Hasta un 33% de las mujeres que amamantan sufren esta dolencia. Un tratamiento erróneo podría agravar la dolencia y hacerlas abandonar. Sin embargo, también existen estudios que buscan aliviarla.
La aparición de mastitis es una de las principales causas de abandono de la lactancia materna. Un diagnóstico y tratamiento tardío o erróneo puede agravar la dolencia o causar lo que se conoce como mastitis de repetición. Por ello, es fundamental reconocer sus síntomas, identificar esta patología cuanto antes y buscar el tratamiento que más se adecúe a cada situación. Todo dependerá de las causas y tipo de mastitis. Así, la madre puede seguir disfrutando de la lactancia sin dolor ni complicaciones. Y es que hay tratamientos efectivos y nuevas investigaciones que nos pueden facilitar su detección y conseguir aliviar sus síntomas.
El último de ellos “busca marcadores concretos que determinen si una leche tiene mastitis aguda, subaguda o ausencia de ella”, nos explica Laia Aguilar, matrona, IBCLC y jefa de investigación de la empresa española LactApp, quien ha iniciado este primer estudio que analiza la propia leche materna, “lo que permitirá agilizar el diagnóstico de esta dolencia”, nos cuenta. Con ella hemos querido hablar para que nos explique en qué consiste, pero también cómo identificar y por qué se produce una mastitis. De nuevo, la detección precoz es importante.
¿Qué es la mastitis y por qué se produce?
La mastitis es una inflamación de la glándula mamaria que, además, puede cursar con infección. Se produce por un desequilibrio de la flora bacteriana de la leche materna y sus causas son muy diversas. Entre ellas, nos explica Laia Aguilar:
- El uso de antibióticos antes, durante o después del parto.
- La aparición de grietas en el pezón, lo que da entrada a las bacterias.
- Por retención de leche o por un mal drenaje del pecho. Así, “la causa más habitual es por un vaciado deficiente del pecho, sea porque la técnica de lactancia se puede mejorar o sea por pasar muchas horas sin haber amamantado al bebé”, nos confirma.
- El agotamiento materno y una toma dolorosa, por ejemplo, también está relacionado con el aumento de riesgo de mastitis.
- Mastitis aguda, la más común, producida por una obstrucción de un conducto que se ha infectado. No hace daño al bebé, pero este puede rechazar el pecho porque el sabor de la leche cambia (se vuelve más salada).
- Mastitis subaguda, menos frecuente y más desconocida, se produce debido a una proliferación de las bacterias que colonizan el pecho de manera habitual.
Síntomas de la mastitis y cómo prevenirla
Los síntomas de las mastitis, aunque pueden variar de un tipo a otro, suelen contemplar fiebre alta, malestar general, enrojecimiento del pecho, sensación de ardor, pinchazos, perlas de leche y grietas. Por otro lado, una mastitis mal resuelta puede derivar en un absceso, que requiere de un drenaje externo. También aumenta la probabilidad de sepsis, que puede comprometer gravemente la salud.
Para prevenirla, lo fundamental, nos dice Laia Aguilar, “es fijarnos en la técnica de lactancia”:
- Al inicio de la lactancia: un vaciado eficaz e indoloro por parte del bebé nos puede ayudar o no estar mucho tiempo sin amamantar, al menos, los primeros días.
- Otro momento de riesgo alto es la vuelta al trabajo. “En este contexto, el cansancio de la madre es muy grande y, a veces, puede pasar mucho tiempo sin vaciar el pecho”. Por eso, es importante que se conozcan los signos precoces de mastitis para poder resolverla lo antes posible.
- Por último, en el destete, donde de nuevo aumenta la posibilidad de sufrir mastitis. “Es fundamental acompañar adecuadamente a las madres que desean destetar para que lo hagan de la forma más segura”. Hola.com