Opinión del Lector

La inflación y las remarcaciones

El mecanismo de trasladar los aumentos de costos cun un margen adicional "por las dudas" o "para cubrirse" acelera el fenómeno del incremento generalizado de los precios. Cada quien debería asumir su parte en ese proceso y no simplemente echar culpas a la macroeconomía o a la gestión económica del gobierno de turno.



Está instalado en la opinión pública que el bienestar general de un país y de su población es responsabilidad específica e indelegable de los gobernantes de turno, porque para eso se postulan en elecciones y la ciudadanía los empodera al votarlos. Eso es razonable, pero hay quienes van un poco más allá y sostienen que esa responsabilidad es, además, exclusiva de esos gobernantes, en tanto que el resto de la sociedad tiene pleno derecho a velar por intereses particulares o sectoriales, más allá de que eso muchas veces vaya en desmedro de otros sectores y, en consecuencia, complique el bienestar general.

Sin entrar en conductas como evasión impositiva o contrabando de mercaderías, calificadas como delitos pero que tienden a ser justificados como una suerte de "defensa de los individuos ante excesivas presiones del Estado", puede ensayarse una reflexión respecto del polémico tema de las remarcaciones de precios de bienes y servicios.

En general, los que participan de una cadena de producción y comercialización fundamentan un aumento en sus precios por un incremento previo registrado en sus costos. Desde una fábrica de insumos hasta un comercio minorista, pasando por fábricas de bienes terminados, vendedores mayoristas y empresas de servicios de todo tipo, suele darse un fenómeno que -en momentos de expectativas inflacionarias- retroalimenta y potencia las subas.

Como ejemplo básico, si alguien recibe un listado de precios con aumentos del 5 por ciento, lo esperable es que lo traslade a los valores que a su vez les cobrará a sus compradores. Ahora bien, está la práctica de "remarcar un poco más para cubrirse" de futuros aumentos. Comienza así una espiralización en la que cada eslabón agrega un porcentaje extra a costa del bolsillo del siguiente, hasta llegar al consumidor final, que se hace cargo de las "coberturas" del resto.

La respuesta más común a esto es que si las variables macroeconómicas fuesen estables, si se redujeran la emisión de billetes y el déficit fiscal, etc. (o, dicho de otro modo, si el gobierno administrara mejor), no habría caldo de cultivo para tanta remarcación. Seguramente es así, pero también es irrebatible que cada uno que remarca de más "por las dudas" echa leña al fuego de la inflación. Seria bueno e importante entonces que cada quien asuma su cuota de responsabilidad en estas situaciones.

Autor: Javier Corrodani|

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