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La inesperada dimisión de su ministra de Finanzas pone a Trudeau en una situación crítica

Justin Trudeau , uno de los adalides de la internacional progresista, primer ministro de Canadá desde 2015, atraviesa su momento más crítico: un 68% de los canadienses lo desaprueba, su popularidad apenas alcanza el 28%, su colaboradora más leal ha abandonado un Gobierno en declive y Donald Trump, con su retorno a la presidencia, lo somete a una presión comercial que roza la humillación, incluyendo comentarios provocadores sobre una hipotética anexión de Canadá a Estados Unidos .Los canadienses muestran las mismas preocupaciones que llevaron a los demócratas a sufrir un revés en las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre: el descontento con la inflación y la alarma ante una inmigración sin control. Las próximas elecciones en Canadá están programadas para el 20 de octubre de 2025. En los comicios de hace cuatro años, los conservadores obtuvieron más votos, pero menos escaños que los socialdemócratas de Justin Trudeau, beneficiados por la fragmentación del voto debido al surgimiento de nuevos partidos populistas y al peso limitado de los independentistas de Quebec, estancados en un 7% del electorado.En 2021, Trudeau convocó elecciones anticipadas convencido de que lograría una victoria sólida, pero apenas consiguió mantenerse en el poder. Desde entonces, ha intentado sortear las sucesivas crisis que han golpeado al país sin arriesgarse a llamar de nuevo a las urnas, consciente de que ello podría suponer una debacle para su partido. Según los últimos sondeos de la televisión pública canadiense, Trudeau obtendría hoy un 21% de los votos, empatado con los izquierdistas del Nuevo Partido Democrático, y muy lejos del amplio respaldo -prácticamente el doble- que las encuestas conceden a los conservadores liderados por Pierre Poilievre.Noticia Relacionada Según un informe del Capitolio estandar Si EE.UU. alerta del aumento de ataques híbridos de Rusia dentro de Europa David Alandete | Corresponsal en WashingtonEs Trump quien ha sacudido al Gobierno de Canadá, tras recibir a Justin Trudeau en su mansión de Mar-a-Lago hace dos semanas para discutir comercio y aranceles. Desde la renegociación del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México en 2019, el presidente electo tiene un mal recuerdo de Chrystia Freeland, entonces ministra de Exteriores y una figura clave en el Gobierno canadiense como coordinadora de la respuesta a la pandemia, viceprimera ministra y titular de Finanzas. Su firme postura negociadora durante aquellos años generó fricciones con Trump, quien, de regreso al poder, ha logrado su salida del Gobierno. Según explicó la propia Freeland, Trudeau le ofreció dejar la cartera de Finanzas para ocupar otro puesto en el gabinete, pero ella se negó y presentó su renuncia, advirtiendo que Trump representa «un desafío grave» para Canadá y que la situación exige «coraje y determinación».Ahora, gobernadorTrudeau, acompañado por su nuevo ministro de Finanzas, Dominic LeBlanc, viajó a Florida para reunirse con Trump en un intento por calmar las tensiones. Sin embargo, tras aquella cena, el presidente electo estadounidense ha ridiculizado a Canadá en redes sociales, refiriéndose al país como «un estado más» de EE.UU. y a Trudeau como un simple «gobernador».Fiel a su estilo, Trump despidió a Freeland con una burla: «El Gran Estado de Canadá está conmocionado por la dimisión de la ministra de Finanzas, o su despido a manos del gobernador Trudeau. Su comportamiento fue totalmente tóxico y para nada enfocado en lograr acuerdos beneficiosos para los muy descontentos ciudadanos de Canadá. ¡No se la extrañará!».Los socios parlamentarios de Trudeau, así como destacados líderes de su partido, se han atrevido a pedir su marcha, tras una década de maniobras para mantenerse en el poder. Jagmeet Singh, líder del Nuevo Partido Democrático, de momento aliado clave para la supervivencia del Gobierno minoritario de Trudeau, pidió su renuncia: «Debe irse ya». De su bancada, las críticas no son menos lacerantes. «Hay parlamentarios que quieren un cambio», dijo Chad Collins, legislador del partido de Trudeau. «Yo soy uno de ellos». Los conservadores exigen elecciones anticipadas. Sin embargo, no se prevé una moción de confianza estos días debido al receso parlamentario por las fiestas. Lo único posible sería una dimisión, que, según publicó la agencia Reuters ayer, el primer ministro considera, sin haber tomado una decisión. Este terremoto político subraya la capacidad de Trump para influir en la escena internacional incluso antes de asumir el cargo. Ya ha iniciado su regreso amenazando a los dos vecinos de Estados Unidos, México y Canadá -ambos gobernados por la izquierda- con aranceles del 25% si no controlan los flujos migratorios y el narcotráfico. De inmediato, los líderes de ambos países, la mexicana Claudia Sheinbaum y Justin Trudeau, buscaron establecer contacto directo con Trump en un intento por evitar una catástrofe comercial.Freeland, la ministra dimitida, mantuvo hasta el final que para medirse con Trump era necesario evitar concesiones precipitadas, y esperar a que Joe Biden hiciera las maletas y saliera de la Casa Blanca. Ella resultó ser la primera concesión de su jefe.

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