaron el mayor golpe al país judío desde la guerra del Yom Kipur en 1973. Desde entonces y sin apenas descanso –un pequeño alto el fuego al que llegaron en noviembre de 2023 que duró unos días para intercambiar rehenes–, las Fuerzas de Defensa de Israel han «asediado» –palabras del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres – el maltrecho enclave. La franja de Gaza era el territorio con mayor densidad de población del mundo. En sus 365 kilómetros cuadrados de superficie vivían 2,3 millones de personas. Antes del inicio de la ofensiva israelí ya sufría las consecuencias de un conflicto entre Hamás e Israel que subía y bajaba de intensidad por momentos. Este martirizado suelo palestino lleva 17 años con un bloqueo por tierra, mar y aire, lo que ya dificultaba la vida. Pero desde hace un año, la situación se ha vuelto terrorífica.No es fácil saber qué está pasando dentro de Gaza. Los periodistas internacionales no pueden entrar y los locales han sufrido las consecuencias de los bombardeos (105 han muerto a causa de los proyectiles). Los datos de la destrucción los proporciona el Ministerio de Salud gazatí, controlado por Hamás (considerado por la mayor parte de la comunidad internacional como grupo terrorista).Noticia Relacionada estandar Si Las consecuencias de la ofensiva israelí sobre el Líbano: «No sabemos qué será de nosotros mañana» Carlota Pérez Zeina es una guía turística que lleva un año sin trabajar por culpa de la guerra. Con tres hijos, solo pide «una vida normal»En este caso, las redes sociales están desempeñando un papel crucial en la cobertura del conflicto. Pero también las decenas de trabajadores humanitarios que han ido a ayudar en lo que se ha descrito como «el mayor desastre humanitario».«He estado en Yemen, Camerún, Ucrania, pero nunca he visto nada parecido. Es una ratonera sin salida», asegura por teléfono Paulo Milanesio, de Médicos Sin Fronteras. El joven pasó meses en Gaza trabajando como coordinador de emergencias. Las condiciones que describe Paulo son infrahumanas: riesgo de enfermedades al no contar con agua potable, escasez de combustible para el funcionamiento de los hospitales y la imposibilidad de tratar a los enfermos al no tener medicinas, así como contantes problemas para la reubicación de los más vulnerables en otras zonas más seguras a causa de los bombardeos.Sin esperanzas«La gente ha perdido toda esperanza y lo peor es la resignación que tienen. Muchos dicen: \'prefiero morir que continuar sufriendo\'. No están sobreviviendo, se están dejando llevar hasta la muerte », cuenta. «En cada esquina te encuentras con historias que te parten el corazón: niños solos que han perdido a sus padres o familias que se trasladan de un sitio a otro sin nada».En total, en este año de asedio 41.825 personas ( según datos del citado ministerio ) han muerto y casi 100.000 han resultado heridas. La destrucción es tal, que más de 500 familias han desaparecido por completo, sin ningún miembro vivo. Alrededor de 1,7 millones de personas –más del 80% de la población de Gaza– están desplazadas y casi la mitad hacinadas en el extremo sur de la Franja, según Naciones Unidas. El 60% de las viviendas y el 68% de las carreteras están dañadas o destruidas, y más de la mitad de los hospitales y centros de salud se han visto obligados a cerrar. El 85% de las escuelas han sido bombardeadas, cientos de profesores han muerto y 625.000 niños llevan un año entero sin ir a la escuela.Hamás sigue sin devolver los rehenes que Israel pide para poder pactar una tregua y Netanyahu y su gobierno continúan con su campaña de bombardeos sobre la Franja. «Mientras, los que sufren son los ciudadanos corrientes, por eso tienen que frenarlo ya», piden desde las organizaciones humanitarias.

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web