Las bodas de otoño tienen algo especial. El paisaje empieza a colorearse en tonos ocre, las invitadas empiezan a sacar los primeros tocados de la temporada y las piezas de terciopelo, las novias apuestan más por la manga larga… Para mí gusto, las bodas de otoño e invierno son las más elegantes, y lo digo habiéndome casado en verano. También se utilizan otro tipo de tejidos, como el tweed… Y la mezcla de texturas es más común en los vestidos blancos. Esta novia vallisoletana, tan minimalista como original, es un buen ejemplo de ello.

Rebeca y Luis se casaron hace un par de semanas en la ciudad natal de la novia, Valladolid. Siguiendo la tradición. Celebraron la boda en la iglesia de El Salvador en el pueblo de Simancas, cuyos orígenes son del románico medieval. Después, celebraron el convite en el Lago de Maito, una de las fincas más exclusivas de la zona, a pocos minutos de la ciudad. El entorno perfecto para una boda de otoño.