Opinión del Lector

La oportunidad perdida de llenar las góndolas del mundo con carne argentina

La exposición de la rural en Buenos Aires ha capturado la atención del país sobre el campo. Es un sector económico fundamental para la Argentina, pero, a causa de políticas económicas obsoletas, no logra exprimir su enorme y reconocido potencial. Una de sus actividades más afectadas es la producción de carne vacuna.



Argentina es uno de los mayores productores de carne bovina del mundo. Sin embargo, todavía produce la misma cantidad de carne vacuna que en la década de 1980 cuando era, junto a Brasil, el segundo productor mundial de carne bovina, sólo superados por EE. UU. Desde entonces la producción argentina se ha estancado, mientras que EE. UU. creció en igual periodo un +23% y Brasil un +225%. Según la FAO, Argentina hoy produce 3 millones de toneladas anuales: tres veces menos que Brasil (casi 10 millones de toneladas anuales).

Argentina es el único país del Mercosur que no ha aumentado su producción de carne bovina en los últimos 40 años. Desde 1981 las producciones paraguayas y uruguayas han aumentado hasta llegar a casi 0,6 millones de toneladas por año, un aumento del 50% para Uruguay y del 500% para Paraguay.

En Argentina no solamente la producción se ha estancado, sino que el número de cabezas de ganado ha disminuido. En 2007 Argentina disponía de casi 59 millones de cabezas de ganado, pero en 2010 bajó en 10 millones (17%). A la fecha, el stock de cabezas de ganado todavía no se logró recuperar. El 2022 cerró con 54 millones de ejemplares, equivalente a 4,5 millones menos que en 2007 (8 por ciento).

En el mismo período en los otros países del Mercosur, el stock bovino uruguayo se ha mantenido constante alrededor de 12 millones de cabezas (magnitud que implica 3,5 cabezas de ganado por habitante), mientras el paraguayo ha pasado de 10 a 14 millones de cabezas. El stock bovino de Brasil ha pasado de 200 a 225 millones de cabezas, subió 12,5 por ciento.

El estancamiento del sector argentino durante las últimas dos décadas en particular se explica por las políticas económicas y comerciales aplicadas. El Estado argentino llegó a prohibir la exportación de carne bovina en varias oportunidades y por extenso tiempo. Impuso arbitrarios cupos en cantidad o cortes que impidieron cumplir con compromisos internacionales o directamente perder mercados. Además, se reguló el precio dentro del mercado interno.

La política anti exportadora de Argentina hace que las ventas al exterior de carne vacuna del país sean más comparables con las cantidades que manejan Uruguay y Paraguay, ya que Brasil exporta 4 veces más carne.

En los años que el gobierno impuso retenciones, cupos y/o prohibiciones a las exportaciones además de restricciones cambiarias (2007-15), Argentina ha exportado menos carne bovina que Uruguay o Paraguay. En los años en que el sector pudo operar sin esas restricciones Argentina exportó más que Paraguay y Uruguay juntos.

El retorno de las trabas, cupos y las retenciones a partir de 2019 ha frenado el crecimiento de las exportaciones. Se trata de otra oportunidad desaprovechada por Argentina ya que el precio de la carne vacuna no para de subir.

Durante las últimas tres décadas el precio de la carne de res más que duplicó en términos reales, pasó de USD 2,14 a USD 5,78 por kilo.

El retorno de las trabas, cupos y las retenciones a partir de 2019 ha frenado el crecimiento de las exportaciones. Se trata de otra oportunidad desaprovechada por Argentina ya que el precio de la carne vacuna no para de subir.

Durante las últimas tres décadas el precio de la carne de res es más que duplicó en términos reales de 2,14 a 5,78 dólares por kilo.

Además, en los años en que el gobierno imponía trabas a las exportaciones del sector, Argentina no pudo cumplir con la cuota Hilton, el cupo que la UE asigna para la importación de cortes de carne vacuna de alta calidad enfriados y deshuesados.

Argentina, con 29.500 toneladas anuales, es el mayor beneficiario de la cuota Hilton, pero el país tuvo su peor cumplimiento entre 2009 y 2017 y su mejor cumplimiento en los años que no se impusieron dichas restricciones.

Al estancamiento del sector se suma que durante las últimas dos décadas Argentina no logró alcanzar ningún acuerdo comercial que permita acceder a nuevos mercados. Hoy, más allá de seguir exportando a la Unión Europea, el principal destino de la carne vacuna argentina y del Mercosur es China. Casi dos tercios de las exportaciones de Argentina, Brasil y Uruguay va al país asiático.

El auge del mercado chino es un fenómeno reciente ya que hace 10 años atrás menos del 10% de las exportaciones de los tres países iba a China. No sorprende entonces la voluntad del gobierno uruguayo de firmar tratados de libre comercio con China, además de cerrar el con la UE.

El interés del país vecino es profundizar el intercambio comercial, incentivar la producción de carne bovina e incrementar las exportaciones del país. Por el contrario, Argentina busca desconectarse del contexto internacional, aún si lo favorece.

Ante el aumento en el precio internacional de los alimentos y la mayor demanda internacional, el Estado argentino busca que el incremento del precio internacional no llegue al productor, imponiendo trabas comerciales, impositivas, cambiarias y legales que impidan la exportación de carne u otros alimentos. No importa que ello implique perder la posibilidad de incrementar las exportaciones e incluso condene la descapitalización del sector afectado.

En general, la insistencia argentina de seguir con políticas económicas obsoletas que ningún otro país aplica termina afectando el desarrollo de la economía en general. La comparación con los otros países del Mercosur advierte que el país está perdiendo una enorme oportunidad con el comercio exterior. Oportunidad que no desaprovecha ninguno de los otros socios del Mercosur.

Autor: Paolo Rizzo|

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